Sin apenas tiempo para digerir la noticia de su renovación, Manolo González se sentó ante los micrófonos de los medios oficiales del club y soltó, como quien se quita un peso de encima, la frase que resume su momento: “Es una responsabilidad y siento mucha felicidad por poder seguir en mi club un año más”. El contrato se extiende hasta 2027, pero ojo, con la letra pequeña bien visible: seguirá en vigor si el Espanyol mantiene la categoría. Lejos de esquivar el reto, el gallego lo abrazó : “Va condicionada a la permanencia en Primera, pero al final las cosas se ganan con objetivos, y si asumimos el de quedarnos en Primera seguiremos en casa e intentando que el Espanyol dé pasos adelante“.
Donde quería estar, sin plan B
El técnico recordó que su historia en Cornellà empezó en el filial y que su primera respuesta sigue vigente: “Llegué para entrenar al filial y rechacé ofertas importantes para entrenar al Espanyol y no me hubiese arrepentido ni aunque siguiera en el filial. Soy muy feliz aquí. Si te llama el Espanyol, el resto sobra”. Palabra de un entrenador que se define como currante antes que figura mediática.
Soñar largo, pero con los pies en el césped
Manolo no se corta al hablar de futuro: “Ojalá pueda estar muchos años en el Espanyol. Y si no, el día que tenga que marchar, que la gente tenga un buen recuerdo de Manolo González, como una persona que se dejó la piel por su club, siendo honesta y trabajadora”. Dicho de otra forma, que el legado pese más que el contrato.
Primera parada: arrancar fuertes
La plantilla ya rueda y el míster ve señales prometedoras: “Estoy muy contento con este inicio porque la gente ha llegado muy enchufada y con ganas de hacerlo bien este curso. Lo principal es salvarse, si puede ser en la jornada 30, mejor, y también queremos mejorar día a día”. El primer amistoso está a la vuelta de la esquina y, aunque suene a tópico, en la Dani Jarque huele a libreta nueva.
El “Euromillón” de entrenar sin pasado de élite
Con el ascenso y la permanencia aún frescos, Manolo recordó lo difícil que es pisar un banquillo de Primera sin haber sido estrella sobre el césped: “Estar en un puesto como el mío si no has sido jugador de alto nivel, es como un ‘Euromillón’. Es complicadísimo. Hay 20 entrenadores en Primera y muchos son exjugadores. A mí me llegó de una manera desagradable por el despido de otros compañeros, pero era una oportunidad y la he aprovechado. Era un salto sin red, porque no podía fallar, pero por suerte lo hemos sacado adelante”.
Entre agradecimientos, tuvo palabras muy especiales para un veterano del vestuario: “Es el jugador que más me ha marcado”, confesó sobre Sergi Gómez, ejemplo -dijo- de profesionalidad silenciosa.
La libreta de siempre, en versión Primera
El estilo, avisa, no se negocia: “Me gustaría que se viera lo que se vio en el filial, que seamos un equipo que tenga la pelota, un equipo ofensivo. En muchos partidos no será posible por el potencial del rival, pero si interiorizas esas cosas puedes dar un paso adelante”. O sea, balón, valentía y cabeza alta, incluso cuando toca remar.
Renovar hasta 2027 no es un premio al pasado, sino un compromiso con el futuro inmediato. Manolo asume el reto con la misma naturalidad con la que celebra un ascenso: sin fuegos artificiales, pero con las ideas muy claras. La pelota, como siempre, decidirá el resto.