LaLiga, el organismo que preside Javier Tebas, ha revelado este jueves el límite de coste de plantilla para todos los clubes que compiten en Primera y Segunda división, incluido el RCD Espanyol. Tras el cierre del mercado de verano y antes del inicio de la quinta jornada de la competición, LaLiga ha realizado un análisis detallado del periodo de fichajes, estableciendo los límites de gasto de plantilla para los equipos. El límite de costo de plantilla representa el máximo que cada club puede gastar a lo largo de la temporada, considerando tanto el mercado de verano como el de invierno. Este límite engloba los sueldos de los jugadores, el primer entrenador, el segundo entrenador y el preparador físico del primer equipo, además de los gastos destinados a las categorías inferiores, la cantera y otras secciones del club. Dentro de este cálculo se contemplan los salarios fijos y variables, la seguridad social, las primas colectivas estipuladas en los contratos, los costos de adquisición de futbolistas, las comisiones a los agentes y las amortizaciones. Este límite se establece restando los gastos no deportivos de los ingresos presupuestados, teniendo en cuenta también las deudas y pérdidas arrastradas de la temporada anterior.
El nuevo límite salarial del Espanyol
El Real Madrid vuelve a liderar la tabla otro año más como el club con el límite salarial más alto. De los 727 millones que presentaba en el mercado invernal del último curso, en la campaña 2024-25 sube a los 754. Mientras tanto, su rival de la capital, el Atlético de Madrid, se mantiene en tercer lugar con 310 millones (siete más que en el último invierno). El Barça aumenta más del doble su límite salarial hasta los 426,4 millones
Por lo que respecta al Espanyol, su límite salarial es de 8,789 millones de euros; ha bajado 1,28 millones respecto al verano de 2023, en que era de 10 millones, es decir, un 13% menos. El equipo que menos margen salarial tiene es el Sevilla FC con 2,4 millones.
La montaña rusa financiera del RCD Espanyol: el impacto del límite salarial
El RCD Espanyol ha vivido una auténtica montaña rusa financiera en los últimos años, marcada por altibajos que han afectado significativamente la planificación y competitividad del club. El límite de coste de plantilla, que regula el gasto en jugadores, cuerpo técnico y cantera, ha sido el termómetro que refleja el estado económico de la entidad blanquiazul.
En la temporada 2019-20, el Espanyol manejaba un límite de 86,338 millones de euros, pero el descenso a la Segunda división fue el inicio de un desplome financiero. El club vio reducido su margen de maniobra en el mercado a 47,092 millones para la campaña siguiente. La recuperación fue rápida en términos deportivos, ya que el Espanyol regresó a la Primera división en la temporada 2020-21, lo que permitió aumentar su límite a 77,873 millones. Sin embargo, la estabilidad económica no perduró, y en las siguientes campañas el equipo volvió a experimentar una reducción progresiva de su capacidad de inversión, descendiendo hasta los 69,970 millones en 2022-23.
El nuevo descenso en 2023 a la Segunda división, ahora conocida como La Liga Hypermotion, fue un golpe devastador no solo a nivel deportivo, sino sobre todo económico. El límite salarial del Espanyol cayó dramáticamente a 10,071 millones, una diferencia abismal respecto a los 45 millones que manejó en su anterior descenso en 2020. Esta caída abrupta de 35 millones se debe a la acumulación de presupuestos negativos desde 2021 y a la pérdida de ingresos por derechos televisivos. El contraste entre los dos descensos es evidente: mientras en 2020 el Espanyol era el equipo con mayor límite salarial en la Segunda división, en 2023 ocupaba un modesto quinto puesto, por detrás de equipos como Elche, Valladolid, Eibar, Zaragoza y Oviedo.
El Espanyol, que en 2019 contaba con un amplio margen de maniobra económica, hoy se enfrenta a un futuro incierto, condicionado por las limitaciones presupuestarias y la necesidad de volver a construir un proyecto sólido que le permita aspirar a luchar por objetivos más ilusionantes que el de la simple permanencia.