La derrota ante el Villarreal (0-2) dolió, sí, pero no borra el buen trabajo del Espanyol en este primer tramo de campeonato. A pesar del traspiés en casa frente a los de Marcelino, el conjunto de Manolo González se va al parón de selecciones una vez acabada la Jornada 12 en la sexta posición de la tabla, ocupando plaza europea tras 12 jornadas de Liga.
Con 18 puntos, los blanquiazules cierran este bloque competitivo a pesar de sumar dos derrotas consecutivas. Ahora toca recargar pilas, recuperar efectivos y preparar el siguiente tramo de la temporada con el objetivo intacto: seguir peleando arriba y consolidarse en la élite.
Elche y Real Sociedad firman tablas en un partido vibrante en el Martínez Valero
En el partido que abría la jornada, Elche y Real Sociedad empataron 1-1 en un partidazo lleno de ritmo y emoción en el Martínez Valero. Álvaro Rodríguez adelantó a los ilicitanos tras una gran jugada colectiva, pero Oyarzabal empató de penalti en el minuto 87. Dituro fue clave con varias paradas espectaculares, y Guedes protagonizó un feo gesto al lanzar una botella tras ser sustituido. El empate deja mejor sabor en la Real que en un Elche que rozó el triunfo.
Un sábado que acaba con decepción con la derrota del Espanyol
Para empezar el sábado, el Girona respiró por fin. Un golazo de Tsygankov en la mejor primera parte del equipo esta temporada bastó para tumbar a un Alavés sin colmillo. Los de Míchel, intensos y comprometidos, dejaron buenas sensaciones en Montilivi y salieron del descenso al menos por un rato. Sufrieron algo en la segunda mitad, pero no renunciaron a su estilo. El triunfo es aire puro para el técnico madrileño.
El Sevilla se reencontró con la victoria al ganar 1-0 a Osasuna en el Sánchez-Pizjuán gracias a un penalti transformado por Rubén Vargas en el minuto 50. El conjunto de Almeyda, muy gris en la primera parte, reaccionó tras el descanso y rompió una racha de tres derrotas seguidas. Osasuna, que mejoró con los cambios, tuvo sus opciones, pero se topó con un Odysseas providencial. El meta griego salvó al equipo con un paradón a Raúl García y otro a Becker. Los sevillistas cierran el parón con alivio y algo de oxígeno.
El Atlético de Madrid venció al Levante por 3-1 en el Metropolitano con un doblete de Griezmann saliendo desde el banquillo y un autogol inicial de Dela. El equipo del Cholo dominó claramente, aunque volvió a sufrir en las jugadas a balón parado. El Levante empató con un gol de Manu Sánchez, pero acabó cediendo tras los cambios rojiblancos. Oblak también fue clave con varias paradas salvadoras. Con esta victoria, el Atleti encadena su séptima en liga y mantiene su buena racha en casa.
Para acabar el día, el Espanyol cayó 0-2 ante el Villarreal en el RCDE Stadium en un partido donde compitió bien durante muchos minutos, pero volvió a pagar su falta de acierto y algunos errores puntuales. Gerard Moreno abrió el marcador tras un disparo desviado por Salinas, y Moleiro sentenció tras una gran acción de Buchanan. Los de Manolo González arrancaron con energía, pero se fueron apagando con el paso de los minutos. El equipo suma su segunda derrota consecutiva en LaLiga y se marcha al parón con mal sabor de boca.
El triunfo del Mallorca ante el Getafe permite al RCDE conservar la 6ª plaza
El domingo se completaba el menú con cinco partidos. Para empezar, el Athletic Club ganó por la mínima al Oviedo (1-0) en San Mamés gracias a un golazo de Nico Williams en la primera mitad. El equipo de Luis Carrión resistió con un gran Escandell bajo palos, pero le volvió a faltar pegada arriba. Los azules tuvieron un gol anulado a Ilyas Chaira por fuera de juego y alguna opción aislada, pero sin claridad. El Athletic controló el ritmo y manejó el partido con oficio hasta el final. El Oviedo sigue hundido en la zona baja, sin gol ni fortuna.
El Real Madrid no pasó del 0-0 en Vallecas ante un Rayo que le plantó cara con personalidad. Courtois y Batalla evitaron los goles en un partido igualado y con mucha intensidad. El conjunto blanco tuvo más posesión, pero poco peligro real. Isi rozó el gol de la jornada con un tiro desde el centro del campo. El líder suma un punto y confirma que Vallecas sigue siendo su campo maldito.
