Queda ya un único partido para que acabe la 10ª jornada de LaLiga EA Sports, y a los pericos nos tocará estar atentos al mismo. Se trata de un Betis – Alavés del cual dependerá si el Espanyol sigue en Champions; cualquiera de los dos que quiera superarlo habrá de ganar, y un empate no apearía a los de Manolo González de la zona de privilegio.
Viernes: La Real supera al Sevilla en la noche de urgencias en Donosti
La Real Sociedad ganó 2-1 al Sevilla en Anoeta en un partido feo, marcado por los errores del conjunto andaluz. Oyarzabal marcó los dos goles locales, el primero de penalti y el segundo tras un regalo de Carmona. Gudelj empató de rebote, pero fue un espejismo. El equipo de Almeyda volvió a mostrarse plano, sin ideas ni calidad. La Real, sin brillar, aprovechó los fallos para sumar tres puntos y dejar al Sevilla hundido en su crisis.
Sábado de locura: empate loco en Girona, victoria del Espanyol en su 125 aniversario, golpe del Getafe en San Mamés y bronca en Mestalla tras el 0-2 del Villarreal
En el primer partido del sábado, el Girona y el Oviedo empataron 3-3 en un partidazo lleno de emoción, polémicas y goles. Los asturianos se pusieron 0-2, el Girona remontó con Stuani como héroe, pero David Carmo empató en el 97’. Ambos siguen en la zona baja sin levantar cabeza.
El Espanyol celebró su 125 aniversario con una victoria por 1-0 ante el Elche gracias a un gol del canterano Carlos Romero. En un RCDE Stadium lleno hasta la bandera, el equipo de Manolo González sufrió hasta el final para mantener el marcador y alcanzar los 18 puntos en 10 jornadas, colocándose provisionalmente en zona Champions.
El Getafe se impuso por la mínima al Athletic (0-1) en San Mamés gracias a un gol de Borja Mayoral y a un planteamiento sólido y efectivo de Bordalás. Los leones, sin frescura ni acierto, acabaron desquiciados por el árbitro y sin premio ante su afición.
Para acabar el día, el Villarreal ganó con oficio en Mestalla (0-2) ante un Valencia espeso y sin ideas. Un penalti muy protestado sobre Gerard Moreno abrió el marcador justo antes del descanso. Los de Baraja reaccionaron tímidamente, pero se desinflaron tras el segundo gol, obra de Comesaña tras un rechace. Mestalla estalló contra el árbitro… pero sobre todo contra su propio equipo. El Villarreal fue más práctico y se llevó un derbi donde el Valencia volvió a decepcionar.
Los partidos del domingo: el Madrid gana el Clásico, el Celta resucita, el Rayo remata en el 91′ y Mallorca y Levante reparten sufrimiento
En el primer partido del domingo, Mallorca y Levante empataron 1-1 en Son Moix en un partido muy condicionado por la lluvia. El Levante se adelantó con un tanto de Etta Eyong y Maffeo empató con un golazo. Ambos equipos quedan con nueve puntos y siguen coqueteando con la zona baja.
El Real Madrid se llevó el Clásico por 2-1 en el Bernabéu gracias a los goles de Mbappé y Bellingham. Fermín marcó para el Barça, que acusó mucho las bajas. Vinicius protagonizó un enfado monumental y el VAR tuvo varias intervenciones polémicas.
El Celta de Vigo logró su primera victoria en LaLiga tras ganar 2-3 a Osasuna en un partido loco en El Sadar. Jutglà firmó un doblete, Aspas asistió en el gol de Pablo Durán y Budimir desperdició un penalti que pudo cambiarlo todo.
Para acabar el día, el Rayo Vallecano ganó 1-0 al Alavés con un gol agónico de Alemao en el minuto 91. Sivera sostuvo a los vitorianos durante todo el partido, pero el equipo de Francisco acabó llevándose los tres puntos tras un duelo muy disputado.
