El RCD Espanyol ya tiene su sexto fichaje del verano: José Salinas. El lateral izquierdo alicantino, de 24 años, aterriza en el club blanquiazul tras cerrar su etapa en el Elche CF con más de 100 partidos a sus espaldas y la sensación de haberlo dado todo por ese escudo. Llega libre, con un contrato de tres temporadas y la ambición de hacerse un hueco en el once de Manolo González desde el primer día. Juventud, recorrido y carácter competitivo en un perfil que encaja a la perfección con la línea marcada por Fran Garagarza: talento con margen de crecimiento y sin coste de traspaso.
José Salinas, nou jugador del RCD Espanyol!
Benvingut a la família perica 🐦⚔️#RCDE pic.twitter.com/nEHZl8JI7K— RCD Espanyol de Barcelona (@RCDEspanyol) June 25, 2025
Natural de Callosa de Segura (Alicante), Salinas se formó en la cantera del Elche y maduró como futbolista en cesiones al filial y al Unionistas de Salamanca, antes de dar el salto definitivo. Su explosión llegó de la mano de Joseba Etxeberria en el Mirandés, donde completó una cesión muy destacada en Segunda división. Aquella experiencia, lejos de acomodarle, le hizo más fuerte. Supo esperar su momento, incluso cuando volvió al Elche y tuvo que arrancar desde el banquillo, por detrás de un viejo conocido del Espanyol como Carlos Clerc. “Vivir esto me está haciendo crecer a nivel personal y mental”, dijo entonces. Y no lo decía por decir.
La lesión de Clerc a comienzos de la 2024-25 abrió la puerta y Salinas la cruzó sin mirar atrás. A partir de ahí, fue titular indiscutible para Eder Sarabia en un equipo que acabó logrando el ascenso a Primera. Jugó 39 partidos, marcó dos goles y dio tres asistencias. Sólo se perdió tres encuentros en toda la Liga: uno por decisión técnica y dos por sanción. Constancia, regularidad y una capacidad notable para subir la banda con sentido. No es solo un lateral con alma de carrilero; también es fiable en tareas defensivas y muy poco propenso al error grosero. Su rendimiento no pasó desapercibido y tuvo propuestas concretas del Leganés y del propio Elche, que intentó renovarle. Pero la decisión ya estaba tomada: su futuro pasaba por Cornellà-El Prat.
El Espanyol llevaba tiempo siguiéndole. Los informes eran positivos y el OK de Manolo González no tardó en llegar. La necesidad de reforzar el lateral zurdo era evidente tras la marcha de Brian Oliván y la finalización de la cesión de Carlos Romero. Salinas encaja como anillo al dedo, y aunque se espera otro refuerzo para la banda izquierda, su perfil gusta: físico, fiable y con margen para seguir creciendo. Si rinde como lo ha hecho hasta ahora, peleará por la titularidad desde el primer día.
Más allá de sus cualidades técnicas, lo que define a Salinas es su mentalidad. No se rinde, no se acomoda y siempre aparece cuando más falta hace. Su despedida del Elche lo dice todo: “Me voy con la satisfacción de haberlo logrado”, escribió en un mensaje lleno de gratitud tras siete años en el club franjiverde. Se marcha como una figura respetada por la afición y como un ejemplo de meritocracia silenciosa: ha llegado a Primera con trabajo, no con ruido. Ahora le toca escribir un nuevo capítulo en el RCDE Stadium. Un reto a su altura. El conjunto perico ya tiene un firme candidato a convertirse en nuevo dueño para el carril izquierdo.
