Pasado el terremoto Joan García, con el portero ya en el Barça y la herida emocional aún fresca en el espanyolismo, el Espanyol encara el resto del verano con una mezcla de urgencia, expectativa y, para qué engañarnos, cierto déjà vu. Porque cuando no es un fichaje, es una venta. Y si no, es la venta. Así, en mayúsculas. El ruido que rodea al posible traspaso del club a Alan Pace no baja de volumen. Al contrario: cada día suenan más fuerte los tambores en Cornellà-El Prat.
Con la operación de Joan cerrada por 26,3 millones de euros, el primer gran capítulo del mercado veraniego perico ya está archivado. Pese al golpe sentimental la operación ha supuesto un alivio financiero que ha ayudado al club a ajustar cuentas, reequilibrar sus cifras, y volver al deseado escenario del 1:1: poder gastar en fichajes tanto como se ingrese. Pero que nadie se espere derroches. La dirección deportiva, con Fran Garagarza al frente, ha avisado por activa y por pasiva que pese a disponer a diferencia de otros mercados de margen económico, no se van a hacer locuras.
Y, efectivamente, no se trata de tirar la casa por la ventana. Una vez se han cerrado una serie de fichajes estratégicos que no han supuesto coste para las arcas del club, lo que toca ahora es rematar operaciones sensibles. Una de ellas, la renovación de Javi Puado, capitán, máximo goleador del equipo y símbolo de un Espanyol que busca estabilidad en medio del ruido. El contrato del ariete finaliza el 30 de junio y su continuidad, que ha sido considerada prioritaria, puede darse por hecha. La otra gran carpeta es la de Roberto Fernández, el delantero andaluz cedido por el Braga, que ha manifestado su voluntad de seguir pero cuya operación sigue en el aire por su coste.
Pero mientras el Espanyol trabaja en lo deportivo con discreción, en los despachos se cuece algo mucho más grande. La Grada fue el primer medio en avanzar el interés y posteriormente SPORT y Mundo Deportivo han puesto en el foco a Alan Pace, empresario estadounidense y propietario del Burnley, que según los dos medios citados está a un paso de hacerse con la mayoría accionarial del club. La cifra que se maneja -según distintas fuentes- ronda los 180-190 millones de euros, y todo apunta a que la Junta General del 27 de junio será clave para confirmar el cambio de manos.
Chen Yansheng, que llegó al club en 2016 como salvador económico, podría estar ya escribiendo el epílogo de su mandato. Una etapa marcada por algunas luces y también muchas sombras -ha puesto dinero para sanear económicamente un club que heredó en estado comatoso, y en lo deportivo ha combinado un regreso a Europa con dos descensos- que parece puede estar llegando a su fin. El empresario chino ha capitalizado recientemente deuda por valor de 38 millones a través de su grupo Rastar, dejando la mesa puesta para una salida ordenada.
El perfil de Pace ya es conocido. Ex directivo de Lehman Brothers y Citigroup, lidera el fondo ALK Capital, especializado en tecnología deportiva. En 2020 compró el 87% del Burnley por 220 millones y desde entonces ha apostado por un modelo de club moderno, con fuerte inversión en datos, rendimiento y desarrollo de talento. Su interés por el fútbol español no es nuevo, y aunque también se vinculó al Getafe, el Espanyol ha sido siempre su primera opción.
Mientras tanto, el club blanquiazul sigue planificando la 2025-26 ajeno a los rumores sobre un cambio inminente y con un objetivo claro: la permanencia, esta vez sin sufrimiento. El ruido institucional no debe descentrar a una plantilla que necesita refuerzos en casi todas sus líneas, y que trabaja con la prudencia como guía. Los fichajes a coste cero de Marko Dmitrovic por la portería y de Kike García en ataque son un ejemplo del tipo de operaciones que se han priorizado esn esta primera etapa del mercado, pero ahora Garagarza debe dar un paso adelante elevando el listón y comenzando a rascarse el bolsillo para traer futbolistas de los que deciden partidos y al tiempo, ilusionan a la afición.
En resumen: el capítulo Joan García ya está cerrado, pero el libro del verano perico todavía tiene muchas páginas por escribir. Fichajes, renovaciones y, quizás, un nuevo propietario. Y como siempre en el Espanyol, seguimos instalados en esa sensación constante de estar siempre al borde de algo. ¿De qué? Pronto lo sabremos.