Hasta el infinito y más allá’ es donde se iría Lombi ataviada con una camiseta blanquiazul. Pero esta particular Sheriff Woody, una líder dentro y fuera de los terrenos de juego y fan acérrima de Toy Story, ha visto como su historia no podía tener el final que le hubiera gustado. Con 29 años ha decidido colgar las botas por algo tan simple y, quizás, a la vez complicado de entender, por el mundo en el que nos movemos, como no poder volver a jugar en el Espanyol. Esta era la única posibilidad que contemplaba y tras ver que la puerta del club del que se enamoró cuando aterrizó en 2014 seguía cerrada, decidió, como dice ella misma “con un tremendo dolor pero teniéndolo muy claro desde hace mucho tiempo”, que se acabó. O el Espanyol o nada. Y su amor, su corazón, pudo más que la razón. Por ello, ahora le tocará ver los toros desde la barrera y seguir siendo, aunque ahora sí llevando la camiseta blanquiazul sin reparos -ya no se debe a otro club-, como ayer en el RCDE Stadium animando al primer equipo.
Empecemos por el final. ¿Cómo estás tras hacer público que dejas el fútbol?
Aterrizando un poco, asimilándolo. No pensé que tendría tanta repercusión, la verdad, he aprovechado las vacaciones para desconectar de todo, pese a que me ha llamado mucha gente o me ha escrito para mostrarme su apoyo. En el duelo sigo, creo que esto costará.
¿Te imaginabas que esta carta tendría tanta repercusión?
Muestras de cariño me lo esperaba de mi gente, de los que ya lo sabían, muy poca gente me veía capaz de esto porque saben de mi amor y mi pasión por este deporte, pero al final a veces en la vida hay que tomar decisiones y creí que había llegado mi momento.
¿De verdad?
Sí. Al final uno se cansa de estar lejos de casa o de donde quiere estar y eso en mi caso lo ha precipitado todo. Sentí, tal y como lo escribí, que era el Espanyol o se acabó. Realmente era lo que me apetecía y no ha podido ser. Así que toca pasar página y retomar mi vida, aunque de una forma muy distinta y con otros retos y ritmo.
Arremanguémonos y vayamos al origen del conflicto. Optaste por una despedida, elegante, profunda y que sin decir demasiado, decías mucho. ¿Quieres profundizar en algo? “Me fui de un sitio sin querer irme por algo que no dependía de mi”, dices. ¿Qué pasó? ¿De quién dependió?
No sé si hace falta poner nombres y apellidos. Creo que se puede leer entre líneas y que mucha gente, básicamente la que sigue este mundillo y al Espanyol lo han entendido. En mi carta no quise culpar directamente a nadie y creo que ahora tampoco lo haré. Solo sé que en su día se me hizo la cruz y que eso me ha impedido volver. Ni haciendo una temporada espectacular o siendo Balón de Oro, tal y como está la situación, me hubieran vuelto a fichar. Siempre lo he tenido un poco asumido, pero no negaré que la esperanza nunca la he perdido.
¿Lo has intentado manifiestamente lo de volver? ¿Te has ofrecido directamente?
Totalmente. No quería quedarme con esa sensación de ¿y si…? Así que me puse en contacto con Lauren Florido para ofrecerme, tal cual, pero me dijo que la plantilla ya estaba cerrada. Que estarían encantados, pero que lo sentían. Pero más lo sentí yo, ya que ahí sí que ya vi que era el final. Nunca ha habido nada que hacer. Se me hizo la cruz pese a que este mes de enero me dicen que podría volver, concretamente fue Òscar Perarnau quién me lo dijo, y que me llamarían, pero no lo ha hecho nadie. Me lo creí, esperé y esperé… Y nada. Habrá podido más algo que debí hacer y que todavía, a día de hoy no sé, ya que nunca se me han dado explicaciones.
¿Tan meditado tenías que este era el final de tu carrera?
Mucho. Para nada fue un calentón. Desde enero, estando en activo, ya empecé a escribir la carta que he ido retocando. Sabía que el Espanyol no iba a llegar, pese a suplicarlo, me ha costado pero la decisión ya está tomada. No hay vuelta atrás. Al final, cuando quieres algo, has disfrutado de ese algo y no puedes seguir haciéndolo cómo y dónde quieres, más vale replanteárselo todo. Aquí pasé no sé si mis mejores años, pero seguro que los vividos con más intensidad y pasión. A veces pienso cómo hubiera sido vivir esos grandes años de esa sección…
La cuestión es que te fuiste enamorada y dolida.
