Kike García no llega al Espanyol para ser portada, ni para hacer ruido. Llega para trabajar, para sumar desde el minuto uno y, si puede ser, para volver a marcar goles como el curso pasado con el Alavés. En El Larguero de la SER, con Elena de Diego, el delantero manchego dejó claro que viene enchufado, con los pies en el suelo, la cabeza bien amueblada, y la mochila cargada de ilusión.
Acaba de aterrizar en el RCDE, pero ya ha dejado su carta de presentación con un hat-trick ante el Peralada. Eso sí, él le quita hierro al asunto: “Eso es lo de menos, vienes con esa ilusión de hacerlo bien desde el primer momento, en entrenos y amistosos, no hay que darle más importancia, lo primordial es el trabajo, conocer a compañeros y cuerpo técnico, y en eso estamos”.
Aunque cumple 36 años en noviembre, Kike está más en forma que muchos de 25. Tiene cuerda para rato y lo argumenta sin florituras: “Cada vez más gente al cuidarse todo, alimentación y preparación, se extiende la carrera. Se está viendo en muchos casos, yo amo mi trabajo, no me cuesta nada, me cuido y me gusta y así se hace todo más fácil. Ojalá pueda disfrutar estos dos años que tengo aquí, que nos demos buenas alegrías y que disfrutemos juntos”.
No se vende como crack ni viene con ínfulas de estrella. Al contrario: “Yo soy un currante, un trabajador, el que más ha de correr, disfruto de eso y no voy a cambiar”. Así, tal cual. Y eso lo convierte, desde ya, en un fichaje con alma perica. De esos que conectan rápido con la grada.
Sobre su fichaje, deja entrever que hubo mucho de sentimiento y de confianza mutua con Fran Garagarza: “Todos saben de la relación que tengo con él, cuando se puso en contacto conmigo fue como de un padre a un hijo, todo llega a buen puerto, se junta que para mí el Espanyol es un grande, lo he visto desde pequeño ganar Copas, se suma eso con las ganas y la ilusión de haber firmado con un grande, agradecido al Alavés, otro grande que me ha tratado maravillosamente bien, con humildad y ganas de afrontar este reto”.
De Manolo González habla con admiración y cercanía: “Bien, la verdad es una gran persona, muy cercano, me ha sorprendido que nadie le ha regalado tampoco nada, es de los míos, ojalá le vaya súper bien porque se lo merece, ha renovado hace poco, tiene buena armonía con la afición y eso se agradece”. De hecho, Manolo ya le había echado el ojo cuando se enfrentaron el curso pasado: “Fue al acabar el partido, estaba con Fran, vino y me dijo que había pedido pocas camisetas pero que la mía le gustaría tenerla, es un halago y un placer”.
La marcha de Joan García dolió, pero Kike valora que haya jugadores que apuestan por quedarse como Puado: “Es una pieza clave, que se quede es una inyección de moral para el club, para quien haya de venir, creer en este proyecto dice mucho, desde fuera se ve que marca la diferencia, ojalá eso anime a venir mejores jugadores y ayude a cumplir el objetivo antes que la pasada temporada, y podamos pasar un buen año”.
Y ojo, que lo de venir a Barcelona no fue solo cosa suya. Su familia también tuvo mucho que ver: “Sí, mi mujer toma mucho las decisiones, cuando se te junta que te llama la persona más importante que tienes en el fútbol como Fran y te explica ese proyecto, la relación que tiene también con mi mujer, tomas la decisión y la afrontas con ilusión”.
Kike no se anda con rodeos sobre el objetivo del equipo: “Ha de ser un equipo reconocible, que dé todo cada partido, en cada uno de ellos nos ha de ir la vida, que sumemos el mayor número de puntos cuanto antes y llegar a la cifra que nos aproxime a la salvación. Que seamos un rival duro, que suden sangre para ganarnos y lograr el objetivo cuanto antes, porque un Espanyol lo primero que ha de hacer ha de pensar en eso y más con la cantidad de equipos buenos que hay en la categoría”.

Y a nivel personal, después de marcar 15 goles entre Liga y Copa la temporada pasada, se marca un reto claro: “Bueno, creo que está bastante bien. Al Espanyol le vendría de cine. Me voy a dejar la vida para acercarme o superarlo, lo que aseguro es que me voy a dejar la vida cada partido, cada minuto, porque disfruto mucho lo que hago y si en el trabajo se da esa pizca de suerte para hacer goles, encantado, si el delantero de estos equipos marca goles te acercas al objetivo”.
Por si a alguien le quedaba duda de que no se le han subido los humos, remata la entrevista con una anécdota de las que valen oro. En su pueblo, Motilla del Palancar, sigue siendo uno más; entre petanca con los abuelos y coger aceitunas con la familia, se desconecta del balón para volver con más fuerza: “No por jugar al fútbol estamos exentos de ello, me libero mucho del fútbol cuando voy al pueblo y hago eso, no me escondo”.
Sobre la delantera que forma junto a Puado y Roberto, lanza un mensaje esperanzador: “He hablado de Puado, que es un hombre que marca las diferencias, y Roberto, con lo jugador que es y el hambre que tiene, a priori tenemos un buen equipo arriba, ahora falta encajar las piezas, lo importante es trabajar para hacer lo que pide el míster y sacar los partidos adelante, que es lo que hace falta”.