Hay frases que resumen a una persona, y lo de Manolo González en su entrevista en Catalunya Ràdio fue todo un resumen de lo que es: honesto, directo, y con los pies más en el suelo que nunca. Sí, tiene contrato hasta junio, con una cláusula que le renueva automáticamente si el Espanyol se queda en Primera. Pero no, no se agarra al papel firmado como si fuese un clavo ardiendo. “Quiero estar donde me quieran”, soltó sin florituras, y ya está. Nada de postureo.
Porque si algo ha demostrado Manolo desde que asumió el mando es que va de frente. Lo hizo cuando recogió un equipo muy tocado en Segunda, cuando consiguió levantarlo en tiempo récord para llevarlo al ascenso, y lo sigue haciendo ahora, con la permanencia en juego y nueve finales por delante. No va de estrella ni se cree imprescindible. “Tampoco quiero estar en un sitio por estar”, añadió, como quien sabe que lo importante aquí no es solo ganar partidos, sino encajar en un proyecto donde todos remen en la misma dirección.
Y ojo, que la confianza en él es total. Desde dentro, desde fuera y desde la grada. Pocas veces un entrenador ha conectado tan bien con el sentir del espanyolismo. No hace falta que se lo digan: Manolo lo nota. “Quiero estar en un sitio donde confíen, que la gente esté de acuerdo con que siga, y que haya la unión que hay hoy en día con la afición y con todos”. Pues eso, que si todo sigue igual de bien, si hay química y si se consigue el objetivo, seguirá. Pero no a cualquier precio.
El club lo tiene claro. La cláusula está ahí, sí, pero nadie se imagina a Manolo renovando a regañadientes ni al Espanyol manteniéndolo por inercia. Esto no va de firmas, va de sensaciones. Y ahora mismo, la sensación generalizada es que no hay nadie mejor para liderar al equipo. Ni en el banquillo, ni fuera de él.
Quedan nueve jornadas, nueve oportunidades para confirmar lo que muchos ya creen: que Manolo es el líder ideal para un proyecto serio, con alma, y con el corazón blanquiazul bien fuerte. Pero él lo deja en las manos de la afición. Y en las del club. Porque, aunque lo tenga firmado, lo que quiere Manolo no es un contrato. Es un compromiso de verdad. De esos que no caducan en junio.