En las operaciones militares secretas, se confirma en el último momento el lugar y hora exacta de la acción. Se conoce como el “día D a la hora H”. Y con solo 5 jornadas de campeonato, tocaba asaltar una de las trincheras más difíciles de la competición. Un desembarco contundente, posible resultado de duras maniobras entre semana, para conquistar el Ciutat de Valencia.
Cuando prácticamente todos rayaron la excelencia, Pacheco afrontaba el complicado día de los porteros sin trabajo, con buen tono.
Un intachable Omar, permite valorar al futbolista y al que apostó por su explosión en la Normandía de Segunda.
Entonadisimos por el centro, Calero y Cabrera rastreaban espacios en salida del balón. El uruguayo, hizo un exterior ‘a lo Modric’ antes del primer tanto que abría las carnes del rival granota.
Se le coló a Ramón un misil que ganó 3 metros en uno de espacio y entendió, que las balas duelen. A partir de ahí, alborotó a la tropa, dejando rastro humeante en cada incursión.
Pol mezclaba bien con Edu y por ahí empezó la victoria: el señuelo para el Levante era buscar al jugador sin poder hacerse con el balón.
Desde la torre del campanario disparó Nico con precisión de francotirador. Cada lanzamiento abatía un poco más a los azulgranas.
No pueden salir mal las cosas si vas al barro con una sonrisa; Pere Milla escapaba del radar y aplicaba metralla en la orilla del área.
Se hartó Jofre de abastecer por el flanco derecho, en una labor de carrilero diferente de lo que se hace en el izquierdo. El desgaste, obligó al descanso a llevarlo a retaguardia.
Ya le ha quitado Puado las argollas a las bombas del gol y cuando eso pasa, acaban estallando muchas.
Cuando el avance en tierra era imparable, entró la infantería: Salvi haciendo que nos olvidáramos de a quien sustituyó, Gragera con la mochila cargada para abastecer a la tropa que se había desgastado, Lazo en busca de robar alguna pertenencia de valor y Roca, como muestra de los reclutas que vienen pidiendo paso.
La primera de las duras contiendas, se ganó dejando a todos un mensaje claro: la conquista del ascenso es nuestro objetivo inmediato. Seguramente nuestro ejército, hoy merezca celebrarlo. No le pongamos agua al vino del triunfo. Ellos han sufrido y hoy merecen celebrarlo. Mañana, será otro día y lo ganado se mantiene si se hace duro el trabajo. Está prohibido confiarse, porque el enemigo más peligroso, no es el más visible, es el que espera agazapado.