Lunes: la jornada se cierra en La Cartuja
Y el lunes, a las 21:00h,Betis y Atlético cierran la jornada con un duelo entre equipos europeos marcado por el desgaste. Los de Pellegrini llegan tras empatar in extremis ante el Villarreal y buscarán repetir su última victoria en casa ante los colchoneros. El Atlético, tocado tras el 4-0 sufrido en Londres en Champions frente al Arsenal, necesita lavar su imagen y no perder comba con la cabeza de la tabla. Simeone deberá rotar pensando en físico y moral. Duelo con aroma europeo y puntos clave en juego.
Los partidos
La clasificación

Real Sociedad – Sevilla (2-1)
La Real Sociedad volvió a ganar en Anoeta y el Sevilla volvió a perder. Dos frases que resumen perfectamente un partido que, más que un duelo de Primera, pareció una sucesión de errores. Los donostiarras se impusieron por 2-1 con un doblete de Oyarzabal, mientras que el equipo andaluz, completamente desconectado, solo se asomó al área rival en una jugada aislada que acabó con el tanto de Gudelj. La crónica del Sevilla empieza siempre igual: un error, un castigo y la sensación de que cada jornada se juega con fuego. Esta vez fue Fabio Cardoso, que cometió una imprudencia innecesaria al levantar la mano dentro del área. El árbitro, Cordero Vega, no dudó ni un segundo en señalar penalti -de esos que se pitan más por impulso que por convicción- y Oyarzabal, sin temblar, adelantó a la Real desde los once metros. El penalti fue de esos “penaltitos” que hacen enfadar a cualquiera, pero el problema real no fue la decisión arbitral, sino la desconexión de un equipo que no transmite ni orgullo ni calidad. Un agujero negro futbolístico que se repite semana tras semana. El empate del Sevilla llegó casi por accidente. Tras una falta lateral botada al área, Gudelj enganchó un tiro sin mucha intención que acabó en la red después de rozar en un defensa. Fue el típico gol que cambia el guion… o al menos eso parecía. Pero no. Poco después, Carmona firmó una jugada de manual de lo que no debe hacerse: un saque de banda en campo propio que se convirtió en un regalo para el rival. Un malentendido con Gudelj dejó el balón servido a Oyarzabal, que no perdonó. 2-1, otra vez por culpa propia.
El segundo acto fue un auténtico castigo para la vista. Ni fútbol, ni ocasiones, ni reacción. Almeyda, desesperado, movió el banquillo con una ristra de cambios sin sentido que no aportaron absolutamente nada. El Sevilla fue incapaz de tirar a puerta en toda la segunda parte. Mientras tanto, la Real se limitó a gestionar el marcador, consciente de que el rival no tenía argumentos para inquietar a Remiro. Solo un despeje defectuoso de Odysseas pudo complicar el final, pero Sergio Gómez falló lo que pudo ser el tercero. El Sevilla encadena su segunda derrota consecutiva y, lo peor, sin dar señales de vida. No hay plan, no hay reacción y no hay confianza. Da igual quién esté en el banquillo: el problema está dentro del campo. Por su parte, la Real Sociedad respira algo más tranquila con tres puntos que no esconden su mal momento, pero al menos le sirven para romper la mala racha y recuperar algo de confianza.
Girona – Oviedo (3-3)
Montilivi vivió este sábado uno de esos partidos que hacen que el fútbol sea tan bonito como cruel. Porque sí, el Girona y el Oviedo firmaron un 3-3 que fue un espectáculo de emociones, pero que no le sirve de mucho a ninguno. Ambos siguen en la parte baja de la tabla, con el agua al cuello y la sensación de que cada vez que acarician una victoria, el destino les mete una zancadilla. La tarde comenzó torcida para los de Míchel. El Oviedo se adelantó primero con un penalti de Viñas, muy discutido por el Girona, pero claro tras revisión de VAR: Álex Moreno saltó con las manos demasiado arriba y rozó el balón. Viñas no se puso nervioso y lo clavó arriba, lejos del alcance de Gazzaniga. Y por si fuera poco, Rondón amplió distancias en el 58’ con un cabezazo potente tras un córner de Colombatto. 0-2. Silencio en Girona. Solo se escuchaba a los valientes oviedistas desplazados.
