Ahora ya es oficial. Berta Pujadas, una de las jugadoras más prometedoras del conjunto perico y una pieza clave en el eje de la defensa, no estará en el Espanyol la próxima temporada. Una decisión que ella misma asegura que “no ha sido nada fácil tomar, ya que aquí me siento como en casa, pero necesito un cambio”. La ya experica es consciente de que la entidad espanyolista quiere apostar fuerte de cara al futuro, pero pese a ello, ha decidido emprender una nueva aventura lejos del club en el que aterrizó hace dos veranos. Llegó siendo una promesa y se marcha siendo una realidad. Una jugadora llamada a hacer grandes cosas.
Parecía cuestión de tiempo que esto sucediera. ¿Por qué ahora?
Porque necesito un cambio. Nuevos retos. Sé que el verano pasado ya se especuló con una posible marcha, pero sentí que este era mi sitio y que lo mejor para mí, para seguir creciendo era quedarme. En cambio, ahora tengo claro que, pese a que me cueste, quiero nuevos retos deportivos.
¿Cómo calificas tu paso por el Espanyol?
De forma inmejorable. Tras dos temporadas solo puedo decir que he estado de diez. Que he tenido unas compañeras a las que no se les puede poner pega alguna, que a su vez son grandes profesionales, y que solo puedo tener palabras de agradecimiento hacia el cuerpo técnico y al club, que desde el primer día me demostró su confianza y me ha hecho sentir como en casa.
¿Y a nivel deportivo? ¿Es este el detonante?
A nivel deportivo es innegable que las cosas no han salido como se esperaba. Considero que hay equipo para no sufrir y estar arriba, pero la realidad es que hemos tenido momentos delicados, aunque por suerte esta temporada la hemos podido acabar bien y con buenas sensaciones. Hemos terminado satisfechas por ver que el juego y los resultados al fin eran favorables y se podía disfrutar. Pero quizás sí que tengo ganas de más.
¿Qué te llevas de tu paso por este club?
¡Todo! Mi debut en Primera y mi consolidación. Un crecimiento muy grande. Por eso solo puedo dar las gracias. En primer lugar por la oportunidad y después por haber impulsado mi carrera y por haberme ayudado a crecer también como persona. Todo fue muy deprisa. Desde la primera jornada tuve una oportunidad y siempre traté de corresponder en el campo, donde he crecido a marchas forzadas. Así que me voy siendo mejor y muy, muy agradecida. Cuando llegué no me imaginé que me pudiera ir tan bien a nivel personal.
¿Valoras positivamente tu paso por el Espanyol?
¡Claro! Aquí lo he tenido todo. Tengo muy claro que venir fue un gran acierto, la mejor decisión que pude tomar. Sin duda el Espanyol me ha marcado y guardaré un grato recuerdo. Aquí he aprendido lo que es el esfuerzo, darte cuenta de lo que cuesta ganar cada punto. Quizás estaba mal acostumbrada, también por parte de la selección, a convivir con el triunfo constantemente, de ahí a que al principio me frustrara tanto con las derrotas. Parecía que se me acaban el mundo. Pero al final le das la vuelta a eso, te haces fuerte y aprendes a valorar cada empate y todavía más cada triunfo, y eso es lo bonito del fútbol. Saborearlo todo y aprender que también existe la derrota y las malas rachas.
¿Es en estos momentos delicados cuando uno se acaba de curtir?
Totalmente. Esos momentos tensos y ver cómo estás cerca de meterte en problemas te hace madurar a marchas forzadas. A sacar lo mejor de ti y a aprender a gestionar tu mente y luchar con ella para que no te domine. Ponerte al límite hace que veas hasta donde puedes llegar, de qué eres capaz. Sin todo eso no sería la jugadora que soy hoy en día.
¿Has llegado a dudar de tu decisión?
La verdad es que no, y mira que el club lo ha intentado todo hasta el final. Han tratado de hacerme cambiar de opinión y se han implicado todos para que continuara, pero como he dicho, la decisión estaba tomada. Era casi imposible que hubiera cambiado de parecer.
¿Con qué momentos te quedas?
En primer lugar con el partido en el RCDE Stadium. Fue increíble. Muy bonito y emotivo. No hay palabras para describirlo. Y en segundo con mi debut en Primera ante el Betis y con triunfo, fue el estreno soñado.
¿Y tu peor experiencia?
Quizás la derrota ante el Logroño. Fue un golpe muy duro y además propició un cambio en el banquillo, y eso nunca es agradable. Pero la lesión que sufrí -pubalgia- y que me tuvo tanto tiempo fuera también fue complicado de gestionar, especialmente porque nunca había estado sin jugar tantos partidos.
¿Va el Espanyol por el buen camino para dar el salto?
¡Totalmente! Tienen una gran base y si año tras año se van haciendo mejoras volverán a estar donde se merecen por historia. En el club siempre están muy pendientes de nosotras e intentan que tengamos todo lo necesario y más. Cuidan mucho el trato y eso se agradece. La lucha por crecer es real y esos cambios se notan. El partido en el RCDE Stadium es un claro ejemplo de ello, o pasar a entrenar por las mañanas… Aquí nadie duda de que esta apuesta es real y firme, el tiempo espero que lo demuestre. Solo puedo desearle lo mejor a este club, tan próximo y familiar. La verdad es que me ha sorprendido muy gratamente y solo puedo tener buenas palabras cuando se me pregunta.
¿Algún último mensaje a modo de despedida?
Que estoy muy agradecida por los dos años que he pasado aquí y que a partir de ahora tendrán en mí a una seguidora más. Pero no querría dejar pasar la oportunidad para agradecer también a la afición lo bien que me ha tratado. Siempre he sentido su apoyo y eso en los malos momentos, cuando lo estás pasando mal, te da vida y te levanta. Se me pone el bello de punta solo recordar la gran conexión que hubo en la celebración con la afición tras el partido en Cornellà. Y mira que habíamos perdido… Al final creo que esto es lo que hace grande a este club, su gente y lo que se vuelca con todo. De verdad que así da gusto.
