La derrota ante el Villarreal, que llega justo antes del parón de selecciones, obliga a hacer una reflexión sobre más que la situación, la actual realidad del equipo. El Espanyol llegaba bien colocado en la tabla, con 18 puntos que valen su peso en oro, pero con la sensación de que el margen de mejora era tan grande como las dudas que han dejado estos el anterior encuentro ante el Alavés. Y no por actitud ni por juego, sino por lo de siempre: falta de definición arriba y errores muy caros atrás. Lo del sábado contra los groguets en el RCDE Stadium fue simplemente eso: nada de un desastre ni de un cúmulo de errores groseros, sino un baño de realidad, el que se produce ante el ejercicio de ponerse ante el espejo.
Un primer tiempo de tú a tú… hasta que apareció Gerard
El primer tiempo fue para creer. El Espanyol le plantó cara al Villarreal con un arranque eléctrico, jugando en campo rival y ganando la batalla en el centro del campo. Incluso se notaba a los de Marcelino aún afectados por el batacazo en Chipre. Pero claro, si el fútbol se decidiera por puntos como el boxeo, igual nos habríamos ido ganando al descanso. Solo que aquí valen los goles, y justo cuando parecía que el partido estaba controlado, Gerard Moreno se sacó un disparo que, tras tocar en Salinas, acabó en el fondo de la red. Pidió perdón, sí, pero ya había hecho daño. Y ese 0-1 marcó todo.
Salinas, en las fotos clave… y no por gusto
El lateral zurdo debutaba como titular por la baja de Carlos Romero, que no pudo jugar por la famosa cláusula del miedo. Y lo cierto es que lo intentó, pero la foto del primer gol lo pilla desviando el disparo de Gerard, y la del segundo, directamente corriendo detrás de Buchanan como si fuese una carrera de 100 metros lisos. El canadiense voló, centró, Moleiro remató en dos tiempos y adiós partido. En ese momento, Manolo ya tenía a Kike preparado para salir, pero el daño ya estaba hecho.
Un Espanyol que compite… pero no define
El equipo no bajó los brazos. Ni antes ni después del segundo. Pero con eso no basta cuando el rival juega Champions. Como dijo Manolo González: “En la primera parte creo que hemos sido mejores que el Villarreal. Pero son partidos contra un rival de un nivel superior y si te pones por detrás se complica mucho”. Y añadió algo que es clave: “No tuvimos el día a nivel ofensivo y eso te condiciona”. El Espanyol atacó, sí. Tiró 20 centros. Pero remató solo cuatro veces. Es decir: se compite, pero no se define. Y eso, tarde o temprano, pasa factura.
El problema de gol ya no es una sospecha, es un hecho
La ausencia de Puado se nota. Mucho. Tanto que igual toca dejar de ponerle peros y empezar a reconocer su valor. Porque ahora, sin su desequilibrio y su gol, el equipo se ha quedado sin colmillo. Roberto trabaja y pelea, pero no encuentra ni rebotes ni centros claros. Dolan promete pero no rompe. “Cuando toque, lo utilizaremos ahí”, dijo Manolo sobre su posición a pierna cambiada. Pero lo cierto es que lo que se esperaba de él tras su irrupción en los primeros partidos todavía no ha llegado. Y así, cuesta marcar. Muy caro.
¿Fichar en invierno? El debate ya está aquí
Aunque el club ha cambiado de manos y ahora manda Alan Pace, todos saben que el dinero no sobra. Pero el gol escasea tanto que será difícil no hablar de refuerzos ofensivos en el mercado de enero. Con 18 puntos, el Espanyol está más cerca del objetivo que de la preocupación, pero el runrún ya ha empezado. Y más tras dos derrotas seguidas, justo antes de otro parón que dará para alimentar muchas tertulias.
Las buenas vibras no deben esfumarse por dos tropiezos
Hay que poner las cosas en perspectiva. El equipo está mucho mejor que hace un año, tanto en juego como en puntos. Pero también hay que asumir que, por calidad, presupuesto y experiencia, al Espanyol aún le queda camino para competir de igual a igual con la aristocracia de LaLiga. Lo resumió bien Manolo: “La situación del equipo es buena o muy buena […] Hay que reforzar lo positivo y mejorar lo negativo”. Eso sí, si no se afinan los detalles, si no se mejora en las áreas, el bajón puede ser real.
El parón llega en un momento necesario para coger aire
¿Y ahora qué? Pues ahora toca trabajar. El parón servirá para recuperar aire, quizás jugadores, y revisar los errores. Hay tiempo para corregir, pero también para que el ruido aumente. El Espanyol llega a este punto como quien se cae pero se levanta rápido, sacudiéndose el polvo. Sigue arriba en la tabla, pero cada vez con menos red. Toca reaccionar. Porque si algo ha dejado claro el Villarreal es que cuando la calidad aprieta… no basta solo con las ganas.






