Lombi es una jugadora muy querida por la afición del Espanyol. No es para menos, puesto que se retiró por no poder jugar en el Espanyol y descolgó las botas solo para poder jugar en el equipo de su corazón. “No sé por qué me enamoré del Espanyol, solo sé que me enamoré como no me he enamorado nunca en mi vida ni de nadie ni de nada”, explica en ‘BTV Esports’.
Anaïr Lomba ‘Lombi’ considera que su idea de ver el fútbol pega muy bien con la del Espanyol. “Soy un perfil de jugadora luchadora, creo que cuando tu forma de jugar y de entender el fútbol tiene tanto en común con el club en el que estás, ganes o no ganes consigues crear un nexo”, dijo una Lombi muy agradecida al club y a su gente. “Yo llegué aquí y no era nadie. La gente cada vez me iba demostrando más cariño, no sé lo que les he dado pero me demuestran un cariño brutal. Lo único que puedo hacer cuando alguien me demuestra tanto cariño y respeto es morir por lo mismo que morirían ellos. Soy una aficionada que tiene la suerte de estar disfrutando en el campo y en su equipo”.
Pero antes de regresar, Lombi tuvo que salir del Espanyol. “Lo pasé muy mal durante mi lesión, tuve mucho tiempo para pensar y consideré que era el momento de irme porque quizás no se estaba valorando todo el trabajo y esfuerzo que yo estaba haciendo”. Pero volvió a lesionarse y tomó la decisión drástica de abandonar el fútbol. “Con la segunda lesión de rodilla en el Valencia me plantee que quería ser feliz, y aguantar todo el dolor y sacrificio que sentía solo valía la pena si lo hacía en el Espanyol. Aguantar el dolor con tu escudo en el pecho me merece la pena, pero no con otro escudo. Entonces decidí que mandaba el corazón”, y este le decía que era el Espanyol o nada.
Y entonces volvió para Lombi el club de sus amores. “Me llamó Jordi Ferrón y me dijo que me quería, pero no me lo creía. En el momento en el que me llama el Espanyol se me para el corazón. Entrenaba dos días a la semana, pero desde entonces pasé a hacerlo todo”, admitió una jugadora de las que ya no quedan
Grandeeeee! Aprended compañeros del masculino 😉
Creo que la frase final lo resume bien: jugadora (y persona) como las que ya no quedan. Valores, pasión, honradez, ideas claras, trabajo duro, sacrificio… Por suerte ella sabe que los que seguimos al femenino la tenemos donde ella tiene a nuestro club. Grande siempre, Anaïr.