Pero esto es el Girona. Y si hay un jugador que representa la resistencia charrúa en Montilivi, ese es Cristhian Stuani. En su primer balón, metió miedo. En el segundo, provocó un penalti clarísimo de Dendoncker, y él mismo se encargó de transformarlo. 1-2, minuto 64. Partido nuevo. A partir de ahí, el Girona fue un huracán. Ounahi empató con un golazo desde fuera del área en el 83’ que pilló a contrapié a un Escandell que venía de ser imbatible. Y luego llegó la jugada más polémica: nuevo penalti a favor del Girona, provocado también por Ounahi. ¿El encargado? Cómo no: Stuani, que firmó su doblete y la remontada (3-2). El estadio se venía abajo. La grada lo celebraba como si se hubiera ganado la Champions. Pero aún faltaba el giro final. Cuando el Oviedo parecía hundido, Luis Carrión colgó el último balón con todo el equipo arriba. Centro de Reina, Nacho Vidal remata y Gazzaniga la salva como puede, pero el rechace le cae a David Carmo, que no perdona. Minuto 97 y el 3-3 en el marcador. Desconcierto total. Otra vez, el Girona se deja puntos al final. Y el Oviedo vuelve a regalar una ventaja de oro. El Girona remontó dos goles y no ganó. El Oviedo marcó tres fuera de casa y tampoco. Entre fallos defensivos, decisiones precipitadas y momentos de brillantez, el partido fue una locura total, pero nadie sale reforzado. Eso sí, los espectadores neutrales lo gozaron. Ya van once partidos sin victoria en la élite para Luis Carrión: nueve con Las Palmas, dos con el Oviedo. No levanta cabeza. El técnico carbayón buscó fórmulas distintas, como colocar a Fede Viñas en banda, pero al final, los viejos demonios volvieron a aparecer. Y Míchel, pese a tener más iniciativa, sigue sin encontrar regularidad. Así, la permanencia se aleja un poco más.
Espanyol – Elche (1-0)
Cornellà-El Prat vivió este sábado una de esas tardes que se quedan grabadas. El Espanyol celebraba su 125 aniversario y, como no podía ser de otra forma, lo hizo a lo grande: con tifo, fuegos artificiales, himno a capela, mosaico y, lo más importante, una victoria por la mínima ante un Elche valiente. El gol lo firmó Carlos Romero, que ya tiene su lugar en la historia perica. Tres puntos que permiten al equipo colocarse en zona Champions, con números de equipo serio: cinco victorias, tres empates y solo dos derrotas en diez jornadas. El arranque fue de alta tensión, como suele pasar en los partidos grandes. Antes del minuto 1, Jofre ya había probado a Iñaki Peña, que hizo una parada de reflejos. El Elche respondió rápido con un tiro de Germán Valera que atrapó Dmitrović. Y así fue buena parte de la primera parte: ida y vuelta, ritmo y dos porteros que parecían de videojuego. En el minuto 21, en pleno homenaje a Dani Jarque con el estadio aplaudiendo, Pere Milla estuvo a punto de firmar un golazo de tacón, pero Peña volvió a volar. Fue un gesto precioso que merecía acabar en la red, pero el fútbol a veces es así de cruel. El susto llegó unos minutos después, cuando se paró el partido por una emergencia médica en la grada. Los servicios sanitarios actuaron rápido y el aficionado fue evacuado en silla de ruedas. Aplauso unánime del estadio y partido que siguió con un nudo en la garganta.
