Este martes, tras un lunes festivo en la ciudad de Barcelona, se reactiva el calendario institucional y, con él, la cuenta atrás para resolver de forma definitiva la situación de Joan García. Si se cumplen las previsiones que desde hace semanas circulan en los medios más afines al entorno azulgrana, el FC Barcelona debería proceder en las próximas horas al abono íntegro de la cláusula de rescisión del guardameta del RCD Espanyol: 25 millones de euros más el porcentaje correspondiente al IPC.

El fichaje debería entrar ya en su fase decisiva: según Sport, el Barça tiene ya todo listo para que el portero del Espanyol firme contrato para las próximas cinco temporadas tras haber alcanzado un acuerdo hace ya algunos días y el club azulgrana estaría ultimando los preparativos de la cláusula de rescisión, que se abonaría mañana a más tardar. Culémanía de Crónica Global también apunta que el pago de la cláusula se espera que llegue entre el martes y el miércoles; la realización final del fichaje se ha visto facilitada por las últimas salidas que se han producido estos días, como la venta de Álex Valle al Como por seis millones de euros, la rescisión de contrato de Clemént Lenglet y el ingreso de ocho millones de euros por el traspaso de Todibo al West Ham, 12 millones en tesorería con los que no se contaba en los presupuestos y la liberación de 16 millones -12 de ficha y 4 de amortización- generan un espacio salarial de 28 millones. Pese a ello la situación económica del FC Barcelona sigue siendo delicada. El club de Laporta necesita que la auditora Crowe Global valide el ingreso de 100 millones por la venta de asientos VIP del nuevo Camp Nou para cumplir con la regla 1:1 del fair play financiero. Además, está pendiente del resultado de la auditoría sobre Barça Studios: si se obliga a deteriorar parte o la totalidad de los 208 millones registrados como ingresos en 2023, el club incurriría en pérdidas. Para evitarlo, se contempla la venta de jugadores como Christensen y la salida de fichas altas como las de Ter Stegen o Ansu Fati.

La presentación oficial de Joan tardaría algunos días más, para cuando finalice sus vacaciones. Desde el club blanquiazul se ha insistido públicamente en una idea clara: no habrá negociación, ni fórmulas alternativas, ni pagos fraccionados. La cláusula es la única vía posible para que Joan García abandone la disciplina perica. Si el Barça quiere al futbolista, debe ejecutar esa cláusula en los términos establecidos. Ni más ni menos.
De producirse ese pago, el Espanyol daría por cerrado un episodio especialmente doloroso para buena parte de la afición. La salida de Joan, símbolo de la cantera y pieza clave en la permanencia lograda esta temporada, supone un golpe emocional difícil de encajar. No obstante, con el dinero ingresado y el futuro del jugador fuera del club, los dirigentes blanquiazules podrían centrarse de forma definitiva en la construcción del proyecto deportivo para la temporada 2025-26.

Queda por ver si Joan García, como se ha deslizado desde los medios del régimen, decide emitir algún tipo de comunicado explicando los motivos de su marcha. En caso de hacerlo, será clave el tono y el contenido de ese mensaje, especialmente para una afición que había depositado en él altas dosis de confianza y cariño. La respuesta del espanyolismo ante esas palabras, si finalmente llegan, es incierta. La herida sigue abierta, y no será fácil cicatrizarla con un simple texto.
A partir de que se materialice el pago —si es que finalmente ocurre—, el Espanyol quedará totalmente al margen de las cuestiones que, hasta ahora, han generado ruido y especulaciones. Si Joan García es o no bien recibido en el vestuario azulgrana, si Laporta y sus adláteres pueden inscribirlo en tiempo y forma cumpliendo con las exigencias del fair play financiero, si logra hacerse con la titularidad o si el seleccionador Luis de la Fuente decide convocarlo, dejarán de ser temas de interés en el entorno blanquiazul.
Para el Espanyol, será el momento de pasar página. De centrar todos los esfuerzos en reforzar la plantilla, cerrar operaciones estratégicas y consolidar un grupo competitivo con aspiraciones realistas para el próximo curso. La etapa de Joan García, una vez firmada su salida, será ya parte del pasado. Y el futuro, sin excusas, deberá construirse desde la estabilidad, la ambición y la fidelidad a unos valores que, pese a todo, siguen muy presentes en la masa social perica.