Con el reciente Balón de Oro para Rodri se ha reavivado el debate sobre aquellos jugadores que, pese a protagonizar carreras estelares, nunca consiguieron obtener este reconocimiento. Uno de los nombres que ha aparecido estos días es el de Samuel Eto’o, delantero letal en su tiempo y que, según el propio José Mourinho, mereció el galardón no ya en una sino en varias ocasiones. “Es difícil entender cómo Samuel Eto’o nunca ganó el Balón de Oro con la carrera que ha tenido. Jugó para los mejores equipos en las mejores ligas y marcó una increíble cantidad de goles”, reflexionaba el técnico portugués en una reciente entrevista.

Eto’o, que trabajó bajo las órdenes de Mourinho en el Inter de Milán, con quien ganó un histórico triplete en 2010, fue también una de las figuras del Barcelona en sus triunfos en Champions y Liga. “Jugó tres finales de Champions, ganó dos con el Barcelona y marcó en ambas. También ganó una con el Inter y fue el mejor delantero del mundo durante varios años. Se merecía un Balón de Oro”, añadió Mourinho, subrayando el legado que dejó en todos los clubes por los que pasó. Bueno, en realidad en todos, menos en el Espanyol.

Aunque pocos los recuerdan, en la carrera de Eto’o figura un breve, casi anecdótico, paso por el RCD Espanyol. Debutando en Primera con el Real Madrid en diciembre de 1998 precisamente contra los pericos, Eto’o fue cedido esa temporada al Espanyol, aunque solo disputó cuatro amistosos antes de ser llamado de vuelta a la capital. Más tarde, encontró su lugar en el Mallorca, donde su talento definitivamente explotó. Allí, sin embargo, dejó un recuerdo amargo a la afición blanquiazul en la temporada 2003-04, cuando en el último encuentro ante su afición antes de fichar por el Barça lideró una remontada histórica en Son Moix, en un duelo decisivo para la permanencia del Espanyol. Los blanquiazules, en ventaja 0-2 al descanso, vieron cómo Eto’o y el Mallorca les arrebataron el partido, ganando 4-2 y condenando al Espanyol a jugarse la salvación en la última jornada ante el Murcia.
Ese duelo marcó un antes y después en la relación entre Eto’o y el Espanyol. Entre polémicas y sospechas por supuestas primas a terceros, Eto’o salió a hombros de Son Moix tras una actuación memorable que enfureció a la afición perica y dejó a una leyenda como Tommy N’Kono visiblemente afectado. “Parece que se jugaba la final de la Champions”, diría después el presidente del Espanyol, Dani Sánchez Llibre, haciendo alusión a la sospecha de que los baleares estaban primados por el Celta, rival directo de los blanquiazules en la lucha por salvar la categoría.

En la actualidad Eto’o preside la Federación Camerunesa de Fútbol, aunque recientemente fue sancionado por la FIFA, que le ha prohibido asistir a partidos de su selección por un tiempo de seis meses. Así, pese a una sanción en curso, una relación áspera con ciertos episodios de su carrera en España y polémicas por asuntos personales -hace dos años fue condenado a reconocer a una joven madrileña, Erika Do Rosario Nieves, como su hija, luego de que el camerunés se mostrara en rebeldía y no atendiese las pruebas presentadas en su contra; la niña nació en 1999 en el hospital de la Fundación Alarcón de Madrid, cuando Eto’o entonces ya jugaba en el Espanyol, sin que el africano la reconociese en ningún momento- la leyenda de Samuel Eto’o sigue vigente. Mourinho y muchos otros mantienen viva la pregunta de si el mundo del fútbol dejó sin merecido galardón al que fue, sin duda, uno de los delanteros más brillantes durante su etapa en activo.
