Joan García ya es, oficialmente, pasado del RCD Espanyol. El portero de Sallent, que este miércoles ha formalizado su marcha al FC Barcelona, ha publicado en sus redes sociales un mensaje de despedida dirigido a la afición perica. Un vídeo cuidadosamente editado, con música emotiva de fondo, pero de tono marcadamente frío y contenido, que ha despertado reacciones encontradas entre el entorno blanquiazul. Ni una mención al club de destino y, tal como se había avanzado, con los comentarios desactivados.
Antes de lanzar el comunicado audiovisual, Joan modificó discretamente su perfil: eliminó la imagen del beso al escudo y retiró la mención al Espanyol en su biografía. Poco después, llegó la publicación. En ella, el guardameta arranca con un mensaje claro: “Ha llegado el momento de separar nuestros caminos. Hoy me toca despedirme del club que ha sido mi casa desde los 15 años”.
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Durante su intervención, Joan repasa su paso por el club desde una óptica personal y profesional: “Durante todo este tiempo he intentado crecer cada día como futbolista y como persona, siempre con humildad, esfuerzo y el orgullo de defender la portería del RCD Espanyol”. Subraya su compromiso con el equipo y con el escudo: “He dado todo lo que llevaba dentro para ayudar al equipo (…) y para estar a la altura de lo que significa vestir esta camiseta”.
En uno de los tramos más relevantes del mensaje, Joan reconoce que su decisión puede resultar difícil de comprender: “Sé que esta decisión no será fácil de entender para todo el mundo. No os pido que lo hagáis”. Y añade: “Ha sido una decisión muy meditada, pensando no sólo en mi carrera sino también en lo mejor para el club, para mi familia y para mí”. Esto es de lo más sorprendente, que desee vender que su decisión es lo mejor para el RCDE. Incomprensible.
El portero agradece expresamente a entrenadores, compañeros, personal del club y menciona con afecto especial a “Ramonet y a todos los que me acompañasteis en la residencia Josep Manel Casanova”, reconociendo que su crecimiento personal ha ido más allá del terreno de juego: “Me llevo mucho más que fútbol, amistades, valores, aprendizajes y recuerdos imborrables”.
En el tramo final del mensaje, Joan hace una mención concreta al 23 de junio de 2024, noche en la que el Espanyol logró la permanencia en Primera división, y cierra con palabras de gratitud hacia la afición: “Desde el primer día sentí vuestro cariño, vuestro apoyo fue lo que me ayudó a seguir adelante (…) He defendido estos colores con todo lo que tenía, y eso será siempre mi orgullo”.
Pese a las formas correctas y el tono agradecido, el mensaje no ha pasado desapercibido por su falta de referencias explícitas al FC Barcelona. Una omisión deliberada que ha sido interpretada por buena parte de la afición como una forma de evitar el debate emocional que inevitablemente conlleva marcharse al eterno rival. Tampoco hay mención alguna a Manolo González, técnico que apostó por él como portero titular.
Con este gesto, Joan pone punto final a una etapa de casi una década en el Espanyol. Su despedida, tan cuidada en lo estético como contenida en lo emocional, deja al espanyolismo dividido entre la gratitud por su rendimiento y la decepción por el destino elegido. El tiempo dirá qué lugar ocupa finalmente en la memoria colectiva del club.
Éste es el contenido íntegro del mensaje:
“Ha llegado el momento de separar nuestros caminos. Hoy me toca despedirme del club que ha sido mi casa desde los 15 años. Durante todo este tiempo he intentado crecer cada día como futbolista y como persona, siempre con humildad, esfuerzo y el orgullo de defender la portería del RCD Espanyol. He dado todo lo que llevaba dentro para ayudar al equipo, para representar este escudo con la máxima entrega y para estar a la altura de lo que significa vestir esta camiseta. Sé que esta decisión no será fácil e entender para todo el mundo. No os pido que lo hagáis. Pero sí que quiero que sepáis que ha sido una decisión muy meditada, pensando no sólo en mi carrera sino también en lo mejor para el club, para mi familia y para mí. No es una despedida cualquiera, es una etapa que se cierra con la convicción de que todo lo vivido me ha hecho mejor. Gracias de todo corazón a todos los entrenadores, compañeros, al staff, y a todas las personas que forman parte del día a día del club. En especial a Ramonet y a todos los que me acompañasteis en la residencia Josep Manel Casanova, sin vosotros no sería quien soy hoy. Me llevo mucho más que fútbol, amistades, valores, aprendizajes y recuerdos imborrables, como aquella noche del 23 de junio que nunca olvidaré. Y sobre todo, gracias a la afición. Desde el primer día sentí vuestro cariño, vuestro apoyo fue lo que me ayudo a seguir adelante. Me habéis hecho sentir parte de algo muy grande. Me voy con el corazón lleno de agradecimiento, consciente de que este camino ha tenido momentos dulces y también duros pero todos ellos me han hecho crecer. He defendido estos colores con todo lo que tenía, y eso será siempre mi orgullo. Ahora comienza un nuevo reto, lo afronto con ilusión pero también con el máximo respeto por todo lo que dejo atrás. Gracias por todo, pericos, hasta siempre.
