Hay pelea en la portería del Espanyol. Y de las buenas. La salida de Joan Garcia rumbo al Barça dejó un hueco gigante en el once de Manolo González, pero lo que parecía una mala noticia se ha convertido en un reto apasionante para dos tipos que no se van a regalar ni medio metro: Ángel Fortuño y Marko Dmitrović. El primero, de la casa. El segundo, un veterano con mil batallas a sus espaldas. Y los dos, con ganas de hacerse con el número uno.

La cosa no está decidida. Pero si hay que mojarse a estas alturas de verano, hay quien ya ve a Dmitrović con medio cuerpo por delante. El serbio, que llegó libre tras acabar contrato con el Leganés, está dejando buenas sensaciones en lo que llevamos de pretemporada. Seguro, sobrio, sin complicarse la vida y con esa tranquilidad que da haber jugado durante años en Primera. Ante el Wolfsburg, por ejemplo, transmitió eso que tanto gusta en una defensa: calma.
Pero ojo, que Fortuño no se ha bajado del carro. Todo lo contrario. El de la cantera está demostrando personalidad, y en sus declaraciones se nota que no se conforma con ser suplente. “Es una temporada ilusionante”, soltó hace poco. Y no se quedó ahí: “La llegada de Marko está muy bien, tenía que haber competencia. Me habían hablado bien de él y es una persona muy top. La convivencia, muy bien. Se posiciona muy bien y no se pone nervioso. Es muy completo. No le veo debilidades. Nos da consejos. Por mi parte, tengo mucha confianza en mí mismo y lo voy a luchar (en referencia al puesto de titular)”.
Palabras claras y sin rodeos. Sabe que Dmitrović parte con ventaja, pero también que en esto del fútbol todo cambia en dos semanas. Una parada decisiva en el último amistoso, un error en el debut… y todo se puede girar.
Mientras tanto, desde el cuerpo técnico se valora la competencia como algo positivo. El objetivo es que ambos lleguen al primer partido de Liga en plena forma, y que sea el césped quien hable. Lo que está claro es que, tras la marcha de Joan, no hay drama. Hay pelea, hay nivel… y hay portería.
¿Y Joan? Pues no está teniendo un camino de rosas
En paralelo a esta batalla por el arco perico, Joan Garcia empieza a escribir su historia en el Barça. Y la cosa, de momento, tiene luces y sombras. Su estreno fue bueno, con varias paradas de mérito y ese aplomo que ya nos tenía acostumbrados en Cornellà-El Prat. Pero en el segundo amistoso, ante el FC Seoul, la película cambió.
Encajó dos goles en la primera parte. El primero, imparable. Un zurdazo a bocajarro con el defensa mirando. El segundo, más discutible: reacción algo tardía en un mano a mano y balón a la red. En ambos, por cierto, Araujo quedó señalado. Pero ya sabemos cómo es esto: cuando eres portero, la lupa siempre está encima. Y más en un club como el Barça.
En resumen: en el Espanyol se busca heredero, y en el Barça Joan empieza a sentir el peso del cartel. Una historia que, inevitablemente, nos hará mirar cada jornada qué pasa en cada portería.