El Valencia y el Betis empataron 1-1 en Mestalla en un partido cargado de emoción. El ‘Cucho’ Hernández marcó el 0-1 tras un fallo de Tárrega, pero Luis Rioja igualó a ocho del final con un gol que no celebró a lo loco. Valles fue el mejor del Betis, con tres paradas clave. Dani Raba y el propio Cucho rozaron el 2-1 en los últimos minutos. Empate justo, pero con sabor agridulce para ambos.
El Mallorca se impuso 1-0 al Getafe con un gol tempranero de Muriqi tras un centro perfecto de Mojica. Los de Jagoba Arrasate mostraron orden y supieron defender su ventaja con oficio. El Getafe tuvo más balón pero pocas ideas, y Soria evitó el segundo con una gran parada a Darder. El conjunto balear sale del descenso gracias a este triunfo. El equipo de Bordalás pierde la oportunidad de asaltar puestos europeos.
La jornada la cerrarán Celta y Barça en Balaídos.
Los partidos
La clasificación
Elche CF – Real Sociedad (1-1)
Partidos de los que enganchan el vivido el viernes entre Elche y Real Sociedad, con ritmo, llegadas, paradas imposibles y ese punto de drama que hace del fútbol algo tan imprevisible. Los ilicitanos se quedaron a un paso de una victoria de prestigio, pero la Real, fiel a su carácter competitivo, consiguió empatar al final gracias a un penalti transformado por Mikel Oyarzabal. El arranque tuvo más color txuriurdin, con la Real buscando mandar desde el balón y aprovechar la velocidad de Kubo y Oyarzabal entre líneas. Pero el Elche no se arrugó. Poco a poco empezó a soltarse, a presionar más arriba y a encontrar espacios para salir rápido. Rafa Mir rozó el gol con un disparo cruzado y, poco después, Mendoza se topó con el poste en la ocasión más clara del primer tiempo. Dituro, por su parte, mantuvo al Elche en pie con varias manos de mérito ante Kubo y Brais Méndez.
El 0-0 al descanso no hacía justicia al espectáculo, y la segunda parte empezó con la misma energía. En el 57’, el premio llegó: una jugada rápida por la derecha acabó con un centro de Josan que Álvaro Rodríguez controló dentro del área y fusiló sin piedad. El Martínez Valero explotó. La grada creyó que esta vez sí, que los tres puntos se quedaban en casa. La Real no estaba cómoda y Marcelino movió el banquillo, pero la tensión creció cuando Gonçalo Guedes, al ser sustituido, perdió los nervios y lanzó una botella hacia el banquillo en un gesto de impotencia. Un episodio feo en un partido que hasta ese momento se jugaba con máxima deportividad. Los donostiarras, eso sí, no bajaron los brazos y se lanzaron a por el empate. Los últimos minutos fueron una locura. La Real apretó con todo, y Dituro volvió a hacerse gigante con un paradón a bocajarro ante Sadiq. Pero a falta de tres minutos para el 90’, Affengruber derribó al delantero nigeriano dentro del área y el árbitro señaló penalti. Oyarzabal, con la calma y la jerarquía de siempre, engañó al portero y puso el 1-1 en el marcador. El tramo final fue tenso. Aramburu sufrió una brecha en la cabeza que obligó a detener el juego y enfrió el ambiente. Aun así, el Elche tuvo la última, pero Remiro sacó el balón con reflejos felinos y el empate quedó sellado. Para el Elche, el empate sabe a poco. Los de Beccacece merecieron más y se dejaron la piel. Para la Real, en cambio, el punto tiene un sabor distinto: mantiene la buena dinámica y refuerza la idea de que este equipo compite hasta el último minuto. En definitiva, un 1-1 que dejó buen fútbol, polémica, emoción y un estadio que volvió a disfrutar de verdad.
