Hay figuras que, como las fotos, con el tiempo pierden color. Pasa siempre. A veces, de forma natural. Otras, por algún evento infortunado. A Ricardo Saprissa le pasó. Fue uno de los jugadores más importantes del Espanyol pero una retahíla de sucesos cortaron una histórica carrera. El salvadoreño, con familia de orígenes catalanes, vivió dos etapas en Barcelona. La primera, de los 2 a los 13 años. La segunda, de los 20 a los 31. En 1932 se fue a Costa Rica. Y en 1936 empezó la Guerra Civil. En España, Saprissa empezó a caer en el olvido. Mientras, gestaba su leyenda en el Caribe.
Si Saprissa volvió a escena fue gracias a dos personas: Jordi Puyaltó y José Antonio Pastor. Los dos se conocieron por casualidad, en un foro en el que Puyaltó tenía ‘Saprissa’ como nick. Pastor, periodista costarricense, conocía personalmente a ‘Don Ricardo’, como le llama él, y casi todo el país. Saprissa les unió y ellos le devolvieron la relevancia que perdió. Son las 08.00h en Costa Rica y Pastor ya está despierto. Vía llamada de Whatsapp recuerda que hoy (por 9 de septiembre) Puyaltó cumpliría 66 años.
Presidente de honor entre escombros
¿Qué devolvió a Saprissa a primera plana? Una broma. En una carta de Ramón Trabal, ex compañero suyo, Pastor encontró una pista. Trabal le decía a Saprissa, que ya estaba en Costa Rica, que el Espanyol tenía que estar muy mal para que le nombraran Presidente de Honor. ¿Presidente de Honor? ¿Desde cuándo? Puyaltó encontró el resto en las hemerotecas.
Efectivamente: el 21 de agosto de 1932 los medios recogieron la noticia, escrita de forma idéntica (por lo que se considera el primer comunicado de prensa del club), sobre que los socios, en asamblea, habían condecorado a Saprissa con ese título. La primera y última vez en los 120 años de historia de la entidad. La Guerra Civil hizo que los funcionarios del Espanyol se deshicieran de los libros de actas, la lista de socios y los documentos que pudieran ayudar a identificar a nadie con el club. Si Puyaltó y Pastor ya consideraban a Saprissa una de las mayores leyendas blanquiazul, tras ese hallazgo lo era todavía más.
Un visionario del deporte
En una entrevista a ‘As’, Pastor decía que si Saprissa hubiese seguido más allá del 32, la historia del club habría sido muy diferente. “Saprissa era un visionario, tenía un ojo clínico. Fundó la Peña Saprissa, que dio paso a la cantera del Espanyol. Y formaba con la importancia de que fueran buenos seres humanos, tuvieran pasión por lo que hacían y se entregaran a los colores. El Espanyol perdió a un ser humano extraordinario con una visión del deporte muy particular. De hecho, en 1934, la última vez que Don Ricardo pisó Barcelona, le propusieron ser entrenador pero rechazó”.
Saprissa ya tenía la vida hecha en Costa Rica. Y eso que le costó. Jamás quiso dejar España. A los días ya quería regresar. Su hermano mayor, Rogelio, necesitaba un gerente para la empresa textil que acababan de abrir ahí tras dejar El Salvador en busca de paz social. Y se fue. Otro hermano le llegó a decir: “Ahora eres conocido, pero cuando dejes el deporte nadie te recordará, los amigos ser irán y la familia quedará”.
Campeón total
Era un defensa rotundo. Brusco y elegante a partes iguales. Por poner un ejemplo: en un derbi le partió la mandíbula y le hizo saltar un par de dientes a Paulino Alcántara y aun así mantuvieron una buena amistad. Jamás fue expulsado. Sus despejes iban dirigidos a compañeros. Era el pilar de la retaguardia de Ricardo Zamora. ‘El Divino’ se encargaba de centrar el foco mediático. En 1929 el Espanyol ganó la Copa contra el Real Madrid. La mítica ‘final del agua’. Un año más tarde, con el adiós de Zamora, se irguió como capitán del equipo.
