El Espanyol está de fiesta. No todos los días se cumplen 125 años, y el club blanquiazul ha querido celebrarlo con un gesto que va mucho más allá de lo futbolístico. Hoy, en el Reial Cercle Artístic de Barcelona, se presentó el cuadro conmemorativo del aniversario, una obra firmada por nada menos que Javier Mariscal. Sí, el mismo artista valenciano que convirtió al mundo en fan de Cobi, la mascota olímpica de Barcelona 92, y que ahora se atreve a reinterpretar el sentimiento perico a su manera.
El estilo inconfundible de Javier Mariscal
Mariscal no necesita presentación: lleva décadas mezclando colores, líneas y formas con un estilo juguetón y provocador que siempre da que hablar. Su nuevo cuadro para el Espanyol sigue esa línea. Alegre, lleno de vida y con ese puntito irreverente que lo hace tan suyo. En el centro, cómo no, aparece el Perico, la mascota blanquiazul, rodeado de escenarios que cualquier aficionado reconoce al instante: Cornellà-El Prat y Sant Adrià, dos territorios que laten al ritmo del espanyolismo, enmarcando la ciudad de Barcelona, cuna del club.
Una obra que generará debate, como siempre con Mariscal
La obra no dejará indiferente a nadie, y seguramente habrá debate. Pero eso es precisamente lo que pasa con Mariscal: su arte nunca busca el “me gusta” fácil. De hecho, cuando presentó a Cobi hace más de treinta años, las críticas fueron feroces. Muchos lo rechazaron con dureza, y hoy, mientras la mayoría de mascotas olímpicas se han borrado de la memoria colectiva, el simpático gos d’atura catalán sigue siendo un icono a nivel mundial.
El guiño al sentimiento perico
El cuadro del 125.º aniversario tiene algo de eso: un homenaje que quizá choque a primera vista, pero que está pensado para perdurar y convertirse en parte de la identidad del club. Un guiño artístico en un año en el que el Espanyol vive un momento de transición, con nueva propiedad y con el eterno reto de mantenerse fiel a su esencia.

Mariscal: “Los colores blanquiazules tienen mucho potencial”
El artista dejó unas cuantas frases que retratan muy bien su forma de ver la vida… y también al Espanyol. En un discurso políticamente incorrecto e irreverente -“He venido a hacer el punky” ha reconocido- el creador valenciano explicó su conexión con los blanquiazules desde un prisma muy suyo.

“Mi quiosquero del Born, Juan Viso, es perico, y a veces estaba triste porque su equipo perdía. Sabía que tenía que ir con cuidado con lo que hacía”, cómo la pasión por el fútbol se cuela en la vida cotidiana, hasta en conversaciones de barrio. Una muestra de que, incluso sin estar en primera línea de los estadios, el sentimiento perico está presente en cada esquina de la ciudad. Para el artista, “los colores blanquiazules tienen mucho potencial”. Detrás de esas palabras hay algo más que una frase bonita: es la visión de un creador que sabe del valor de la identidad y cómo puede proyectarse hacia afuera.
Mariscal también confesó lo que le atrajo de la génesis del club: “Me gustó mucho la historia de un equipo en el que los extranjeros no dejaban jugar a los de aquí, y entonces hicieron un equipo de españolitos”. Una reflexión que conecta con el origen del Espanyol, fundado precisamente por jóvenes universitarios locales en una época en la que los equipos estaban dominados por jugadores foráneos.
Eso sí, el artista dejó claro que el ambiente en los campos de fútbol no es lo que más le atrae: “No me gusta ir a los estadios de fútbol porque se insulta mucho, deberíamos decirle al portero ‘guapo’, aunque sea el del Barça. Esto de los insultos lo tenemos que cambiar”. Una reflexión que, aunque suene en tono de broma, abre un melón serio: la necesidad de rebajar la tensión en las gradas y recuperar un espíritu más sano y divertido en el fútbol.
En cualquier caso, Mariscal lo tiene muy claro: “Si tengo que elegir un equipo elegiría el Espanyol”. De hecho, el artista, que ha recibio el carnet de socio del club, ha dejado ir que el pico de su Perico es largo para tapar el Camp Nou.
Un recuerdo para la historia blanquiazul
Más allá de los gustos, lo que queda claro es que el club ha querido ir a lo grande. Y Mariscal ha respondido con una pieza que, como todo lo que hace, tiene sello propio. Puede gustar más o menos, pero de lo que no hay duda es que, igual que pasó con Cobi, con el tiempo este cuadro también acabará formando parte del recuerdo y el orgullo de ser perico.