Girona FC – Deportivo Alavés (1-0)
El Girona venció al Alavés (1-0) en Montilivi gracias a un gran cabezazo de Tsygankov tras una primera parte excelsa. Los de Míchel, más concentrados y valientes, duermen fuera del descenso y recuperan confianza justo antes del parón. El Girona saltó al campo con el alma en vilo y la espalda cargada. La racha era mala, las críticas crecían, y la sensación de que todo se torcía flotaba en el aire. Míchel lo sabía: su crédito no era infinito, y por eso pidió a los suyos “cabeza y corazón” para un partido que olía a ultimátum. Por suerte para él, sus futbolistas respondieron con creces. Montilivi fue testigo de un Girona distinto, más serio, más vivo, con ganas de demostrar que el discurso del técnico aún cala. Y vaya si caló. En medio de esa energía renovada, Bryan Gil -el único cambio respecto al once anterior- agitó el árbol por la banda y conectó un centro con precisión de cirujano. Por allí apareció Tsygankov, que voló en el área y metió un cabezazo seco, imposible para el meta rival. Gol y éxtasis. La grada rugió con fuerza, como si entendiera que ese tanto podía cambiar algo más que el marcador. Era un grito de supervivencia. Con el 1-0, los de Míchel no se metieron atrás. Al contrario: apretaron todavía más. Cada balón dividido era suyo, cada metro lo peleaban como si fuera el último. El Alavés no encontraba huecos ni calma, aunque rozó el empate en una jugada aislada entre Denis Suárez y Mariano que salvó Gazzaniga. Bryan Gil casi marca el segundo y Ounahi, aunque algo espeso, estuvo a punto de firmar un golazo desde la frontal. Fue una sinfonía en blanco y rojo.
En la segunda parte, el Girona se apagó un poco. Normal, después del desgaste. El Alavés creció, tuvo más balón y metió miedo con un gol de Antonio Blanco que fue anulado por fuera de juego. El susto sirvió de despertador. Ounahi la mandó alta cuando lo tenía todo de cara y Stuani, ya al final, se topó con una salvada milagrosa de Youssef. El uruguayo llegó a marcar, pero estaba en offside. El 1-0 no se movió, y Montilivi respiró hondo. El pitido final desató la fiesta. No por el juego, sino por lo que significa. El Girona necesitaba ganar para no despeñarse anímicamente, y lo hizo a su manera: siendo fiel a su idea. No se encerró, no especuló. Jugó como lo que quiere ser. Míchel se abrazó con su cuerpo técnico mientras los jugadores daban una vuelta de honor que no se veía desde hacía semanas. A veces, ganar no cambia todo… pero cambia lo justo para empezar de nuevo.
Sevilla FC – CA Osasuna (1-0)
El Sevilla se impuso 1-0 a Osasuna con un gol de penalti de Rubén Vargas. Los de Almeyda rompen su racha negativa en un partido gris que mejoró tras el descanso. Odysseas fue clave con varias paradas salvadoras. El partido empezó torcido. Ni el más optimista en Nervión encontraba motivos para ilusionarse viendo el arranque del Sevilla. En el minuto 12, Nianzou casi se marca en propia puerta, y a partir de ahí, el equipo se fue diluyendo en errores y pases imprecisos. Solo un remate lejano -y desviadísimo- del propio central en el 26 sirvió para romper la monotonía de un primer tiempo horrible. Parecía un 0-0 cantado.
Nada más arrancar la segunda mitad, el Sevilla despertó. Juanlu rompió por banda, puso un centro que remató Akor Adams y que Sergio Herrera sacó con reflejos. En la siguiente acción, el mismo Juanlu cayó derribado en el área: penalti. El VAR lo confirmó y Rubén Vargas lo transformó en el minuto 50 con sangre fría. El suizo celebró con rabia, consciente de que ese gol podía valer más que tres puntos. En apenas un par de minutos, los de Almeyda habían hecho más que en toda la primera parte. El gol no mató el partido, ni mucho menos. Osasuna reaccionó con Oroz y Bretones en el campo, ganando metros y colgando balones. En el 61, el Sánchez-Pizjuán se quedó helado: Raúl García se plantó solo ante Odysseas, pero el portero griego voló para evitar el empate. Paradón tremendo, el mejor del encuentro. Poco después, Akor Adams marcó, pero el tanto fue anulado por fuera de juego. Almeyda metió a Gudelj para reforzar el medio, mientras Lisci tiraba de Becker buscando el milagro. Con Peque sustituido y ovacionado, el tramo final fue una prueba de resistencia. El Sevilla tiró de oficio y de Odysseas, que volvió a aparecer con dos paradas de mérito, una a Adams en el 77 y otra a Marcao en el 78, para conservar el 1-0. Osasuna lo intentó con más corazón que cabeza, pero no pudo romper el muro local. El pitido final sonó a alivio en el banquillo y en la grada. No fue un triunfo brillante, pero sí balsámico para un equipo que necesitaba respirar. El Sevilla se va al parón con tres puntos que saben a descanso mental. No fue su mejor tarde, pero ganó y eso, hoy, lo es todo. Almeyda, que se jugaba mucho, vio por fin a su equipo responder con actitud y oficio. Rubén Vargas firmó el gol y Odysseas puso las manos. El Pizjuán, después de semanas de frustración, despidió a los suyos con aplausos.
