La víspera de uno de los días más importantes en la historia reciente del Espanyol, mientras todo el entorno del club miraba con expectación al horizonte institucional, Fran Garagarza se sentaba a hablar con Sky Sports. Lo hacía con la misma serenidad con la que ha capeado los últimos dos años en el cargo. Sin estridencias, pero con las ideas muy claras. Porque, como él mismo dice, el Espanyol “estaba en cuidados intensivos” cuando llegó, y hoy “ya está fuera del hospital, aunque aún necesita chequeos médicos”.
Y no es una metáfora lanzada al aire. Es la fotografía de un club que estaba en ruinas y que, sin hacer ruido, ha ido recuperando la respiración. El ex del Eibar, uno de los artífices del famoso “milagro armero”, no oculta que su nuevo reto ha sido de todo menos fácil. “El potencial era enorme, sí, pero faltaban muchas cosas que sí tenía en Eibar: estructura, identidad, orden”, señala sin rodeos.
Una visión diferente para un club distinto
“Son clubes muy diferentes”, explica. “Ni mejor ni peor, simplemente diferente. La magnitud del Espanyol es enorme”. Y lo dice alguien que conoce lo que es vivir en la élite con presupuestos minúsculos, rastrear talento antes que nadie -él descubrió a Cucurella, por ejemplo- y sufrir con cada partido como si fuera una final.
Garagarza llegó en 2023 tras su paso fugaz por la Premier League, como parte del intento desesperado de los Wolves por evitar el descenso. Allí aprendió “a convivir con las brutales exigencias de mejora”, y se llevó un recuerdo especial de Molineux: “Cantaron incluso cuando íbamos perdiendo”.
Con ese bagaje aterrizó en un Espanyol descendido, desorganizado y sin recursos reales para reconstruirse. “El año pasado tuvimos grandes problemas. Procedía de una deuda anterior que ahora se está liquidando. No pudimos fichar jugadores. Tenía que ser cedido”. Pero también reconoce que la situación ha cambiado y que ahora “la situación ha mejorado”.
Llega la inversión… y se activa el plan
Horas después de estas declaraciones a Sky, se confirmaría la entrada de Velocity Sport Limited en el accionariado del Espanyol y el inicio de una “alianza estratégica” con el Burnley FC. Pero Garagarza ya anticipaba que el club estaba dando pasos para mirar al futuro con otra cara. “Vender, comprar, invertir”, resume. Y de momento, la venta de Joan García manteniéndose firme para exigir la cláusula ha traído oxígeno.
Aunque su gran apuesta no está tanto en el mercado como en la base: “Queremos conectarnos con nuestra gente”. Lo dice convencido. Y lo respalda con números: “Tenemos un plan estratégico para que el 50 por ciento del primer equipo esté formado por jugadores catalanes y de la cantera”. A día de hoy, casi todos los jugadores del filial son catalanes. Y el recién creado equipo C es parte del engranaje que lo hará posible.
Eso sí, para que el modelo funcione se necesita algo más que planificación: “Se trata de dar oportunidades, de tener un entrenador del primer equipo que cree en los canteranos y es valiente, y lo es”. Garagarza no tiene dudas al respecto. Manolo González, que renovó hasta 2027, es la piedra angular del proyecto. Y su historia, que conecta como pocas con la afición, es también la historia de una reconstrucción valiente desde abajo.
Un Espanyol con sentido de pertenencia
“No se trata solo de jugar al fútbol, tenemos que trabajar en lo que significa vivirlo”, dice Garagarza. Y eso se nota también en la forma en que concibe los contratos -más largos, para evitar tener que fichar 10 jugadores cada verano- y en la idea de que el club tiene que dejar de mirar solo el presente. “La ambición es no pensar en el descenso, sino ser un club… que tenga la estabilidad para permanecer en Primera. Un club que no piensa en el hoy todo el tiempo, sino también en el mañana”.


