Lo dijo en antena y lo ha hecho. Iván Molero adelantó en La Grada Ràdio que preparaba un informe especial sobre el periodo de Chen Yansheng y Rastar en el Espanyol, y lo ha publicado en AS. El momento no podía ser más oportuno: el grupo chino ya es historia y el club está desde hace unas horas en manos de Velocity Sports Partners, con Alan Pace al frente.
Una década casi exacta de Chen en el poder
El informe recuerda que han faltado solo unas semanas para llegar a la década exacta desde que Rastar aterrizó en el Espanyol, aquel 2 de noviembre de 2015, tras comprar las acciones inicialmente a Dani Sánchez Llibre, Ramon Condal y satélites como Enrique Beltrán o José Manuel López Marcote, a quienes liberaba de la losa del crédito sindicado solidario por el que se avalaba la construcción del RCDE Stadium. Chen Yansheng pasó de comprar un 45% del capital social a controlar el 99,66%. Casi diez años después, el balance es una mezcla con algunas luces y muchas sombras.

El saneamiento económico como gran logro
Molero subraya que sería injusto cargar todas las culpas a Chen, porque cogió al club con una deuda neta de unos 200 millones y lo saneó con sucesivas ampliaciones de capital y préstamos participativos. La cifra total de inversión ronda los 230 millones. La situación financiera que deja es mucho más sólida que la que se encontró en 2015 y a nivel personal, acaba perdiendo dinero ya que ha puesto alrededor de 100 más de los que obtendrá por su venta a Velocity.
Como bien se indica, no es fácil atribuir todas las decisiones de la etapa Rastar solo al club, ya que formaban parte de la estrategia del gobierno chino, impulsada por Xi Jinping, para expandirse en Europa a través del fútbol. Cuando Pekín cortó esa política, llegó la desinversión, la salida de la mayoría de propietarios chinos en el continente y, en el caso del Espanyol, un giro de rumbo agravado además por la pandemia.

“La Champions en tres años”, la frase maldita
La hemeroteca siempre persigue. Chen prometió en su primera comparecencia “ir a la Champions en tres años”. No fue así, aunque en 2019 se logró la ansiada clasificación para Europa. Aquella alegría acabó envenenada: poco después llegaron dos descensos a Segunda, lo que le convierte en el único presidente en la historia del Espanyol con semejante lastre.

Inestabilidad y opacidad
El texto también repasa la opacidad que ha marcado la gestión. Chen no pisa Barcelona desde 2022, hubo episodios tan surrealistas como el vídeo “robótico” de la última Junta de Accionistas y se llegó a especular con su propio estado de salud. Además, se acumuló un carrusel de decisiones erráticas: 13 entrenadores, seis directores deportivos y cuatro directores generales en menos de diez años.

Un club más estable, pero más débil en lo deportivo
Económicamente, el balance económico de la era Rastar es negativo: tras un inicio con beneficios de 26 millones entre 2016 y 2020, en los últimos cuatro ejercicios se acumularon pérdidas de 67,3, dejando un saldo final de -41,28 millones. Solo las operaciones en fichajes y ventas, con un beneficio de 27,8 millones gracias sobre todo a la salida de Joan García, maquillan en parte esas cuentas.
De todos modos, Rastar se va dejando un club saneado y con capacidad para generar beneficios por traspasos. Deportivamente, la historia es otra: dos descensos, demasiados vaivenes y una afición cansada, como mostraban las pancartas de “Chen, go home” mostradas tanto en diferentes sedes consulares como en el estadio. Ahora, con Pace y Velocity, se abre un capítulo nuevo.

