Falta algo últimamente en la Dani Jarque. Es cierto que todas las categorías del fútbol base del Espanyol reanudaron los entrenamientos a finales de noviembre, pero los chicos del Cadete A hasta el Prebenjamín no acaban de estar felices, les falta algo importantísimo: competir. La pregunta más repetida a los Javi Chica, Julián López de Lerma, Marc Olivet y el resto de entrenadores del fútbol base por parte de los chicos a los que entrenan es esa, cuándo podrán volver a enfrentarse a rivales que no sean sus propios compañeros.
Juvenil A y B son los dos únicos equipos del fútbol base del Espanyol que están compitiendo. Tanto ellos como el Espanyol B sufrieron un final de liga prematuro la pasada campaña, pero en esta han sorteado las restricciones de la Generalitat de Catalunya y siguen jugando. No así los equipos de Cadete A hacia abajo, que recibieron la gran noticia de que podrían comenzar la temporada a comienzos de octubre. Pero la alegría les duró poco, puesto que la Secretaria General de l’Esport aplazó “las competiciones deportivas en Catalunya durante los próximos 15 días, a excepción de las que son de carácter estatal, internacional y profesional”. Los chavales, al menos, podían entrenar, algo que también se les negó por culpa del maldito virus durante la campaña 2019-20 desde la aparición de la enfermedad, pero pocas fechas después las restricciones volvieron a enviar a los más pequeños a casa. De este modo, regresaron los entrenamientos virtuales durante un mes. Por suerte, el pasado 23 de noviembre se volvió a permitir a los equipos del fútbol base ejercitarse en la Dani Jarque junto a sus compañeros. Eso sí, en muchas ocasiones compartiendo campo con los equipos de otra categoría e incluso con el Femenino A debido a que el toque de queda acorta las horas disponibles para entrenar.
El fútbol base del Espanyol, tras el parón navideño, debía volver el pasado día 4 a los entrenamientos, pero nuevamente la Generalitat retrasó el regreso, el cual está previsto para el 11. Pero todo dependerá de las medidas que adopte el gobierno catalán; el índice de contagios, clave para endurecerlas o hacerlas más laxas y el fútbol base catalán, muy pendiente.
Enero, mes clave para el fútbol base del Espanyol
A pesar de que no existe fecha para la reanudación de las competiciones en el fútbol base, la FCF espera poder dar luz verde este mes de enero, o al menos es la idea que el máximo organismo del fútbol catalán tenía antes del parón. Para ejercer mayor presión, los equipos catalanes de Segunda B firmaron una carta dirigida a la citada FCF en la que, además de pedir la vuelta del público a los estadios, insistían en la necesidad de que el fútbol base pueda volver a competir. Y es que resulta incomprensible que en Catalunya, tras realizar los distintos equipos la pretemporada con la normalidad que permite la situación, tan solo se haya jugado una jornada en las competiciones de fútbol base antes de que el endurecimiento de las restricciones paralizaran las ligas y en otras Comunidades Autónomas el fútbol formativo prosiga con sus campeonatos.
Los entrenadores del fútbol base del Espanyol viven la realidad con la misma desesperación que sus jugadores. Saben que una situación como la actual frena en seco la progresión de los jugadores, que es un año perdido. Por ello tratan de ingeniárselas para que sus pupilos se motiven y sigan compitiendo, aunque sea entre ellos y en espacios más reducidos que antes. La pandemia ha afectado a muchos aspectos de la vida, y uno de los que sin duda lo sufre es el fútbol base catalán y el que nos interesa, el del Espanyol. Pero no queda otra que ser positivos a la espera de poder contestar, a la pregunta de los chavales de cuándo volverán a competir, lo más lógico y lo que todos esperan con ansias: este fin de semana.