El guion de tarde mágica lo escribió Carlos Romero. Minuto 47. Dmitrović ataja un balón, lanza rápido, Edu Expósito la pone al espacio y Romero, como una moto por la izquierda, define cruzado tras una pared de lujo. El estadio se vino abajo. Pero como al Espanyol siempre le gusta meterle algo de drama a la película, el héroe se lesionó minutos después, tirándose al suelo con molestias musculares. Se fue ovacionado, sabiendo que había hecho el gol de su vida. El Elche no se rindió. Eder Sarabia metió a Mendoza, Rafa Mir, Álvaro Rodríguez, Josan… todos al ataque. Empujaban, pero el Espanyol, cada vez más atrás, se defendía con orden y un portero en modo muro. Dmitrović atrapó centros, despejó tiros, y hasta el final fue una garantía. Luego llegó la falta peligrosa que André Silva mandó arriba, y un par de chuts que hicieron contener la respiración en Cornellà. También hubo una contra final con Dolan a punto de hacer el 2-0, pero esta vez no hizo falta más. El 1-0 valía oro. El nuevo presidente, Alan Pace, vivió su primer partido oficial como máximo mandatario desde el palco, y no se le podía pedir un estreno mejor. El Espanyol ganó, sufrió, emocionó y cerró su fiesta con una vuelta de honor para la afición. 18 puntos en 10 partidos. Dos más que en toda la primera vuelta de la temporada pasada. En silencio, con trabajo y sin hacer ruido, el Espanyol se ha convertido en uno de los conjuntos más fiables de esta Liga.
Athletic – Getafe (0-1)
San Mamés no fue el fortín de otras noches. Esta vez, el Getafe se plantó en Bilbao con el plan de siempre de Bordalás, ejecutado al milímetro: presión alta, líneas juntas, cero concesiones y una pizca de pegada. Con eso le bastó para llevarse los tres puntos de un partido espeso, rocoso y con más fricción que juego. El único gol del partido llegó en el minuto 76, tras un rechace que Borja Mayoral no desaprovechó. El Athletic, sin ideas ni electricidad, acabó frustrado… y San Mamés lo despidió con una sonora pitada al árbitro. Desde el primer minuto quedó claro que el Getafe no venía a verlas venir. Presión alta, defensa ordenada y dos líneas que se movían al ritmo que marcaban Djené y Maksimovic. Aunque sobre el papel figuraba una línea de cinco, el dibujo real fue un 4-4-2 sólido, con Iglesias tapando por banda y mucha atención a las segundas jugadas. El Athletic no estuvo cómodo en ningún momento. Ni Sancet ni Nico Williams aparecieron, y eso lo sintió todo el equipo. Con los de Valverde atascados, el partido se fue cocinando a fuego muy lento. En la primera parte, apenas una ocasión clara: Sancet remató con intención y David Soria sacó una pierna salvadora para mantener el empate. Con el paso de los minutos, el ambiente se fue tensando. El Athletic quería, pero no podía.
Guruzeta lo intentó sin suerte al poco de arrancar la segunda mitad, y Valverde probó con triple cambio: Vesga, Robert Navarro y Maroan al campo para buscar algo de claridad. Pero el Getafe seguía firme, cortando líneas y desactivando cualquier intento rojiblanco. Bordalás, por su parte, introdujo a Mario Martín y preparó el terreno para el golpe final. Sabía que el Athletic acabaría dejando algún espacio, y que su equipo llegaría vivo al tramo final. Así fue. Minuto 76. Córner al segundo palo, remate de cabeza de Liso, gran parada de Unai Simón… pero el rechace quedó muerto y ahí estaba Borja Mayoral, atento y letal. El delantero azulón no perdonó y firmó el 0-1, un gol que vale su peso en oro en un campo como San Mamés. Con el tanto en el marcador, el Getafe se encerró con todo, y el Athletic, lejos de reaccionar, se diluyó. Lo más llamativo fue una nueva polémica arbitral: Díaz de Mera expulsó a Lekue… ¡cuando ya estaba lesionado en el banquillo! San Mamés estalló, pero no hubo milagro.