Así es. Me fui porque se decidió no renovarme. El club dijo que lo hizo, pero eso no es verdad. Me habían apartado del equipo por un problema con la preparadora física. Me llamó mentirosa en plena recuperación de cruzados, una lesión que fue el inicio del fin. El entonces entrenador, Rubén Rodríguez, me comunicó que me tenía que buscar la vida para recuperarme, que no podía seguir haciéndolo allí. Y desde entonces viví en un completo olvido. Me obligaban a ir cada día igualmente, pero para no poder hacer nada. Se portaron muy mal y viví un auténtico infierno.
Y pasaron los meses…
Eso es. Empezaron a renovar a todas mis compañeras, pese a alguna baja, y a mí nadie me decía nada al respecto. Así que tuve que buscarme la vida. Fue una situación límite. Mi gente me decía que me fuera, que no me merecían aquí. Entré al despacho, dije que me iba, Titi me dio la mano y me dijo adiós. Además de “tengo algo para ti”, pero nunca me lo dió. ¿Seria la famosa renovación dentro de un sobre?
Pero nunca has pasado página…
No he podido. Desde el primer día hice todo lo que estaba en mi mano para volver aquí, ya que nunca he tenido una mala palabra y siempre he demostrado un cariño y un afecto enorme, pero se me han cerrado las puertas. He entendido que ni eso ni mi nivel futbolístico –hay un punto de ironía en ello-, no son suficientes para tener un sitio aquí. He hecho de todo para demostrar mi implicación y pasión por el Espanyol. Eso será una espina clavada que tendré ahí siempre. Algo que me genera tristeza, pero también mucha impotencia y rabia, ya que algunos me daban esperanzas y después otros me han cortado definitivamente el paso. Me encantaría que Titi o alguien algún día me explicaran el por qué de todo.
Algo que contrasta con lo querida que has sido y eres por la afición.
Sí. Aquí siempre me he sentido muy querida e importante. Y las muestras de apoyo que he recibido tras anunciar mi retirada así lo demuestran. Todavía no me creo que un referente como Luis García, Javi López o Borja Iglesias me escribieran. Ellos, ejemplo de personas que también vinieron de fuera y se enamoraron del Espanyol. No tengo suficientes palabras de agradecimiento para los que hacen grande a este club, su gente. A la Juvenil por estar siempre, a La Curva, que también me ha mandado mensajes preciosos, ha sido alucinante. La verdad es que me pregunto qué he hecho para recibir todo esto. Me han dejado con la boca abierta. Así que me quedo con ese cariño y con que eso todo el mundo no lo consigue.
¿Qué te enganchó a abrazar la fe blanquiazul con tanta fuerza?
El Espanyol marca mucho. Fue empezar ir al campo y vivirlo, y empezar a quererlo. Es inevitable. Desde el primer día me sentí super querida, arropada y siempre he querido devolver eso. Y en esa pasión que intenté ponerle, me pilló de pleno. El sentimiento de ir a contracorriente, no tener miedo a nada, es también un poco mi forma de ser y mis valores. Siempre me he visto reflejada con el Espanyol en este sentido.
¿Y ahora qué?
Ahora necesito tiempo para mí, para asumir que no habrá pretemporada, y que no jugaré más. Ahora tocará empezar a buscar cosas que me vuelvan a apasionar. Aunque de fútbol no me desintoxicaré. Iré al campo, haré las previas… y disfrutaré de otra forma, aunque sé que ver los partidos del femenino me dolerá. Porqué durante tiempo sé que moriría por estar ahí con ellas. De hecho, me dolió en el alma no poder estar en el partido de las chicas en el RCDE Stadium por estar yo jugando con el Valencia. ¡Cómo me hubiera gustado estar ahí! Me harté a llorar. Muchas de las jugadoras me escribían en plan faltas tú… Y la realidad es que mi corazón estuvo ahí con ellas.
Y como aficionada, ¿qué esperas del Femenino este curso?
Que este sea por fin el del despegue. Creo que las dos partes, club y jugadoras, le están poniendo más ganas y pasión que nunca y espero que sigan en esta línea. Tienen equipo para estar más arriba.