Atlético de Madrid – Levante UD (3-1)
El Atlético de Madrid venció 3-1 al Levante con un doblete de Griezmann saliendo desde el banquillo. Dela marcó en propia puerta y Manu Sánchez empató para los granotas. El Atleti mantiene su racha con un partido marcado por el oportunismo y el peso de los cambios de Simeone. El conjunto atlético salió con fuerza, dominando desde el primer minuto pero sin encontrar portería. Pablo Barrios fue el mejor de los primeros compases, tirando del carro como un veterano. De hecho, el primer gol nace de un centro suyo que, tras varios rebotes, acabó empujando en propia puerta Dela. El Levante, que no inquietaba, empató a la primera que tuvo: córner botado por Olasagasti y cabezazo del más bajito, Manu Sánchez. De locos. A pesar del 1-1, el Atleti tenía el 70% de la posesión y las mejores sensaciones.
El partido pedía algo diferente, y Simeone lo vio claro. Metió a Griezmann por Sorloth y a Thiago Almada por Barrios. A la primera que tocó, el francés marcó. Una combinación preciosa entre Giuliano y Llorente terminó con un pase de la muerte para que el ‘8’ rojiblanco solo tuviera que empujarla. Golazo táctico, golazo mental. El Metropolitano estalló. No fue solo un cambio de jugador, fue un cambio de ritmo total del Atleti. A pesar del nuevo gol, el Atleti no acababa de cerrar el partido y el Levante, a su manera, seguía dando señales. Koyalipu obligó a Oblak a volar para evitar el empate de cabeza. Pero otra vez Griezmann apareció. Esta vez, tras un fallo clamoroso en la salida de balón del Levante, el balón le quedó a Julián Álvarez que no definió bien, pero el rechace cayó a los pies de Grizi que la empujó sin pensarlo. 3-1 y partido finiquitado. Un delantero top no necesita más. El resultado final no solo habla bien de Griezmann, sino también del propio Cholo Simeone, que leyó el partido con precisión quirúrgica. Cada cambio aportó justo lo que necesitaba el equipo. El Atlético supo cuándo sufrir, cuándo acelerar y cuándo rematar. Y eso, más allá del talento individual, es sello de entrenador. El Levante, que nunca se rindió, tuvo una más en el descuento, pero su segundo gol fue anulado por fuera de juego. Justo lo que le faltó: precisión.
RCD Espanyol – Villarreal CF (0-2)
El Villarreal venció 0-2 en el RCDE Stadium con goles de Gerard Moreno y Alberto Moleiro. El Espanyol tuvo buenos momentos, pero la falta de pegada y dos acciones puntuales decantaron el partido a favor del conjunto de Marcelino. El conjunto perico arrancó bien el partido, con energía, centros laterales y una presión que sorprendió al Villarreal, aún con la resaca de su derrota europea. A los cinco minutos, Roberto ya obligó a Pau Navarro a intervenir bajo palos. Con seis cambios en el once, entre ellos el debut como titular de Salinas, los de Manolo González intentaron hacer daño con ritmo y verticalidad. Pero el equipo groguet, poco a poco, se asentó, empezó a dormir el balón y a reducir el ímpetu local. Cuando mejor se sentía el Espanyol, apareció Gerard Moreno. En una jugada aislada, el experico soltó un disparo que tocó ligeramente en Salinas y desvió la trayectoria del balón lo justo para batir a Dmitrovic. Lo celebró con contención, pidiendo perdón: “Mucho respeto, he pasado muchos años aquí, muy agradecido por el cariño que me dan”, explicó luego. La grada, que lo aplaudió al salir sustituido, no se lo tuvo en cuenta. Hay jugadores que marcan… y dejan huella.