Valencia – Villarreal (0-2)
Mallorca – Levante (1-1)
Domingo pasado por agua en Son Moix y partido de esos que acaban dejando una mezcla rara de sensaciones. Mallorca y Levante empataron (1-1) en un choque donde los de Jagoba Arrasate llevaron más peligro, pero el Levante supo golpear primero. El golazo de Pablo Maffeo rescató un punto en un escenario que parecía que se torcía demasiado pronto. Eso sí, ambos equipos siguen estancados en la tabla, con solo nueve puntos, y no terminan de despegar. El guion fue claro desde el principio: el Mallorca con el balón, el Levante esperando su momento. Y ese momento llegó tras una jugada individual marca de la casa de Matías Moreno, que se pegó una carrera de casi medio campo y dejó a Koyalipou en una buena posición. El rechace tras su disparo le cayó a Etta Eyong, que no perdonó. Un gol que dolía, porque justo antes el Mallorca había tenido tres buenas, pero no las metió. Como casi siempre, si perdonas, lo pagas. Con apenas 19 años, Jan Virgili fue lo más eléctrico del Mallorca. Le dio igual que el césped estuviera pesado y que no parara de llover. Cada vez que tocaba la pelota, se levantaban los pocos valientes que se quedaron en la grada. Desbordó, encaró, filtró balones y casi marca en una jugada que él mismo se inventó. Si sigue a este nivel, no va a tardar en llamar la atención más allá de la isla.
El equipo de Julián Calero aguantó como pudo y buscó las contras para hacer daño. Víctor García estuvo muy activo y Eyong tuvo una segunda clarísima, pero Leo Román se agigantó bajo palos para negarle el doblete. Esa parada acabó siendo clave, porque un 0-2 habría sido demasiado castigo para los bermellones. Aun así, el Levante dejó claro que sabe competir, aunque le sigue faltando algo de mordiente arriba. Cuando ya parecía que al Mallorca se le escapaban los puntos, apareció Maffeo con un golazo. Minuto 75, jugada trabada, sin mucho futuro… hasta que el lateral sacó un zapatazo que se coló por la escuadra. Golazo con todas las letras. Son Moix explotó, aunque en parte también fue de alivio. Porque el empate era, como poco, lo mínimo que merecía el equipo. Los últimos minutos fueron un correcalles. Raíllo rozó el segundo con un cabezazo que se fue por nada. Y ya en el descuento, Morales se quedó solo ante Leo Román, pero el portero balear volvió a hacer de salvador. Al final, reparto de puntos que no contenta a nadie y que mantiene a los dos equipos en tierra de nadie, coqueteando peligrosamente con los puestos de abajo.
Real Madrid – Barcelona (2-1)
El Real Madrid se llevó el Clásico. Y no fue por suerte, ni por un rebote raro, ni por un error clamoroso del rival. Lo ganó porque fue mejor. Porque jugó con más ritmo, más colmillo y más claridad de ideas. El Barça, mermadísimo por las bajas, aguantó el tipo hasta donde pudo, pero se fue del Bernabéu con una derrota que empieza a pesar en la clasificación. El 2-1 final supo incluso a poco para los blancos, que pudieron sentenciar antes. Mbappé marcó, falló un penalti y dio espectáculo. Bellingham hizo de todo. Y Vinicius… bueno, Vinicius montó el show por su cuenta. Ambos llegaban al Clásico tocados, pero lo del Barça rozaba la tragedia griega. Sin Joan García, sin Lewandowski, sin Gavi, sin Dani Olmo ni Raphinha… Flick apenas podía inventar. Tiró de Rashford, Ferran y Lamine Yamal arriba, y cruzó los dedos. El Madrid, por su parte, con Xabi Alonso al mando, repetía su nuevo libreto: intensidad, presión arriba