Que el Barça no sabe cerrar un fichaje sin su dosis de circo ya lo sabíamos. Pero lo de Joan García está superando incluso sus propios estándares de trilerismo institucional. Este viernes, al filo del mediodía, desde el entorno culé se activó la maquinaria habitual: filtración a los medios de que ya se ha pagado la cláusula de rescisión del portero del Espanyol en la sede de LaLiga y que la oficialidad llegará en minutos. Todo medido, coreografiado y listo para que la noticia explotase en redes como una bomba bien colocada.
Pero, claro, era viernes. Y ya sabemos cómo se le atraganta el calendario al Barça cuando de pagos y fair play financiero se trata.
Poco después de que los medios sacaran ya el titular de rigor con la coletilla obligada de “ya es nuevo jugador del Barça”, alguien en los despachos azulgranas debió levantar el teléfono. Y lo que vino a continuación fue un nuevo volantazo de manual: no, que ya hemos dado la orden de hacerlo. Eso sí, como es viernes, pues quizá se oficialice el lunes. Un clásico.
Lo cierto es que el proceso, según la normativa, no puede ejecutarlo directamente el club comprador. Tiene que ser el propio jugador o alguien de su confianza quien deposite el dinero en la sede de LaLiga, que en este caso ronda los 25 millones más el IPC -26,4 en total-, y posteriormente LaLiga debe estudiar la documentación y dar su OK. Por tanto, que el Barça “dé la orden” no significa que el trámite esté hecho y aprobado por la patronal.
Mientras tanto, en medio del caos y la sobreactuación habitual, hay quien ya se ha adelantado y ha celebrado el fichaje sin esperar al dichoso comunicado oficial. La marca de guantes que patrocina a Joan, por ejemplo, ha publicado un mensaje en redes sociales que deja poco lugar a dudas: “Joan García enhorabuena amigo!! Que orgullo haber pasado este recorrido contigo hasta llegar a uno de los mejores equipos del mundo.🤩🤩”
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Una imagen que lo resume todo: fichajes anunciados sin anunciar, filtraciones contradictorias y un modus operandi que convierte cada operación en un capítulo más propio de un culebrón. Pero bueno, qué se puede esperar de un club que siempre quiere pagar mañana lo que promete hoy…
