Otro empate más -y con este ya van cinco seguidos-. Eso es lo que consiguieron las pupilas de José Antonio Montes ante el Transportes Alcaine. Un equipo que con un pequeño arreón final consiguió aguarle la fiesta a un Espanyol que dominó y mereció más. Salieron muy fuertes, se adueñaron del balón y estuvieron muy sólidas, pero en el tramo final y con todo a favor para dejar los tres puntos en casa, las blanquiazules empezaron a encerrarse en su campo y eso lo aprovechó el conjunto maño para crecerse y acabar arañando un punto en el último suspiro gracias a un gol de Mallada.
No hay manera. Parece que este equipo no puede tener ningún partido plácido. La cosa pintaba bien con un 2-0 a favor gracias a los goles de Paloma y Rivi, pero se acabó estropeando. Fue un gran palo para las locales, que no daban crédito a lo sucedido.
Pese al ímpetu de las pericas, fueron las mañas las que dieron el primer aviso a balón parado, pero Irina, con una gran intervención, solventó a la perfección el testarazo de Mamy, que iba directo hacia la escuadra. Ese susto hizo espabilar aún más a las locales, que acto seguido respondían con una buena jugada colectiva en la que Pereira sirvió en banda para Lombi, la cual se internó bien y acabó centrando para Rivi, que remató alto. A medida que iban pasando los minutos el dominio local se iba haciendo más patente. Así que no es de extrañar que en el minuto 22 llegara el primer gol de las espanyolistas. Mendoza se sacó de la chistera un perfecto centro picado por encima de la defensa rival que Paloma no desaprovechó para inaugurar el marcador batiendo a Sullastres con una gran vaselina. La misma protagonista cerca estuvo de volver a ver puerta en una jugada de córner.
Tras el paso por los vestuarios, a los 10 minutos Rivi encarrilaba aún más el partido tras una recuperación de Mendoza en la medular, la cual abrió en banda para que Bárbara, que se marcó una gran jugada personal marca de la casa, se la pusiera en bandeja a la 9 perica, que tan solo tuvo que empujarla al fondo de las mallas.
Se las prometían muy felices, pero el rival no tiró la toalla y empezó a recortar distancias peligrosamente. Sandra puso el 2-1 gracias a un potente y ajustado disparo desde fuera del área en el que Irina nada pudo hacer para evitarlo. Antes, Pomares tuvo el tercero. Empezaron a aparacecer los nervios y poco a poco el Espanyol empezó a recular. Algo que aprovechó el rival para atacar con más asiduidad. Así que tanto lo intentaron, que al final en el tiempo de descuento, que fue excesivamente largo, Nuria Mallada asestó el zarpazo final para establecer las tablas en el marcador y propiciar que se acabaran repartiendo los puntos en un partido que no se les debería haber escapado a las locales. Fueron superiores, tuvieron una renta interesante y pese a ello no pudieron evitar que se escaparan dos puntos. Una pena, ya que un punto no les permite escalar posiciones en la general, en la que finalizan la jornada ocupando la octava posición.