Nos enfrentamos a un partido el sábado donde están en juego mucho más que tres puntos. Está claro que ganar no significará la salvación matemática y que la derrota no sellará un descenso, pero a estas alturas de la temporada y tal y como está la clasificación, la fortaleza psicológica jugará un papel determinante. Ganar en casa, sentará unas bases. Cualquier otro resultado dispararán los miedos, las dudas y la desesperación en algún sector de nuestra afición.
Leo por redes sociales que el equipo necesita cinco victorias para permanecer matemáticamente en la categoría. El argumento es correcto si lo situamos en el contexto adecuado. Ese argumento se emplea cuando un equipo está descolgado y se tiene que abrazar a la heroica y empieza a hacer cuentas. No es nuestro caso ya que hay ocho equipos aproximadamente que tienen que ganar más o menos los mismos partidos para mantenerse en la categoría y lo lograrán los más fuertes mentalmente porque calidad ya hemos visto que tienen todos.
Hay quien piensa que un cambio de entrenador sería la solución. Miren, yo pienso que un cambio de entrenador sirve cuando un equipo está hundido y necesita un revulsivo. Alguien con capacidad de motivar a una plantilla y que sea capaz de subirle el grado de la competitividad. No es nuestro caso. Este equipo no está muerto. No se muestra hundido. Tiene errores y fallos, pero no está hundido. Siguen creyendo en el entrenador, siguen compitiendo y normalmente, salvo alguna excepción, no le pierden la cara a un partido. Un cambio de entrenador a estas alturas no va a servir más que para generar aún más dudas a la plantilla y que sea contraproducente. Lo hemos visto mil veces en el mundo del fútbol. Este equipo no está muerto y mientras el equipo esté vivo, tiene que continuar el entrenador.
Nuestro mayor enemigo el sábado no es el Real Celta, es nuestro propio miedo. Tenemos argumentos para creer en la victoria. Tenemos a jugadores en muy buen estado de forma y que os aseguro qué si notan nuestro apoyo el sábado, les saldrán mejor las cosas.
Ya vimos este verano que esta temporada no iba a ser fácil. El caso es que hemos llegado hasta aquí y que ahora tenemos que salir de esta. Es normal la preocupación, pero les aseguro que el miedo no nos va a ayudar. Todo lo contrario. El miedo es una losa que te impedirá avanzar. Hay que ganar y con nuestra ayuda, les resultará más fácil a nuestros jugadores.