Nada más comenzar la segunda parte, Salinas volvió a quedar en la foto. Esta vez no por mala suerte, sino por verse superado en carrera por Buchanan, que le sacó varios metros, asistió a Moleiro y, tras un rechace de Dmitrovic, el canario hizo el 0-2. Manolo ya preparaba a Kike García y maldecía en la banda. Fue un golpe duro. Más aún cuando Gerard estuvo a punto de marcar el tercero y Comesaña estrelló un disparo en el poste. Lo intentó con dignidad el Espanyol, pero sin claridad. Kike tuvo una ocasión clara que se fue fuera, Dolan probó desde la frontal y Luiz Júnior respondió bien. Manolo movió el banquillo, buscó soluciones, pero se topó con un Villarreal serio, que gestionó la ventaja con oficio y le enseñó lo que diferencia a un equipo hecho de uno que sigue en construcción. La derrota deja al Espanyol con un sabor amargo justo antes del parón. Son ya dos partidos seguidos perdiendo y sin marcar. Pese a competir bien durante muchos minutos, los errores puntuales en defensa y la falta de contundencia arriba siguen pesando. El Villarreal, mientras tanto, escala hasta la segunda posición y demuestra que, pese al revés europeo, tiene plantilla y fútbol para competir con cualquiera.
Athletic Club – Real Oviedo (1-0)
Un gol de Nico Williams daba la puntilla a un Oviedo sin reacción en San Mamés: el tanto del internacional decidió un partido en el que los azules resistieron con un gran Escandell, pero sin acierto para igualar el marcador. El equipo asturiano legaba este domingo al feudo vasco con más ilusión que miedo, acompañado por más de mil oviedistas en las gradas de la Catedral. El equipo de Luis Carrión quería confirmar las buenas sensaciones de las últimas jornadas, pero se topó con un Athletic Club exigido, intenso y con ganas de reconciliarse con su gente después de su calendario europeo. El ambiente era el de las grandes tardes, y los leones no tardaron en marcar territorio. El plan del Oviedo era claro: mantener el orden, presionar arriba y no dejar que el Athletic se sintiera cómodo con balón. Durante los primeros minutos lo consiguió, pero a partir del minuto once la cosa cambió. Ahí apareció Escandell para evitar lo peor: tres paradas seguidas, primero a Berenguer y luego en dos rechaces casi consecutivos, que mantuvieron al equipo con vida. El portero fue un muro en ese tramo, aunque poco a poco los locales fueron ganando metros y confianza, encerrando al conjunto carbayón en su campo. El dominio bilbaíno terminó por traducirse en gol en el minuto 24. Nico Williams, que ya había avisado con varias arrancadas, inventó una jugada marca de la casa: desborde eléctrico por la izquierda y zurdazo al primer palo para batir a Escandell. Golazo. El Oviedo trató de reaccionar rápido, y tres minutos después celebró un tanto de Ilyas Chaira que acabó siendo anulado por fuera de juego tras una revisión milimétrica del VAR. La jugada dejó dudas, pero el marcador no se movió. El tramo final del primer tiempo fue el mejor de los de Carrión, con una ocasión clarísima de Dendoncker que obligó a Unai Simón a lucirse y una posible falta sobre Fede Viñas en el área que el árbitro ignoró. Al descanso, 1-0 y sensación de que el Oviedo podía rascar algo si afinaba en ataque.
La segunda parte empezó sin novedades, aunque el Oviedo intentó dar un paso adelante. Carrión movió el banquillo pronto, metiendo a Hassan por Chaira en busca de más velocidad y profundidad, pero el Athletic no se dejó dominar. Los locales controlaron el ritmo del partido y siguieron presionando arriba, dificultando cada salida de balón azul. Escandell volvió a lucirse con un par de intervenciones de mérito, y aunque los oviedistas intentaban estirarse con Rondón, Hassan o Viñas, no lograban generar peligro real. Los cambios de Agudín, Ilic, Sibo y Forés no cambiaron la historia: el Athletic, sin brillar demasiado, manejó los tiempos con oficio y cerró el partido sin sufrir. El pitido final certificó una derrota que duele, no tanto por el resultado como por las sensaciones. El Oviedo compite, pero no concreta; se defiende, pero no golpea. En San Mamés volvió a mostrar orden y actitud, pero le faltó colmillo arriba. Escandell fue el mejor de los suyos y evitó un marcador mayor, mientras que el gol de Nico Williams hizo justicia a lo que se vio sobre el césped: un Athletic más decidido y eficaz ante un rival que, una vez más, no supo aprovechar sus momentos. Los de Carrión siguen últimos y necesitan, más que nada, reencontrarse con el gol y con la confianza.