y balón para los de más talento. Camavinga y Tchouaméni como perros de presa, Bellingham como genio y Mbappé como punta de lanza. El partido arrancó con más barullo que juego. Vinicius se tiró dentro del área tras un encontronazo con Lamine Yamal, Soto Grado pitó penalti, pero el VAR se lo quitó de un plumazo. El Bernabéu pitó hasta al viento. Y mientras la grada digería la anulación del penalti, Mbappé cazó un balón filtrado por Bellingham, tiró de instinto y la metió raso. Esta vez, sí valió. El 1-0 llegó en el 21’ y encendió al Madrid, que por momentos arrasó. Cuando más cerca parecía el segundo del Madrid, llegó el empate del Barça. Güler la lía en su propio campo, Pedri roba y abre para Rashford, que la pone perfecta al punto de penalti para que Fermín remate ajustado. 1-1 y jarro de agua fría en la Castellana. El Barça se lo creyó por un rato, y hasta llegó a rondar el área con algo de peligro. Pero poco duró. Y es que el Madrid tiene a Bellingham. A falta de delanteros centros clásicos, el inglés se coló en el segundo palo como si llevara toda la vida rematando centros laterales. Pase de Militao, cabeza arriba de Jude y 2-1. Gol psicológico. Antes del descanso, otra vez Mbappé marcó pero estaba claramente adelantado. Al vestuario con ventaja blanca.
La segunda parte empezó con dos nombres propios: Szczesny, que salvó un penalti a Mbappé con una estirada antológica, y Vinicius, que se fue sustituido con un cabreo monumental. Ni se sentó en el banquillo. Se marchó al vestuario directamente, fundido y mosqueado. El Barça, sin ideas, metía cambios a la desesperada. Ni con Casadó ni con Araujo logró inquietar a Courtois. El Madrid estaba más cerca del tercero que el Barça del empate. En los últimos minutos se calentó la cosa. Pedri se resbaló y cazó a Tchouaméni con una entrada fea. Tángana, empujones, amarillas… lo típico. Rodrygo perdonó el tercero y el Bernabéu aguantó la respiración durante los nueve minutos de añadido. Al final, pitido final y alivio para los blancos. Victoria clave que les deja cinco puntos por encima del Barça y una sensación: este Madrid de Xabi Alonso va muy en serio.
Osasuna – Celta (2-3)
Partido de locos en El Sadar. De esos que no sabes si aplaudir, gritar o apagar la tele para no sufrir más. Osasuna lo tuvo, pero el Celta se lo llevó. Ganaron los de Claudio Giráldez por 2-3 en Pamplona y firmaron por fin su primera victoria liguera del curso, que se había hecho esperar más que los goles de Jutglà… que llegaron todos juntos. Budimir marcó dos, falló un penalti decisivo y Aspas, aunque sin marcar, firmó una asistencia marca de la casa que da oxígeno a un técnico que llegaba al límite.La primera parte arrancó con un Celta algo espeso, incapaz de pisar campo rival con claridad y con Aspas en el banquillo. Pero en el 26’ apareció la magia. Contra rápida, balón filtrado y Ferran Jutglà, que hasta ahora no había mojado, levantó la cabeza y la picó con toda la clase del mundo ante Sergio Herrera. Golazo. Uno de esos que levantan al banquillo y enmudecen estadios. Pero si hay alguien que no se rinde fácil en Osasuna, ese es Ante Budimir. En el 37’, el croata no falló desde los once metros y empató el partido con frialdad. Y cuando ya todos pensaban en el bocadillo del descanso, apareció otra vez. Centro perfecto de Víctor Muñoz y Budimir, como los nueves de toda la vida, definió con una media vuelta que rozó la perfección. El Sadar rugía y Osasuna se marchaba con ventaja.
