Joan García, el portero del Espanyol que se ha convertido en uno de los nombres más sonados de LaLiga en el último año, es una de esas historias que evidencian que la perseverancia tiene recompensa. En apenas unos meses ha pasado de ser suplente en Segunda a ser el guardameta con más paradas de la máxima categoría española. Con apenas 24 años, Joan es un pilar fundamental del Espanyol, y su nombre está en boca de todos. En una entrevista concedida a ARA con Roger Requena, el guardameta de Sallent reflexiona sobre su rápido ascenso, sus sueños y cómo se ha enfrentado a los altibajos de una temporada llena de retos.
Cuestionado por cómo se asimila un cambio tan drástico, afirma: “Con naturalidad. Cuando no jugaba, entrenaba al máximo, aprovechaba el día a día para mejorar y estar preparado. Ahora que me ha llegado la oportunidad, me estoy sintiendo muy cómodo jugando”. “Estoy contento con todo lo que he trabajado. Ojalá sigan viniendo cosas buenas”, dice Joan con una calma que refleja su madurez a pesar de su juventud.
Joan reconoce que fue una decisión conjunta entre él, su entorno y el club, el hecho de no salir el pasado verano: “Sabía que sería complicado tener una oportunidad, pero confiaba en mi trabajo y me centré en mejorar. Aunque pensé que quizás hubiera sido mejor salir, en todo momento estuve centrado en seguir progresando aquí”, afirma. “El club apostó por que me quedara y seguir creciendo aquí. Mi entorno y yo valoramos las opciones, pero el equipo decidió que lo mejor era quedarme para continuar mi evolución”, agrega.
Estuvo tres años como suplente de Diego López y Pacheco; Joan no oculta que hubo momentos complicados, pero resalta lo que aprendió durante esos años. “Hay días buenos y días malos. A veces pensaba que quizás otra opción habría sido mejor para mi crecimiento, pero uno debe adaptarse. Aunque no jugaba, aprendí mucho en un equipo de máximo nivel, no solo a nivel deportivo, sino también mental. Diego y Tommy me enseñaron a esperar mi momento y a seguir motivado. Si eres joven y no juegas, no coges confianza, y eso es clave”.
A pesar de ser el portero con más paradas de la Liga, Joan lo ve desde una perspectiva más colectiva. “Me gustaría más ser el que menos tiene que parar. Últimamente me siento bien, como el equipo. El entrenador ha encontrado la tecla en cuanto a la defensa, ha logrado que todos nos sintamos más cómodos y eso es clave. La solidez defensiva nos beneficia a todos”, reflexiona con humildad.
Joan, que detuvo dos penas máximas en Mallorca, explica que, aunque analiza los penaltis antes del partido, no dedica demasiado tiempo a ello. “Intento concentrarme en los chutadores, estudiar su tendencia a tirar a un lado u otro, pero en realidad no se puede predecir todo. Cuando decido un lado, voy convencido de que la pelota irá hacia allí. En los penaltis, no tenemos nada que perder, y es ahí donde intentamos jugar con los nervios de los delanteros”.
El aumento de paradas y actuaciones clave le dan como reconoce un empujón psicológico. “Sí, la cabeza es fundamental”, admite Joan: “Cuando encadenas un par de buenas acciones, la confianza sube, pero si no son tan buenas, intento no dejar que me afecten. Lo importante es estar concentrado desde el primer minuto, porque si entras bien al partido, todo es mucho más fácil”.
Joan no se deja llevar por las emociones, aunque no esconde que le habría gustado estar en la convocatoria para los partidos de la Liga de Naciones: “Claro que me hace ilusión, siempre es un honor estar en la convocatoria, pero soy consciente de que hay tres porteros increíbles en el equipo. No le doy mayor importancia. Sé que llegará cuando sea el momento adecuado”, comenta con serenidad.
Pensando en el futuro, con el Mundial en el horizonte, el sueño de Joan García es claro. “No es un objetivo claro que tenga marcado, pero me ilusiona pensar que puede producirse. Mi sueño como futbolista es jugar un Mundial, pero sé que tengo que seguir trabajando duro. Si llega, sería un premio enorme”, dice sin perder la humildad que lo caracteriza.
Joan reflexiona sobre el verano atípico, lleno de rumores, que protagonizó el pasado curso. “Fue peculiar. Terminamos tarde la temporada por el play-off y luego los Juegos Olímpicos. Cuando volví, ya empezaba la Liga, así que apenas tuve tiempo para preocuparme. Tenía claro que lo más probable era que me quedara, aunque en el fútbol nunca sabes lo que puede pasar”, explica, con una mirada tranquila que denota control sobre la situación. “Los rumores nunca me han desenfocado de lo que quiero. Solo tú sabes cómo te sientes y cuál es tu objetivo en ese momento”.
De cara a este verano, le gustaría que su futuro se resolviera cuanto antes, aunque no se precipita y prefiere centrarse en el presente. “Sí, pero en el fútbol nunca sabes lo que puede pasar. Ahora, lo único que me importa es salvar la categoría con el Espanyol. Si seguimos en esta línea, seguro que lo conseguiremos. Luego, ya veremos qué sucede. Ahora solo pienso en terminar la temporada bien y descansar”, concluye el portero con la mente puesta en lo más inmediato.
