Este sábado hay algo más en juego que tres puntos. Si el Espanyol gana en Getafe, firmará una racha de cuatro victorias seguidas en LaLiga. Y eso no lo consigue desde hace tres lustros, concretamente desde la temporada 2008-09 con Mauricio Pochettino en el banquillo. Ni Rubi en su año europeo, ni Aguirre, ni Gallego, ni Quique Sánchez Flores lo lograron. Sería la primera vez para Manolo González, que ya ha igualado su mejor registro de tres triunfos consecutivos tras vencer al Celta (0-1), al Sevilla (2-1) y al Rayo (1-0).
Pochettino, la referencia lejana
Para encontrar un precedente similar hay que remontarse a los tiempos en los que Pochettino logró enlazar victorias ante Racing, Sporting, Betis y Valencia. El 12 de abril, la Jornada 30, el equipo empataba sin goles en Los Pajaritos ante el Numancia, pero entre las Jornadas 31 y 34 firmaba un brillante 12 de doce, superando al cuadro cántabro (1-0), a los asturianos (0-3), a los verdiblancos (2-0) y al cuadro ché CF (3-0). En la Jornada 35, los blanquiazules caían 3-2 en el Vicente Calderón frente al Atlético.
Una racha muy brillante para catapultarse de la copa de la tabla a una zona tranquila. Ahora, el equipo vuelve a estar en esa línea, pero con un objetivo más bonito, Europa. Quinto con 27 puntos en 15 jornadas, a solo cuatro de la Champions que marca el Atlético y con un partido menos, la dinámica invita a ilusionarse.
Los tres triunfos de abril, hasta ahora techo de Manolo
La temporada pasada, el Espanyol también enganchó tres triunfos seguidos con Manolo González: Rayo (4-0), Celta (0-2) y Getafe (1-0). Pero el sueño se frenó en Mestalla con un empate ante el Valencia. Esta vez, el rival es de nuevo el Getafe, pero fuera de casa. Si los de Manolo logran la victoria en el Coliseum, romperán ese techo personal y darán un salto gigante en la pelea por Europa.
El Coliseum, una plaza difícil pero no imposible
El campo azulón ha sido tradicionalmente complicado para el Espanyol. En 18 visitas ligueras, los pericos han ganado cinco veces, empatado otras cinco y perdido ocho. El año pasado perdieron 1-0, pero en enero de 2023 rompieron una racha de siete años sin ganar allí (1-2). El máximo de partidos seguidos sin ganar en feudo azulón fue de siete, entre 2014 y 2021. Ahora el objetivo es asaltar un estadio donde el Getafe ha ganado seis de sus últimos ocho partidos ante el Espanyol.
Bordalás, otra prueba de fuego para el estilo de Manolo
El Espanyol de Manolo ya ha demostrado que puede competir contra equipos físicos, pero el Getafe de Bordalás siempre supone un examen extra de dureza, concentración y oficio. Aunque el técnico alicantino ha perdido tres de sus últimos cinco duelos ante los pericos, sus equipos siempre pelean cada balón como si fuera el último. Manolo lo sabe y por eso ha preparado el partido como una batalla de ajedrez, sin que falte el garrote cuando toque.
Un equipo de autor, sólido en casa y eficaz fuera
Los números en casa refuerzan al Espanyol: cinco victorias en ocho partidos, solo un empate y dos derrotas. Pero el equipo también sabe sacar rédito lejos de Cornellà, donde ya ha ganado al Oviedo y al Celta. En cuanto a los datos globales, los 27 puntos tras 15 jornadas suponen el mejor arranque desde la temporada 2010-11, cuando el equipo sumó 28.
Espanyol y Getafe, dos estilos similares sin balón
Curiosamente, se enfrentan dos de los tres equipos con menos posesión de LaLiga: el Getafe tiene un 39,5% y el Espanyol un 41,1%. Solo el Levante, con un 41%, está en esa misma línea. El dato refleja que ninguno necesita el balón para hacer daño. El Getafe, además, es el equipo con menos secuencias de 10 pases seguidos en toda la liga: solo 30, el más bajo de las cinco grandes ligas.
Manolo quiere cerrar el año rompiendo barreras
“Siempre digo que quiero terminar el año con 42 puntos”, repite Manolo González en cada rueda de prensa. Si el Espanyol gana al Getafe, estaría en 30 a falta de tres jornadas para cerrar la primera vuelta. Un ritmo de equipo grande, de club que se ha reencontrado con su gen competitivo. Y sobre todo, un equipo con entrenador, con una idea, con un estilo reconocible. Manolo no solo ha devuelto la estabilidad, también ha roto el molde de lo que muchos creían que debía ser un técnico de transición.