Cada semana en La Grada Ràdio, Joan Camí nos deja su clase particular de táctica, ese momentito en el que nos abre los ojos y nos explica, con palabras sencillas, por qué el Espanyol juega como juega. Esta vez, tocaba destripar el empate en Mestalla, un 1-1 que, visto cómo estábamos hace meses, sabe a gloria. Y más cuando ves que Manolo González celebraba su partido número 50 al frente del equipo. Medio centenar de partidos en los que el gallego ha pasado de desconocido para muchos a ser el técnico que nos está llevando de la mano hacia la permanencia.
Camí, como siempre, lo vio claro: Edu Expósito está siendo la chispa que necesitaba este Espanyol. Porque, según él, en las últimas semanas el equipo se ha soltado, juega con más confianza y eso se nota cuando toca correr o cuando toca amasar la pelota en campo rival. Y ahí aparece Edu, ese jugador al que siempre le habíamos visto mejor mirando el fútbol de cara, pero que ahora nos está sorprendiendo jugando de espaldas. Joan lo resumió muy bien: “Es mérito del cuerpo técnico por ponerle en un contexto donde puede recibir en esos espacios, y es mérito suyo por adaptarse tan rápido”. Ojo, porque si mantiene este nivel, igual resulta que teníamos un fichaje escondido en casa y no lo sabíamos.
Pero no todo fue alabanza. Hubo también un poquito de autocrítica. Porque, si bien el equipo mostró carácter y supo sufrir, Camí nos recordó esos dos contraataques que tuvimos para matar el partido. “Si hubiéramos estado más finos…”, dejó caer. Y es verdad. El Espanyol tuvo momentos para sentenciar, pero faltó esa pizca de acierto que tantas veces echamos de menos.
Y hablando de sufrir, los centrales volvieron a ser protagonistas. Kumbulla y Cabrera se están entendiendo de maravilla, y Joan fue muy claro: “El Espanyol está defendiendo muy bien el área y eso es clave. No les saques de su zona porque sufren, pero cuando tienen que defender cerquita de la portería, ahí son los amos”. Incluso se mojó con una de esas opiniones que siempre levantan alguna ceja: “No estoy de acuerdo con esa gente que dice que Cabrera solo rinde porque tiene a Kumbulla al lado. Entre los dos se retroalimentan”. Vamos, que no es cuestión de que uno haga bueno al otro, sino que juntos se complementan.
Otro detalle que Camí quiso destacar fue el compromiso de los cedidos. En un año complicado, con varios jugadores que perfectamente podrían estar pensando en su futuro más que en el presente, el cuerpo técnico ha conseguido que todos remen en la misma dirección. “Me ha sorprendido para bien”, confesó Joan, dejando claro que lo que se respira en el vestuario perico no es casualidad.
Y sí, hubo que hablar del gol encajado, ese mazazo que llegó tras una pérdida de Cabrera y que acabó con Valencia celebrando. Pero incluso ahí, Camí vio el lado positivo: “Es un error fácil de corregir, porque viene de una situación muy concreta”. Los centrales, explicó, son rígidos, no les van los cambios bruscos de dirección, pero eso es algo que se puede trabajar.
Al final, el empate en Mestalla deja un sabor agridulce, pero con el paso de las horas uno lo ve con mejores ojos. Porque este Espanyol, el de Manolo González, el que en un año ha pasado de Segunda a casi asegurar la permanencia en Primera, es un equipo que ya no se arruga ante nadie. Quedan seis jornadas y la cosa pinta bien, pero como dice el propio Manolo, “todavía hay que rematar el trabajo”. Y si es con análisis como el de Joan Camí, que nos ayuda a entender mejor lo que pasa en el campo, pues mucho mejor.