Moisés regresa al Espanyol con un reto ilusionante, dirigir al Juvenil A. El canterano, que llegó al club en el Infantil B y acabó jugando cinco campañas en el primer equipo, continuará con su incipiente carrera de técnico (ha dirigido al Cabrera de Mar y Premià de Dalt) con la responsabilidad de ayudar en la formación de unos jugadores que están cerca de convertirse en profesionales. Su experiencia y conocimiento de la casa les será de mucha ayuda.
¿Ilusionado con tu regreso?
Si, totalmente. Ha sido una sorpresa, es un reto bonito volver a mi casa y trabajar con chicos jóvenes. También podré aprender de los entrenadores que hay por arriba y seguir el camino de otros técnicos que han estado en el fútbol base del Espanyol.
¿Cómo se fraguó tu fichaje? ¿Te costó decidirte?
Ya tenía el año que viene perfilado en mi cabeza, trabajando en la radio y dirigiendo a un equipo amateur. Entonces recibí un mensaje para vernos y tratar esa posibilidad. Me sorprendió porque no tenía mucha relación con Fran Navarro ni Àlex García (coordinadores del fútbol base). Entrenar es mi pasión y uno quiere poder hacerlo en los mejores sitios. No me costó nada decidirme y eso que tenía reticencias al fútbol formativo, porque creo que hay que darle valor y ahí tienen que estar los mejores entrenadores.
¿Cómo afrontas el reto de trabajar en el fútbol formativo?
Es una responsabilidad mayor, como te decía ahí deberían estar los mejores entrenadores. En el club se están haciendo las cosas muy bien, hay unas áreas metodológicas muy buenas. Intentaré aportar mi experiencia. El club siempre ha tirado mucho del fútbol formativo y debe seguir siendo así, siendo un referente del fútbol base.
¿Sientes mucha responsabilidad? Es el tercer equipo del Espanyol.
Sí, muchos de esos jugadores tendrán la oportunidad algún día de jugar en categorías altas. Son edades complicadas, se está formando su personalidad y el entorno les puede distraer. Creo que los jóvenes de ahora maduran más tarde. La cabeza es muy importante en los jugadores. Luego está la gestión de un vestuario, que es complicado. Hay que ayudar a que los jugadores se formen como personas y puedan llegar al primer equipo.
¿Te han hablado de objetivos formativos y/o competitivos? El Juvenil A lleva dos años sin jugar la Copa.
Aún no, pero el objetivo es crecer, formar jugadores y competir, que es otra forma más de prepararlos. Aunque luego si llegan diez jugadores al primer equipo y quedas mal en la liga, igualmente sería un éxito. Que lleguen y se mantengan.
¿Cuál es tu filosofía como entrenador?
Ante todo tienes que saber qué jugadores tienes y sus características. Pero siendo el Juvenil A del Espanyol sabes que vas a tener el balón, jugar en campo rival, ser protagonista y agresivo.
¿Es diferente entrenar a un equipo formativo que profesional?
Sí, en el formativo tienes que enseñar a los jugadores, también a nivel mental. Aunque nunca debes dejar de atender a los jugadores, incluso en Primera, al fin y al cabo como futbolista nunca dejas de aprender. Al final de tu carrera, de hecho, te das cuenta de muchas cosas que te decían los entrenadores cuando eras joven pero entonces estabas con la cabeza en otras cosas. Con la madurez lo ves más claro. La vida te da un peine cuando te quedas calvo.
¿Qué técnicos te han marcado?
He tenido la suerte de tener muchos, cada uno con su estilo, unos mejores en táctica, otros en físico, gestión de vestuarios… Mendilibar, Valverde, Tintín Márquez y Lotina son grandes entrenadores. De todos aprendes, te quedas con un poco de cada uno.
¿Te ves algún día entrenando en Primera?
A uno le gusta entrenar con la máxima competitividad posible. Hay gente que le gusta más el fútbol formativo, es enriquecedor ver llegar a jugadores que has entrenado. Hay tiempo para todo. Uno tiene que ser ambicioso y aprender. Mi pasión ahora es el Juvenil A.
¿Qué te parece el fichaje de Rubi? Te entrenó en el Girona.
Lo tuve y lo disfruté. Estoy encantado con Rubi, con su propuesta y el trabajo del cuerpo técnico. El equipo tendrá una personalidad atractiva. Estoy contento por él, se lo ha currado desde abajo, es de la casa y viene con todo el hambre del mundo.