Después del terremoto emocional que supuso la llegada de Alan Pace y la ilusión desatada entre la afición, muchos pensaban que el Espanyol entraría en modo apisonadora en el mercado. Antes de ese anuncio, la dirección deportiva parecía tener claro el camino a seguir tras una primera fase en que se materializó el trabajo hecho por Fran Garagarza durante meses pero ahora, justo en mitad del mercado, todo parece haberse frenado de golpe. ¿Qué ha pasado?

La respuesta no hay que buscarla fuera, sino dentro del propio club. Según ha podido saber La Grada, una de las razones principales de esta ralentización es que desde la nueva propiedad se habría trasladado la voluntad de intentar elevar el nivel de las incorporaciones. Dicho en plata, ahora que las circunstancias han cambiado, apostar por hombres de más calidad. Un giro de guion que ha cogido a contrapié parte del trabajo que ya estaba hecho.

Hasta ahora, existía una lista de nombres pensada para abordar la segunda mitad del mercado, un momento clave en el que el Espanyol quería reforzarse con jugadores diferenciales. Pero esas opciones, válidas en el contexto anterior, han quedado algo desfasadas. Los perfiles que se barajaban ya no cuadran del todo con el nuevo listón de exigencia marcado por los responsables deportivos vinculados a Velocity Sports Partners.
Esto, evidentemente, genera cierto desconcierto. Hay voces que aplauden la ambición, pero también hay quien observa con algo más de prudencia este cambio de enfoque respecto al plan trazado antes de la irrupción de Pace, temiendo que eso pueda suponer convertirse, aunque sea indirectamente, en una especie de sucursal del Burnley. La idea de que lleguen futbolistas que no cuentan para el proyecto inglés y acaben recalando en el RCDE sin un encaje real aquí no gusta nada.
Lo cierto es que el balón está ahora en el tejado de la nueva cúpula. Han pedido más nivel, han pedido que se apueste por jugadores capaces de marcar diferencias… y ahora toca ver si son capaces de poner encima de la mesa los recursos necesarios para traerlos. Porque en esto del fútbol, querer es fácil. Poder, ya es otra cosa. Y el Espanyol, que está en una temporada clave para consolidarse en Primera, no se puede permitir fallar.
En definitiva: sí, se han frenado los fichajes, pero no por falta de trabajo ni de interés. Es una cuestión de ambición. Se quiere más nivel, y ahora toca traducir esa idea en movimientos decididos en un mercado que sigue avanzando inexorablemente.
