Es un verdadero honor para mí volver al RCDE, al lugar que lleva el nombre de nuestro eterno capitán, y solo puedo prometer trabajar como lo hice de jugador: con honestidad y máxima profesionalidad posible por el bien de este club”, manifestó en redes cuando se dio a conocer la noticia de su vuelta a casa tras ocho años. Ahora, 10 meses después, charlamos con Moisés Hurtado con el Juvenil A clasificado, dos años después, para la Copa del Rey, y tras haber firmado un gran campaña en la que llegaron con opciones de campeonar hasta la última jornada. No alcanzó para ello, pero fueron el mejor tercero de la División de Honor y eso les dio el billete para estar disputando dicha competición. El exjugador blanquiazul, ahora en el banquillo, una faceta que asegura que “me apasiona más”, es optimista de cara a esta ilusionante competición que les queda por delante, y destaca “el gran crecimiento que ha experimentado el equipo” y el orgullo que siente “por todos los juveniles que han estado subiendo con el filial y que tan bien han respondido”. Y es que como él mismo apunta, “ganar y luchar por los títulos está muy bien, pero aquí lo fundamental es formar jugadores que el día de mañana puedan estar en el primer equipo. Ese es el verdadero triunfo, los Marc Roca, Melendo…”.
¿Satisfecho con lo que habéis logrado?
Muchísimo. Este equipo ha mejorado, luchado y trabajado mucho para llegar al final con opciones de todo. Al final la liga no ha sido posible, aunque ha estado cerca, pero clasificarnos para la Copa del Rey es todo un logro y nos sentimos muy orgullosos de ello. Para mí es todo un éxito.
Y más después de dos años sin hacerlo, ¿no?
Estar arriba en una categoría tan complicada no es nada fácil, por eso este tercer puesto, aunque pueda parecer poco, tiene tanto valor para nosotros. La División de Honor actual, comparada con la que yo conocía, no tiene nada que ver. Ahora es muy competitiva, más profesionalizada, táctica…
¿Crees que ha cambiado mucho?
Así lo creo. Antes tenías cuatro o cinco partidos complicados y el resto eran relativamente sencillos, mientras que ahora cada partido es muy difícil. La presión y la responsabilidad que tiene el escudo que defiendes es la misma, pero la exigencia es mucho mayor, y estos chicos tan jovenes, la mayoría de segundo año, han demostrado tener mucho oficio y ganas para tirar hacia adelante y posicionar al club arriba y poder volver a disputar una competición bonita y que nos motiva mucho.
Como decíamos, el Espanyol estuvo presente en ella por última vez en la temporada 2015-16. ¿Que no esté siempre ahí es un fracaso?
Para nada. Me reafirmo en lo complicada que es la categoría. Claro que podemos pensar que el Espanyol siempre debería estar ahí, pero al final lo más importante es que los jugadores lleguen al primer equipo y lo hagan siendo competitivos y se mantengan y eso se está dando. Para mí el gran triunfo es que hayan subido varios juveniles al filial y hayan respondido con creces. Quedar arriba en la tabla y ganar muchos partidos está muy bien, pero al final no podemos olvidar cuál es nuestro objetivo real, que es formar a jugadores para que el día de mañana puedan estar en Primera.
¿Cómo afrontáis esta Copa del Rey?
Con la máxima ilusión y ganas. El equipo ha acabado el tramo final de liga a un buen nivel y creemos en nuestras posibilidades. Todos los equipos nos van a jugar de tú a tú y ante partidos así somos peligrosos. Ya que durante el campeonato la mayoría de rivales te hacen planteamientos muy defensivos tratando de sorprender a la contra o jugando en largo. Sabemos que nos enfrentaremos a los mejores equipos de España, pero estoy convencido de que vamos a competir porque llegamos en una buena línea y con ganas de más.
Por lo tanto, hay optimismo en hacer un buen papel, ¿no?
Totalmente. Las ganas y la ambición son innegociables. Tenemos un muy buen equipo y las expectativas que tenemos son máximas. Nuestra idea es que la temporada se acabe el 30 de junio, que es el día fijado para la final.
¿Cuáles son las principales bazas de tu equipo para tratar de llegar a esa final?
Tenemos talento y ganas, pero creo que será fundamental seguir demostrando que somos capaces de adaptarnos a todo. Tenemos un plantel apto para jugar bien a la contra, para llevar el peso del partido, para jugar por arriba, abajo… Tenemos muchas alternativas y un ritmo de juego muy alto. Está claro que se puede mejorar en alguna cosa todavía, pero somos competitivos, que es el aspecto en el que más se ha mejorado durante toda la temporada, y eso es la base de todo. Ya que el que mejor se adapta a lo que se encuentra es el que acaba ganando, no el mejor ni el más rápido por ejemplo.
¿Te imaginabas un primer año así?
La verdad es que no pensé a largo plazo. Aceptar el Juvenil A ya era un reto mayúsculo y me centré en adaptarme lo antes posible a la categoría, conocer bien a mis jugadores y tratar de inculcarles, sin perder de vista la metodología del Espanyol, mi idea de fútbol, de grupo…
¿Has tenido que ser más psicólogo que entrenador?
Podría decirse que sí. Por mi experiencia, tenía muy claro que debido a la exigencia y a la presión que se sufre, tenían que entender que al fútbol hay que jugar feliz e ir alegre a entrenar para poder rendir al 100%, algo que no está reñido con la profesionalidad. Pero hay que incidir en la solidaridad entre ellos e inculcarles que son una familia. Que se les iba a exigir, pero siempre tratando de ser felices y sentirnos realizados. De centrarnos en crecer sin pensar a largo plazo, y eso se ha logrado y creo que ha dado sus frutos.