Más allá de eso, Saprissa era un campeón total. Si en El Salvador empezó con el béisbol y el boxeo, en España siguió con el tenis y el hockey hierba. En 1924 fue a los Juegos Olímpicos de París con la delegación española. Se le considera el primer centroamericano en participar en unas Olimpiadas. También disputó una Copa Davis. Tanto en tenis como en hockey hierba ganó campeonatos nacionales. Todo esto mientras se dedicaba al Espanyol y lo combinaba con las 8 horas diarias de trabajo en una fábrica de alambres. Jamás quiso cobrar jugando de blanquiazul, excepto un años en el que pasó ciertos apuros económicos. Tenía sus recursos para salir adelante, a pesar de venir de una familia adinerada. Daba clases particulares de tenis, por ejemplo.
La generosidad por bandera
Pastor cuenta que pudo ser millonario en muchas ocasiones pero que murió sin poder dejar ‘un cinco’, sin poder dejar herencia. “Dedicó toda su fortuna a ayudar a la gente”. De hecho, prefirió ingresar en un asilo por voluntad propia para no molestar. Leyendas del fútbol costarricense, como Edgar Marín, salieron adelante porque Saprissa se encargaba de todos sus gastos, tanto escolares como deportivos. “Era consciente de que era una persona afortunada”. “No era nada egoísta salvo para un tema: los helados”. Pastor conoció a ‘Don Ricardo’ gracias a que le invitaron a ir al estadio del Deportivo Saprissa con él. “Que te vieran con él era un honor”. Se hicieron amigos pese a los años de diferencia.
Explica Pastor que una vez, en un encuentro deportivo escolar, alguien hizo un comentario sobre ‘Don Ricardo’ y él le partió la nariz. Al Deportivo Saprissa le odiaba medio país. Saprissa, evidentemente, era el padre de uno de los clubes más laureados de toda América. Cuando la madre de Pastor le contó lo sucedido al deportista, este le fue y le dijo: “Si no me conoce, ¿qué puede decir de mí que me afecte?”. “Me dio una lección de vida”, reconoce el periodista.
El añorado Jordi Puyaltó, que con Pastor fue uno de los recuperadores de la figura de Saprissa en España, hablando de su figura en un lejano PericosOnline tv hace ya 10 años
La historia del Espanyol se escribe año a año y el espacio de Saprissa cada vez es menor. “Es normal, salen nuevos ídolos. El futbolista tiene una vida corta y le recuerdan 30 o 40 años”, dice Pastor. Antes de que Saprissa muriera, el periodista le prometió que iba a escribir su historia. “Cada vez que me sentaba a escribir, los recuerdos dolían. No pasaba de la primera cuartilla. En 2010 me desperté y le dije a mi esposa: ‘Voy a empezar a escribir sobre ‘Don Ricardo’’. Y en cuestión de dos semanas ya había acabado el libro”.
Tengo en mis manos la fuerza de un sentimiento del libro RICARDO SAPRISSA UNA VIDA DE LEYENDA escrita por el malogrado Jordi Puyaltó y por José Antonio Pastor. Presentaron el libro en una peña blanquiazul sino me falla la memoria cerca de la Plaza Sagrada Família en la Dreta del Eixample. Era el año 2.011 y tengo la firma y la dedicatoria de los dos escritores a mi hijo y a mí. Auténtica historia del sentimiento espanyolista.
Leo en el artículo: "La Guerra Civil hizo que los funcionarios del Espanyol se deshicieran de los libros de actas, la lista de socios y los documentos que pudieran ayudar a identificar a nadie con el club."
Y yo, ingenuamente pregunto: ¿para qué harían eso si el bando republicano es conocido por ser los buenos en la guerra, los que no mataban, eran los amigos de la paz?, también me pregunto: ¿sería para evitar a los nacionales? Pero si con ellos en el poder nuestro equipo era la niña de los ojos de Franco, ganábamos todas las ligas, y también éramos el equipo al que nos regalaban todas las copas del Generalísimo… ¿o esos eran otros?
Deberías consultar el libro Historia del RCD Español, escrito por Juan Segura Palomares y editado por la Gran Enciclopedia Vasca en el año 1.973. Mira las páginas 207 y 208. El futbol es un juego inocente pero que desgraciadamente tiende a ser relacionado con la política. Son páginas tristísimas. Amor eterno a nuestro club.