Después de dos días de descanso, la plantilla del Espanyol vuelve hoy a la faena en la Dani Jarque. No hay partido hasta el lunes 15 contra el Mallorca en Cornellà, así que el calendario ofrece margen para trabajar con calma: ajustar detalles, seguir afinando mecanismos y, sobre todo, terminar de integrar a los últimos fichajes.

Mientras los jugadores recargaban pilas, Manolo González aprovechó la jornada libre del martes para escaparse a Madrid. Allí se celebraba en Las Rozas la reunión anual de los entrenadores profesionales de Primera y Segunda, un encuentro que sirvió para intercambiar impresiones y reforzar la unión del colectivo.

En Las Rozas, el presidente de la RFEF, Rafael Louzán, dio la bienvenida a los técnicos con un mensaje claro: “Estáis en vuestra casa, teneros aquí es un placer, además de una muestra de vuestro compromiso hacia el colectivo. Sentiros a gusto y expresar vuestras opiniones, porque son fundamentales para seguir creciendo”. También intervino Francisco Soto, presidente del CTA, que quiso tender puentes con los banquillos: “Vamos a intentar humanizar la figura arbitral y como no puede ser de otra forma, para pedir respeto tenemos que darlo”.
Más allá de discursos y formalidades, la reunión dejó claro que el gremio de entrenadores está más unido que nunca. Manolo, que se colocó en la foto de familia junto a técnicos como Hansi Flick, Xabi Alonso, Valverde o Simeone, también representó al Espanyol en ese foro donde se habló de formación, ayudas sociales y el siempre delicado tema de los contratos.

El míster perico posó como decimos rodeado de nombres de peso del fútbol español, un detalle nada menor para un técnico que en silencio ha ido ganando respeto. No hay que olvidar lo que dijo Alessio Lisci, preparador de Osasuna, antes de enfrentarse al Espanyol en la última jornada reseñando que muchas veces se le niegan a Manolo los méritos por el gran trabajo que está llevando a cabo en el seno blanquiazul: “Es un equipo que está bien porque se ha enfrentado al Atlético de Madrid y a la Real Sociedad fuera de casa y ha hecho cuatro puntos… Manolo González está haciendo un gran trabajo porque ha ascendido, lo ha salvado y este año están bien. Hay que reconocerle porque no se le reconoce a Manolo y tiene un grandísimo valor lo que está haciendo allí”. Y no le falta razón al italiano. Desde que asumió las riendas del primer equipo, Manolo ha conseguido que el bloque compita con personalidad y que el RCDE Stadium vuelva a ser un lugar incómodo para cualquiera.

La historia reciente del Espanyol no se entiende sin el nombre de Manolo González. Lo que empezó como un parche en plena tormenta en Segunda se ha acabado convirtiendo en una de las mejores noticias para el club en los últimos años. Manolo cogió al equipo cuando parecía naufragar, le dio carácter y lo condujo hasta el ascenso. Y no se quedó ahí: lo mantuvo en Primera casi contra pronóstico y, hoy por hoy, lo ha convertido en una de las sorpresas positivas del arranque liguero.
Su evolución ha sido meteórica, pero también muy discreta, sin grandes focos e incluso habiendo de luchar contra las voces críticas en el seno del mismo espanyolismo por no haber triunfado como futbolista a causa de una lesión y su falta de experiencia en la élite. Pese a ello, ha construido un Espanyol sólido, reconocible y con un sello propio: la intensidad. Los jugadores lo repiten a menudo y los rivales lo sufren cada jornada.

Ese reconocimiento que antes parecía negársele empieza a ser general. En la foto de familia de la última reunión de entrenadores en Las Rozas, Manolo posaba junto a técnicos consagrados y lo hacía con la misma naturalidad con la que ha ido escalando en el banquillo perico: paso a paso, sin levantar la voz, dejando que hablen sus resultados.
El Espanyol suma siete de nueve puntos y, más allá de la tabla, transmite sensación de equipo serio, competitivo y con hambre. Y en el centro de todo, la figura de Manolo. Un entrenador que llegó de puntillas y que hoy empieza a hacerse un nombre en la élite.

Ahora, con la vuelta a los entrenamientos, toca centrarse otra vez en lo que importa: el balón. El lunes 15 contra el Mallorca asoma en el horizonte y, con tiempo por delante, la misión es clara: llegar a ese duelo con el motor a punto y con la confianza que poco a poco está recuperando la parroquia perica.
