La etapa de José Gragera en el RCD Espanyol está a punto de llegar a su fin, al menos de momento. El centrocampista asturiano, que no entraba en los planes de Manolo González para la nueva temporada, ha encontrado una salida probablemente en forma de cesión al Deportivo de La Coruña, operación que podría incluir una opción de compra y que se encuentra en su fase final de negociación.

La situación era insostenible desde hace tiempo. Gragera no ha disputado ni un solo minuto en los partidos de pretemporada, y la razón no tiene que ver con problemas físicos. El propio Manolo González fue claro tras la final de la Copa Catalunya: “La situación es la que es, ya se habló con él, directo, como hice con Salvi hace un año, y se le comunicó la situación que hay. Lo lógico es que jueguen los jugadores que pensamos que van a estar seguro. Yo no voy a mentir, si veis que no juega no está lesionado, es que se ha hablado con él para su salida”, declaró exponiendo sus argumentos.

La decisión deportiva ya estaba tomada. Gragera, pese a contar con contrato hasta 2028, había perdido su lugar en la plantilla. Este verano han llegado otros centrocampistas y además, la dirección deportiva del Espanyol tiene previsto incorporar aún un par de piezas más en la medular, una de ellas para cubrir exactamente el perfil que ocupaba el ex jugador del Sporting.
Para comprender cómo se ha llegado hasta aquí hay que retroceder a enero de 2023, cuando el Espanyol pagó 2,8 millones de euros al conjunto asturiano y cedió un 30% de una futura venta para hacerse con los servicios de un futbolista que debía ser una apuesta de presente y futuro. La operación se pensó para cubrir la baja por lesión de Keidi Bare y anticiparse a la marcha de Vinicius Souza, que finalizaba su cesión. La planificación deportiva contemplaba incluso la posibilidad de pagar 800.000 euros adicionales al club asturiano para elevar al 85% los derechos económicos del jugador, algo que posteriormente se descartó.

Sin embargo, la realidad fue otra. Gragera comenzó con protagonismo, e incluso participó en los diez primeros partidos del pasado curso tras el retorno a Primera, demostrando sus cualidades, pero una lesión complicada en el primer dedo del pie izquierdo (hallux rigidus) lo apartó de los terrenos de juego. Se operó en noviembre, y aunque recibió el alta tres meses después, no volvió a jugar. En plena lucha por evitar el descenso, la falta de ritmo lo dejó sin opciones.

Desde entonces, su situación no ha cambiado. El futbolista ha mantenido una actitud profesional en todo momento, pero había rechazado hasta ahora las ofertas de equipos de Segunda división, decidido legítimamente a continuar en la élite. Pero finalmente, el Deportivo ha logrado convencerle con un proyecto deportivo ambicioso, liderado por Antonio Hidalgo, que confía plenamente en Gragera para fortalecer el centro del campo de un equipo que quiere aspirar al ascenso a Primera división.
La marcha de Gragera libera una ficha en el primer equipo y abre espacio para las próximas incorporaciones que planea el club. Para el Espanyol, supone también asumir que la inversión realizada no ha dado el retorno esperado pese a la calidad del futbolista, que ha mantenido una actitud profesional y discreta en todo momento, destacando siempre pese a lo complicado de la situación por su educación en el trato con prensa y aficionados, que no han entendido la decisión del staff de apartarlo del equipo.

Mucha gente ha reclamado el retorno del guaje a los terrenos de juego en esta pretemporada, y se han elaborado teorías extradeportivas para explicar su ostracismo. La única realidad, es que la dirección deportiva y el cuerpo técnico no lo ven adecuado para la línea de juego que se quiere imponer. El resto, carece de peso ante un jugador que públicamente ha tenido siempre un comportamiento intachable
En A Coruña, Gragera tendrá la oportunidad de volver a sentirse protagonista, en un entorno exigente pero ilusionado. Para él, es una oportunidad de relanzar su carrera y demostrar sus innegables condiciones como futbolista. Para el Espanyol, es el cierre al menos de momento de una apuesta que, por diferentes factores, no ha llegado a consolidarse como se esperaba cuando se produjo su fichaje.