En la segunda parte parecía que el partido bajaba pulsaciones, pero el fútbol tenía otros planes. Minuto 67. Córner a favor del Celta, Borja Iglesias prolonga de cabeza y ahí estaba otra vez Jutglà para empujarla al fondo. Doblete para él y tablas otra vez. El partido se abría de nuevo y prometía emociones fuertes. Spoiler: las tuvo. Y entonces llegó la jugada que puede atormentar a Budimir durante días. Penalti para Osasuna en el 79’, otra vez con él como protagonista. Se fue directo a por el balón buscando su triplete… y se vino arriba. Disparo a lo Panenka, larguero y fuera. Error garrafal. El Sadar se quedó helado. Y en la siguiente acción decisiva, Aspas cogió la pelota en tres cuartos, se giró con el colmillo afilado y se la dejó en bandeja a Pablo Durán, que no se puso nervioso y la picó con estilo para poner el 2-3. El partido se alargó hasta el 97’, pero casi no se jugó nada tras una caída de Aidoo que cortó el ritmo cuando Osasuna apretaba. En la última acción, el balón se iba a córner a favor de los rojillos, pero el árbitro pitó el final antes de ejecutarse. Enfado tremendo del equipo de Lisci, que vio cómo se escapaba un punto (o algo más) por detalles. El Celta, mientras tanto, respiraba por fin en Liga. Tardó, pero llegó.
Rayo Vallecano – Alavés (1-0)
Si uno ve el resultado, puede pensar que fue un partido cerrado, espeso. Pero el 1-0 entre Rayo y Alavés en Vallecas tuvo mucha más historia de la que refleja el marcador. Porque el equipo de Luis García empezó apretando arriba, con una presión altísima que dejó al Rayo temblando en los primeros 15 minutos. Blanco tuvo una clarísima tras un robo, pero Mendy salvó casi bajo palos. El propio Batalla tuvo que intervenir un par de veces para evitar el 0-1. El Rayo, mientras tanto, no encontraba ni el aire. El conjunto franjirrojo fue creciendo poco a poco. Isi empezó a entrar en juego, De Frutos hizo daño entre líneas y los disparos lejanos se convirtieron en el único recurso viable para inquietar a un Sivera muy seguro. Justo antes del descanso, el portero vitoriano firmó una doble parada tremenda que dejó a Vallecas con las manos en la cabeza. Si el marcador seguía 0-0 al descanso, era básicamente por él.
El guion no cambió mucho tras el paso por vestuarios. El Alavés siguió apostando por apretar arriba y recuperar en campo contrario, y el Rayo intentaba castigar a la contra. En el 51’, Parada se jugó el físico para frenar un disparo claro de Ratiu dentro del área. Poco después, Pedro Díaz se sacó un chutazo que Sivera volvió a sacar abajo. Y en la siguiente jugada, Isi se sacó un latigazo que fue a morir al larguero. El Rayo rozaba el gol una y otra vez, pero no lo encontraba. En el tramo final, el partido se rompió del todo. Boyé recuperó alto y regaló una ocasión a Toni Martínez, que la mandó a las nubes. En el 79’, el propio Boyé remató desde dentro del área y Batalla apareció para salvar al Rayo. Todo apuntaba al empate, pero el fútbol todavía guardaba un giro más. Cuando ya parecía que el empate era inevitable, apareció Chavarría por banda izquierda para meter un centro con música al segundo palo. Y allí estaba Alemao, completamente solo, para cabecear con fe y precisión al fondo de la red. Minuto 91, gol, locura total en Vallecas y tres puntos de oro para un Rayo que fue de menos a más y acabó con premio. El Alavés, que hizo muchas cosas bien, se vuelve a casa con las manos vacías.
Betis – Atlético | Lunes 21:00h, La Cartuja
Duelo exigente para cerrar la jornada entre dos conjuntos con aspiraciones altas. El Betis, que viene de empatar in extremis en Villarreal, quiere hacerse fuerte en casa frente a un Atlético herido tras la goleada sufrida en Champions. Los de Simeone, acostumbrados a competir al límite, deberán recomponerse rápido ante un rival al que históricamente se le ha resistido. Todo apunta a un partido intenso y de pocos espacios.

