Después de la dura derrota por 3-2 ante el Leganés en Butarque, el central del Espanyol Leandro Cabrera fue una de las voces autorizadas que pasó por los micrófonos del club para poner palabras al bajón de este domingo. Y lo hizo con la naturalidad de quien sabe que toca morderse el enfado y apretar los dientes para lo que viene. Porque esto aún no ha terminado.
“La lectura general es que fue un primer tiempo malo del equipo, en todas las facetas”, arrancó Cabrera, sin paños calientes. Lo cierto es que esa primera parte fue un mazazo. El Espanyol salió dormido, sin energía, y el Leganés, que se jugaba la vida, lo aprovechó al máximo. El equipo de Manolo González reaccionó al final, sí, pero el daño ya estaba hecho. “En el segundo intentamos dar la cara, creo que la dimos, pero no pudimos concretar esa pequeña remontada, ese empate que nos hubiera venido de lujo”, lamentó el uruguayo.
Lo que duele, más allá del resultado, es la sensación de haber llegado tarde a un partido que podía haber sido decisivo para sellar la permanencia. Cabrera lo resumió con claridad: “El equipo intentó, tuvimos las ocasiones, en el momento en que fuimos al duelo en su área fuimos ganadores pero bastante tarde”. Y esa es justo la rabia que se notaba en su voz. No fue un tema de actitud en la segunda mitad, pero sí de haber dejado escapar una oportunidad de oro.
Aun así, Cabrera quiso mandar un mensaje de unidad y fortaleza, tanto para la afición como para lo que queda por delante. “El equipo está fuerte, el vestuario está fuerte, es una pena porque podríamos haber tenido la salvación matemática o acercarnos con un empate, pero estamos bien, estamos fuertes, quedan dos partidos en casa y vamos con todo”. Nada de bajar los brazos, ni dramas. Dos finales, dos partidos en el RCDE Stadium, y una afición que empujará como nunca.
Y para cerrar, un guiño al derbi que ya se asoma en el horizonte, con todo lo que eso implica. “Ahora a descansar y pensar en el derbi, que esperemos sea una gran noche”, deseó Cabrera. Ojalá lo sea. Porque si hay una forma de levantarse tras el golpe de Butarque, es dándolo todo frente al eterno rival. Y en casa, con nuestra gente.