La figura de Fran Garagarza, actual director deportivo del Espanyol, se encuentra en el epicentro de las turbulencias que vive el club blanquiazul. Llegó en junio de 2023 con el prestigio de haber sido el arquitecto del Eibar que logró siete años en Primera División, pero año y medio después, su balance en el Espanyol refleja la complejidad de gestionar un proyecto ‘low cost’ en medio del caos que arrastra la gestión de Chen Yansheng. Asñi, el hombre que ha de decidir el futuro de Manolo González, que vive una etapa en la que está especialmente preocupado por la imagen que da en público -ha contratado una agencia de imagen que gestiona las entrevistas que concede a los medios, sin pasar por los filtros del club- acumula año y medio de decisiones controvertidas y mercados muy decepcionantes.
Como destaca Marc Mosell en un completo análisis que lleva a las páginas de Relevo, Garagarza asumió el desafío de reconstruir un equipo herido tras el descenso a Segunda. Lo hizo con un presupuesto limitadísimo y bajo el mandato de hacer “mucho con poco”, un lema que ya había demostrado dominar en su etapa en el Eibar. Sin embargo, el director deportivo no solo se ha enfrentado a limitaciones económicas, sino también al descontento social y a un propietario ausente desde hace más de dos años.
Tres entrenadores y una plantilla remendada
Desde su llegada, el Espanyol ha seguido siendo una trituradora de entrenadores: Luis García, Luis Miguel Ramis y ahora posiblemente Manolo González, cuyo futuro depende del resultado ante el Celta de Vigo. A pesar de ello, Garagarza cumplió con la primera gran exigencia: devolver al equipo a Primera. No obstante, los retos no han hecho más que aumentar.
En el apartado de fichajes, su estrategia se ha caracterizado por la contención. En su primer mercado estival, apenas gastó 3,7 millones de euros en Pere Milla y Salvi Sánchez, dos hombres que no cuentan actualmente para el técnico. En la última ventana, con un presupuesto aún más ajustado, construyó el equipo con siete jugadores cedidos y solo 400.000 euros invertidos, demostrando saber manejarse en una economía de guerra aunque el balance de los fichajes no es hasta el momento para nada positivo.
Maestro de las ventas, pero con cuentas en rojo
Uno de los puntos fuertes de Garagarza ha sido su capacidad para negociar salidas. En su primer verano, logró vender a figuras como César Montes, Sergi Darder o Simo Keddari por un total de 30 millones de euros. Sin embargo, estas operaciones han revertido directamente en beneficio de Chen Yansheng y Rastar, ya que no se han reinvertido en refuerzos, y ni siquiera evitaron que el Espanyol cerrara el ejercicio con pérdidas de más de 15 millones.
Más recientemente, rechazó una oferta superior a 20 millones por el portero Joan García, apostando a que su valor aumentará en el futuro. Pero no pudo evitar la marcha libre de Nico Melamed y la de Martin Braithwaite, pérdidas que dejaron al club sin beneficios económicos y con una plantilla debilitada.
El caos de Chen limita su gestión
La gestión de Garagarza está inevitablemente marcada por las escaseces y el caos que rodea al Espanyol bajo el mando de Chen Yansheng. A pesar de que desde el club insisten en que la situación económica es positiva -sólo hay que recordar el panorama de color rosa que dibujó el CEO Mao Ye el pasado sábado antes de la debacle de Girona- los resultados financieros y deportivos pintan otro escenario mucho más dramático. Este contexto no solo ha limitado el margen de maniobra del director deportivo, sino que ha minado la estabilidad del equipo y generado una creciente movilización social.
Este jueves, la afición blanquiazul ha convocado una manifestación frente al consulado de la República Popular China bajo el lema “Priou, Chen”. Mientras tanto, Garagarza se ha erigido en improvisado portavoz y rostro visible de un proyecto que lucha por mantenerse a flote en lo deportivo, económico y social.
La encrucijada de Garagarza
Con el equipo peleando por la permanencia, una plantilla construida con recursos mínimos y una afición al borde de la paciencia, Fran Garagarza tiene en sus manos un futuro que parece tan incierto como el presente. Su capacidad para resistir en el centro de este torbellino determinará no solo su legado en el Espanyol, sino también el destino de un club muy lejos de encontrar la estabilidad que tanto necesita.
