Tenía el Juvenil A un partido propicio para poder levantar cabeza y cortar la mala racha, pero ni midiéndose al penúltimo clasificado, la Unificación Bellvitge, fue capaz de enderezar el rumbo. Por lo que se quedaron sin sumar de tres por quinta jornada consecutiva. Algo un tanto preocupante.
Los blanquiazules, pese a que empezaron perdiendo, supieron reaccionar a tiempo para empatar casi en la jugada siguiente gracias al tanto de Sergi García, y llevar el paso de un partido en el que contaron con un sinfín de ocasiones. Pero ya se sabe que a perro flaco todo son pulgas, y en el caso de los pericos, parece que no hay forma de que la suerte les sonría. Y eso genera una ansiedad que no es una buena compañera, ya que propicia que no haya pausa y sí mucha precipitación y error en la toma de decisiones.
Frustración
Pudieron ganar si en el tramo final el remate de Javi Gutiérrez no se hubiera estrellado en el poste, pero el balón no quiso entrar y el triunfo se les volvió a escapar. Algo que, desafortunadamente, últimamente se está convirtiendo en costumbre para un Juvenil A al que, tal y como reconoció su técnico, Luis Blanco, “empieza a pesarle mucho el factor mental”. Y no es para menos, ya que tal y como aseveró Blanco, “ya no sabemos qué tecla hay tocar para poder sacar un buen resultado que nos haga reaccionar”. Y es que pese a “mostrarnos superiores a nuestros rivales y tener más ocasiones, nos cuesta mucho sacar los partidos adelante. Estamos en una mala dinámica y no nos queda otra opción que seguir trabajando”. El preparador perico confía en que “con tranquilidad y esfuerzo al final el triunfo llegará”. Y es que tarde o temprano “la determinación y calidad del equipo, del que reconozco que no está mostrando su mejor versión, deberá tener premio”.
Pese a todo ello, Blanco quiso recalcar que “con la actitud y la entrega de los jugadores no puedo estar descontento”, y que el objetivo de la Copa sigue en pie.