Rayo Vallecano – Real Madrid (0-0)
El Real Madrid no pudo pasar del empate ante un valiente Rayo Vallecano en un partido trabado, intenso y con más sudor que fútbol. Courtois y Batalla, protagonistas en ambos bandos, firmaron un duelo de porteros que dejó sin goles una tarde que prometía mucho más. Parece que el pequeño estadio de Vallecas tiene algo que incomoda al Real Madrid, da igual el entrenador o los nombres. Esta vez, el equipo de Xabi Alonso volvió a atascarse en un escenario donde el Rayo se multiplica. Desde el arranque, los blancos tuvieron más posesión, pero sin ideas claras. Arda Güler probó suerte con un tiro potente que Batalla desvió bien, y a partir de ahí, el partido se equilibró. El Rayo, fiel a su estilo de presión alta y transiciones rápidas, empezó a sacarle el alma al encuentro. Pasado el primer cuarto de hora, ambos equipos tuvieron las dos ocasiones más claras de la primera mitad. Primero, Ratiu se plantó solo ante Courtois, pero el belga, con su calma habitual, le tapó el hueco y evitó el gol. Minutos después, el caos se trasladó al área rayista: una jugada embarullada acabó en los pies de Vinícius, que remató con el portero en el suelo, pero Batalla reaccionó con una mano salvadora. En adelante, el partido se llenó de interrupciones, amarillas y pérdidas. Más tarjetas que disparos, literal. El descanso llegó con 0-0 y caras de frustración en ambos banquillos.
El segundo tiempo fue más movido. El Rayo, empujado por su gente, se vino arriba por la derecha, donde Ratiu fue un tormento. Dos centros rasos casi calcados estuvieron a punto de encontrar rematador. De Frutos y Álvaro García rozaron el gol, pero les faltó precisión en el toque final. Isi Palazón también tuvo la suya, y vaya si estuvo cerca: vio adelantado a Courtois y probó suerte desde el centro del campo. El balón rozó el larguero y Vallecas se levantó de golpe. Era uno de esos goles que se recuerdan toda la vida… pero no quiso entrar. El Madrid lo intentó más por inercia que por inspiración. Valverde tuvo una buena oportunidad con un derechazo lejano que Batalla desvió a córner con una estirada tremenda. Luego, Bellingham apareció en el área con una definición cruzada que el portero argentino sacó con el pie. Y hasta ahí. Ni Mbappé ni Vinícius estuvieron finos, y Brahim acabó diluido en la espesura del partido. En los últimos minutos, Alonso movió el banquillo, pero no cambió la historia. El líder fue un equipo plano, sin colmillo ni ritmo, y el Rayo lo agradeció. El pitido final selló un empate que deja sensaciones distintas: el Rayo volvió a demostrar que compite de tú a tú contra cualquiera, mientras que el Real Madrid se deja dos puntos en un campo que se le sigue atragantando. Batalla y Courtois fueron los héroes de un 0-0 que reflejó bien lo que pasó en el césped: esfuerzo, intensidad, pero poco acierto. Vallecas, una vez más, volvió a ser terreno hostil para el líder.
Valencia CF – Real Betis (1-1)
El Valencia y el Betis firmaron tablas en Mestalla (1-1) en un partido que lo tuvo todo: emoción, errores, paradas milagrosas y una historia curiosa para el final. El ‘Cucho’ Hernández adelantó a los de Pellegrini tras un fallo garrafal de Tárrega, pero Luis Rioja, bético de corazón, igualó a poco del final y silenció cualquier plan de remontada che. Un empate que sabe a poco para ambos y deja sensaciones cruzadas. El Betis pudo ponerse por delante en la primera jugada clara del partido, pero Ez Abde mandó al limbo una asistencia de Antony nada más arrancar. A partir de ahí, el Valencia se fue soltando. Danjuma, muy activo, empezó a desbordar y generar peligro, pero se topó una y otra vez con un colosal Álvaro Valles, que se marcó tres paradas de locura solo en la primera mitad. Gayà, Diego López y Lucas Beltrán probaron suerte, pero el meta verdiblanco sacó manos y reflejos para mantener a los suyos vivos. El conjunto de Pellegrini combinaba bien en campo propio, con Fornals y Lo Celso intentando sacar el balón limpio desde atrás. La velocidad de Antony y Abde generó peligro a la contra, aunque faltó tino. Justo antes del descanso, el ‘Cucho’ volvió a colarse por la izquierda y casi calca una jugada anterior, pero esta vez el corte providencial de Gayà evitó males mayores. Mestalla apretaba, el partido iba a mil por hora, pero el marcador no se movía.
