El Espanyol viene de atravesar un momento económico poco boyante. La realidad es que en los últimos tiempos el club ha tenido que recurrir a las ventas para cuadrar cuentas en un contexto de cierta fragilidad financiera. Eso sí, con la llegada de Alan Pace y Velocity Sports Limited al accionariado, la expectativa es que este panorama empiece a cambiar y que la entidad disponga de más recursos en el medio plazo. Mientras tanto, el trabajo de Fran Garagarza al frente de la dirección deportiva ha resultado decisivo: en apenas dos temporadas ha cerrado siete operaciones que suponen 63 millones de euros ingresados.

El gran golpe: Joan García
La salida más mediática y la que mejor refleja la estrategia de Garagarza es la de Joan García al FC Barcelona. El meta, con contrato hasta 2028, salió este verano por los 26,34 millones de su cláusula de rescisión. El Espanyol no movió ficha porque no podía hacerlo: el Barça pagó la cláusula. El mérito estuvo en otro punto: Garagarza supo ver el potencial del portero mucho antes de su explosión y le fijó una cláusula alta para blindarlo. Esa visión permitió que, cuando llegó el momento, el club ingresara una cifra récord además sin rebajar ni un euro.

El primer año: vender para sobrevivir
En sus primeros mercados, Garagarza tuvo que lidiar con un escenario mucho más ingrato. Sin apenas inversión para reforzar la plantilla, su trabajo se limitó a sacar el máximo rendimiento de las ventas. Aquello provocó críticas de parte de la afición, que veía cómo se generaban ingresos que parecían servir únicamente para que Chen Yansheng recuperara parte de lo invertido.

Aun así, las operaciones fueron significativas: César Montes (14 millones al Almería), Sergi Darder (10 al Mallorca), Simo Keddari (5,4 al Al-Arabi), Luca Koleosho (3 al Burnley), Tony Vilhena (3 al Panathinaikos) y Víctor Gómez (2 al Braga). Todas juntas, sumadas a la venta de Joan, dibujan los 63 millones que Garagarza ha hecho entrar en caja.
De la crítica a la reconstrucción
La diferencia está en lo que ha ocurrido este verano. La marcha de Joan García y la ampliación de capital impulsada por Rastar han cambiado el tablero. Por primera vez desde su llegada, Garagarza ha podido reinvertir parte de ese dinero en reforzar la plantilla, con fichajes pensados para dotar al equipo de más nivel competitivo en Primera.

Ese giro ha permitido que el discurso sobre su gestión también cambie. De ser visto como un director deportivo que solo destacaba por su dureza en las ventas, ha pasado a ser el encargado de gestionar un presupuesto con el que reconstruir un proyecto más ambicioso. El mismo perfil duro en las negociaciones y paciente en los tiempos, pero ahora con margen para mirar hacia adelante y no solo para cuadrar balances.
Balance con sello propio
En total, 63 millones que suponen aire para el club y un aval en el currículum de Garagarza. La clave no ha sido solo el dinero recaudado, sino también la forma: ninguna salida fue un regalo y salvo excepciones, la mayoría dejaron ingresos directos gracias a contratos en vigor y cláusulas bien fijadas.
Con Pace al mando, el Espanyol encara un futuro en el que la sostenibilidad económica y la competitividad deportiva van de la mano. Ya veremos más adelante el recorrido que tiene Garagarza en la nueva propiedad; en cualquier caso, hay que destacar que si antes el reproche era que solo se vendía, ahora el relato empieza a cambiar: las ventas han servido para abrir una nueva etapa.
