Reviviendo los fantasmas del pasado. Así se encuentra un Femenino A que no arranca. Y prueba de ello es el nefasto bagaje logrado en las primeras ocho jornadas disputadas: un punto de 24 posibles. O lo que es lo mismo, un pobre 4,16% de puntos sumados. Unos guarismos todavía peores que en la campaña 2016-17, cuando el cuadro perico acabó certificando la permanencia en la penúltima jornada. Les fue de muy poco perder la categoría tras un año para olvidar en el que pasaron por el banquillo hasta tres místers distintos. No había forma de reaccionar y casi se paga muy caro.
Tras esa mala experiencia en las temporadas venideras el equipo habitualmente ha ido flirteando con el peligro, pero al final acababa capeando un poco el temporal y cumpliendo. Pero ahora todo es distinto. El arranque está siendo realmente malo a nivel de puntos, ya que en cuanto a juego es de justicia reconocer que han merecido algo más, y lo peor de todo es que todavía no se han enfrentado a los gallitos de la categoría. El calendario todavía no se ha puesto cuesta arriba del todo y ni así el equipo ha logrado más que un único empate. Preocupante.
Remontándonos a ese otro mal precedente del que les hablábamos, el de la campaña 2016-17, vemos como disputados ocho partidos el Espanyol era colista con solo dos puntos, uno más que ahora, y curiosamente tras venir de caer ante el Rayo Vallecano -en esa ocasión habiendo jugado de locales y por 0-3-. Así como con los mismos errores: nefasto acierto en ataque y errores que salían muy caros en defensa.
En esa campaña el triunfo se resistió hasta la décima jornada, cuando se ganó al Santa Teresa por 2-0. Un primer buen resultado que llegó tras el primer cambio en el banquillo, ya que Polidano fue cesado tras nueve jornadas por no poder hacer reaccionar al equipo y firmar solo dos puntos de 27 posibles.
Luismi se estrenó con buen pie, aunque eso acabó siendo un simple espejismo, ya que en los 16 partidos que duró dirigiendo al equipo, solo logró un triunfo más y fue cesado tras un seis de 48 que dejaba al equipo muy tocado y con todo por decidir en un final de aupa.
Actualmente el porcentaje de puntos de Salvador Jaspe es peor que el de los dos entrenadores citados, pero la gran diferencia es que en su caso, a día de hoy, todavía tiene crédito. Confían en que pueda sacar la situación adelante, apoyándose en el magnífico tramo final de la temporada anterior desde que llegó él al banquillo, y por ello le han dado margen y la idea es poder traerle nueva armas -fichajes- para lograrlo.
Agonía hasta el final
Tras los pasos de esa temporada 2016-17, no fue hasta los últimos cinco partidos, logrando sumar en todos ellos, con Rubén Rodríguez y Joan Bacardit en el banquillo cuando el equipo se puso el mono de trabajo y se acabó salvando por los pelos.
Triunfo ante un rival directo como el Albacete (0-2), agónico duelo en casa, con lágrimas incluidas por los resultados que llegaban de otros campo, ante el Sporting de Huelva (2-1), empate ante el Tacuense (0-0), que acabó siendo uno de los descendidos junto al Oiartzun, y empate en Lezama (3-3). Tramo final para enmarcar quedándose a cinco puntos de perder la categoría en un curso en el que se abonaron al sufrimiento y a vivir en la zona de peligro. Justo igual que ahora, pero salvando que el coste de la plantilla actual es considerablemente superior tras profesionalizar al equipo. Para hacérselo mirar.