En el segundo tiempo, el partido bajó un punto de intensidad hasta que César Tárrega cometió un error imperdonable en salida de balón. Se la regaló a Abde, que se la sirvió al ‘Cucho’ Hernández, y el colombiano no perdonó. Definición de delantero puro, rozando el palo para batir a Agirrezabala y poner el 0-1 en el 74’. Era el premio a su insistencia durante todo el partido. Lo celebró con rabia, sabiendo que había dado un golpe duro a un Valencia que acumulaba semanas sin ganar. Cuando parecía que Mestalla se teñía de verde, apareció Luis Rioja para romper la lógica y el corazón de más de un bético. El extremo, que no ha escondido nunca su amor por el Betis y que sonó para llegar al Villamarín en más de una ventana, cazó un balón en el balcón del área y soltó un zurdazo cruzado que tocó en nadie y en todos, y acabó en la red. 1-1. No lo celebró a lo loco, pero tampoco lo escondió. Su gol cortaba la mala racha del Valencia y enfriaba la escalada europea del Betis. El final fue de locos: Raba casi la clava por la escuadra y el propio ‘Cucho’ tuvo otra que desvió Agirrezabala. Tablas y una historia para contar.
RCD Mallorca – Getafe CF (1-0)
El Mallorca respiró aliviado en Son Moix. Un gol de Vedat Muriqi en el minuto 18 bastó para tumbar a un Getafe espeso y devolverle la sonrisa a Jagoba Arrasate, que llegaba al partido con la soga al cuello. Los baleares salieron del descenso con un triunfo sufrido pero justo, apoyado en la entrega, el orden y la efectividad de su capitán. El partido arrancó con respeto mutuo y mucho juego en el centro del campo, sin apenas noticias en las áreas. Todo cambió de golpe cuando Samú Costa cazó un balón en la medular y lanzó un contragolpe perfecto. Abrió a la izquierda para Mojica, que metió un centro medido al corazón del área. Allí apareció Muriqi, el de siempre, para rematar de primeras y hacer el 1-0. Gol de delantero de área, de esos que marcan diferencias. A partir de ahí, el Mallorca bajó el ritmo y defendió con calma su ventaja, ante un Getafe que no encontraba la forma de inquietar a Greif.
El segundo tiempo tuvo otro guion. Bordalás se desgañitaba en la banda, empujando a los suyos a presionar arriba, mientras el Mallorca se replegaba esperando su momento. El Getafe tuvo más balón, pero sin pegada. Ni Greenwood ni Mata lograron generar peligro real. En cambio, el Mallorca rozó el 2-0 en la más clara del partido: minuto 73, centro desde la derecha, error de Juan Iglesias y Darder, con todo a favor, fusiló desde dentro del área. Pero ahí apareció David Soria con una parada monumental, con el pecho, para mantener con vida a su equipo. El tramo final fue una especie de trámite. El Getafe, sin ideas ni empuje, se fue diluyendo, mientras el Mallorca gestionaba el tiempo con oficio. Al pitido final, Son Moix respiró aliviado y Jagoba Arrasate, que había vivido semanas duras, soltó tensión con un abrazo a su cuerpo técnico. Con esta victoria, los baleares suman 12 puntos y salen del descenso, mientras que el Getafe, que podía haberse metido en Europa, se queda con 17. Un triunfo que sabe a alivio en la isla y que refuerza la fe en un proyecto que necesitaba un golpe de confianza.
Celta de Vigo – FC Barcelona | Domingo 21:00h, Balaídos
Gran cierre del domingo: el Celta, que viene recuperando sensaciones, se enfrenta al Barcelona, equipo que ya ha lanzado su candidatura. Balaídos será escenario de armas iguales: intensidad, afición y obligación de ganar. Para el Barcelona, tres puntos clave para no dejar escapar opciones; para el Celta, un triunfo que le daría otro tipo de horizonte.


