Héctor García no tenía pensado hablar del tema. Lo dijo nada más empezar su sección de La Opinión del Día en La Grada Ràdio. Pero claro, cuando algo duele, cuando algo se mete tan dentro del alma perica como este posible fichaje de Joan García por el Barça, es difícil callárselo. Y Héctor no se lo calló. Porque lo que muchos piensan, él lo deja ir.
“Parece que está a punto de ocurrir la tragedia, porque para mí es una tragedia”, soltó sin rodeos, dejando claro desde el principio que aquí no hay medias tintas. “Lo haré obviamente desde el punto de vista de un espanyolista al que le están llamando rabioso porque no quiere que su jugador estrella se vaya al equipo rival”, añadió, visiblemente molesto con el relato que se intenta imponer desde ciertos sectores. Porque sí, a los pericos se nos pide muchas veces que aguantemos en silencio lo que en otros contextos sería un escándalo nacional.
Héctor puso el ejemplo claro: “Imaginaos que en algún momento Tamudo se hubiese planteado ir al Barça“. O que los culés no hubieran montado el show que montaron con lo de Figo. Pero lo de Joan es aún más sangrante, porque no hablamos de cualquier jugador. “Es un chico que has amamantado tú desde pequeño, que lo has cuidado, que ahora mismo es tu héroe, que lo has formado como futbolista y persona y que ahora parece que te quiere apuñalar por la espalda“, expresó con una mezcla de dolor y resignación que cualquiera que haya seguido al Espanyol esta temporada puede entender.
El portero de Sallent, el mismo que ha salvado partidos imposibles, el mismo que nos ha hecho creer cuando todo se torcía, lleva días en el centro de un huracán. Y Héctor no perdona su silencio. “El hecho de que no haya desmentido nada me demuestra que o bien se está asesorando mal, o que realmente él quiere hacerlo y ya está”. Y ojo, que tampoco niega que tenga derecho a marcharse: “Es totalmente lícito, como lo es que yo esté enfadado y lo diga”. Esa es la clave. No se trata de no entender al jugador. Se trata de defender el derecho a estar dolidos.
Y en esa línea, llegó su frase más demoledora: “Estoy muy orgulloso de ser un rabioso, porque es lo que hay”. Porque cuando duele, se nota. Y lo de Joan, duele. No solo por lo deportivo, sino por lo simbólico. “El Espanyol, un equipo totalmente defenestrado en Catalunya, del que la mayoría de instituciones querrían que desapareciera, que se vaya al eterno rival… si no entienden que es una patada para nosotros, lo siento“, apuntó sin adornos.
Para Héctor, Joan no es solo un portero. Es un símbolo. Y que ese símbolo pueda acabar en el eterno rival es, sencillamente, insoportable. “Si se hubiese ido dos o tres años a Inglaterra, no hubiese pasado nada”, dijo. Y probablemente tenga razón. El problema no es la salida, es el destino.
Y por si quedaba alguna duda de cómo se sentirá el espanyolismo si esto se confirma, lo dejó claro: “Que entiendan él y su entorno que igual que se le ha querido, ahora será denostado”. Así, sin rencor pero con mucha verdad. Porque esto no es odio, es tristeza. Es frustración. Es la sensación de que, otra vez, el Espanyol se queda sin su héroe. Y no porque lo quiera vender, sino porque simplemente no puede competir.
El cierre fue, como todo su discurso, directo al pecho: “¿Qué lo olvidaremos? Sí, pero esto quedará para los anales de la historia, y estas traiciones no se olvidan porque el Espanyol seguirá estando vivo con o sin Joan”. Pues eso. Que el Espanyol no se rinde. Ni aunque le arranquen el corazón.