Si la primera vuelta del Espanyol había dejado muchas dudas respecto a las posibilidades reales del equipo de competir con unas mínimas garantías por el objetivo de la permanencia, el único fijado tanto desde los despachos como desde el vestuario desde el inicio de curso, la segunda está sirviendo para reivindicar al equipo de Manolo González. En plena travesía por su particular Tourmalet, ese tramo de calendario repleto de rivales exigentes que llegaba en esta fase del curso, el conjunto perico ha mostrado una mejoría innegable. Los ocho puntos sumados en las primeras cinco jornadas de la segunda vuelta reflejan un rendimiento que contrasta con el del arranque del curso, ya que el equipo ha doblado la media de puntos; además, ha logrado sumar contra rivales ante los que en la primera parte de la Liga se marchó totalmente de vacío, lo que evidencia una evolución en la competitividad y también en la confianza de la plantilla blanquiazul.

Concretando a nivel de fechas, el tramo más complicado del calendario arrancó en la jornada 21 ante el Sevilla y se extenderá hasta la jornada 29, cuando el Espanyol se mida al Atlético de Madrid. Desde este medio fijábamos en su día como objetivo sumar al menos nueve puntos en este periodo, y, con cinco ya en el bolsillo, el equipo necesita cuatro más en los próximos cinco encuentros para cumplir con esa proyección.

El desafío actualmente no es menor para los hombres de Manolo González: el Espanyol debe jugar tres partidos lejos de casa, en Mendizorroza ante el Alavés, en La Cerámica frente al Villarreal y en Son Moix contra el Mallorca. Mientras, en el RCDE Stadium, donde suma hasta ahora el 91% de sus puntos, recibirá al Girona y al Atlético de Madrid, dos rivales de alto nivel pese a que el conjunto blanc-i-vermell ha entrado las últimas semanas en una deriva de resultados peligrosa. La dificultad de los compromisos como local obliga a que el equipo traslade de una vez por todas sus buenas sensaciones también a domicilio, algo que ha sido una asignatura pendiente a lo largo del curso.

Más allá de los números, el equipo ha dado un paso adelante en el juego. Sin perder pragmatismo, la propuesta es más sólida y el grupo muestra una autoconfianza renovada. Manolo González ha logrado consolidar un bloque que, si bien sigue sufriendo en ciertos momentos de los partidos, llegando incluso a desaparecer en determinadas fases, ha aprendido a competir mejor y a maximizar sus escasos recursos. El rédito que está obteniendo el conjunto perico en esta fase tan exigente supera a la anterior fase de partidos altamente complicados de la primera vuelta; entonces, en ese otro Tourmalet, el Espanyol encadenó derrotas contra el Real Madrid (4-1), Villarreal (2-1), Betis (1-0), Athletic Club (4-1), Sevilla (0-2) y Barça (3-1) logrando sólo un triunfo contra el Mallorca (2-1). Una dinámica de resultados que dejaba al equipo de Manolo González en la decimoséptima posición, a un punto de las plazas de descenso.
Quedan cinco etapas más en este particular Tourmalet, y la nota positiva es que el Espanyol, contra todo pronóstico, sigue en la pelea. Si logra mantenerse en esta línea y alcanzar los puntos marcados como objetivo ideal, la remontada en la clasificación debería ser una realidad a poco que acompañen los resultados de los rivales en la lucha por la permanencia, que de momento mantienen el tipo. El camino hacia el objetivo de la salvación sigue siendo muy complicado, pero la fe ha vuelto a encenderse con motivo justificado en el espanyolismo.
