Justo antes de que rodara el balón en un duelo de altura entre el Sant Andreu y la Montañesa, el Municipal del Guinardó vivió uno de esos momentos que se te clavan en el pecho. Entre el olor a césped, los aplausos del público y los recuerdos en forma de camisetas rojillas, el Martinenc le rindió homenaje este miércoles a uno de los suyos. No uno cualquiera. A Manolo González, actual entrenador del Espanyol, pero sobre todo, hombre de fútbol catalán.
Y no podía haber mejor escenario: el Torneig d’Històrics, el torneo que él mismo conquistó en 2017 como técnico del Badalona, volvió a abrirle los brazos. Ocho años después, Manolo no solo volvió al Guinardó, volvió a su casa.
“El fútbol catalán es mi origen, desde donde vengo, y el Martinenc ha sido mi casa muchos años. Siento un orgullo muy grande”, soltó al micro, emocionado. A su alrededor, rostros conocidos, entrenadores de esos que se saben todos los campos de Tercera, y chavales que se miran en él como un espejo posible.
🙌 MANOLO GONZÁLEZ
🎖️ A l’#Històrics25 homenatgem el tècnic del @RCDEspanyol, que sempre ha reivindicat els seus orígens al #futbolcat.
Què li diria a qui comença ara?
🗣️ “Ser bona gent, treballar i si t’arriba l’oportunitat, estar preparat”❤️ Un dels nostres!#SomHistòrics pic.twitter.com/E79mry97tA
— Torneig d’Històrics (@thistorics) August 6, 2025
Porque eso es también lo que simboliza Manolo: que sí, que se puede. Que se puede pasar de ver partidos en campos de tierra a preparar alineaciones en LaLiga. Que el salto no es tan imposible como parece si no dejas de creer. “No he dejado de ser un entrenador del fútbol catalán, de seguir partidos de Tercera, Primera Catalana o Liga Élite. A todos nos puede llegar la oportunidad, a mí por suerte me llegó y la pude aprovechar, pero a veces la diferencia no es tan grande”.
Lo dijo él, que ha subido con el Espanyol a Primera, que ha mantenido al equipo en la élite, y que ahora encabeza un nuevo proyecto con la confianza de todo un club detrás. Pero ni siquiera así olvida lo esencial: “Entre las categorías más modestas y la Primera división hay muchas diferencias en lo que lo envuelve, es más mediático que otra cosa. Hay diferencia de nivel, porque en LaLiga hay jugadores top, pero en el trato de los jugadores es igual que siempre. Yo estoy donde estoy gracias a ellos, porque me lo han puesto muy fácil”.
Y como buen maestro de banquillo, también dejó una enseñanza final para todos los que sueñan con seguir su camino. Una frase que, por cómo la dijo, parecía sacada de una charla de vestuario más que de un homenaje: “Que trabajen mucho y con honestidad, porque si tú haces bien tu trabajo, eres buena gente y sales bien de los clubes, eso te ayuda en otros lugares. Fue un punto clave para ir al Espanyol, porque desde el Ebro hablaron muy bien de mí. Si un día te llega, debes estar preparado”.
Manolo González se fue del Guinardó como llegó: saludando a todos, sonriendo con la humildad intacta, y con esa manera tan suya de caminar entre la gente como si no pasara nada. Como si no fuera él el que ha pasado de los banquillos de Preferente a los focos de Primera. Pero es que tal como dijo, no ha dejado de ser un entrenador del fútbol catalán.