Miguel Rubio ya tiene el futuro resuelto, pero no ha dejado de rendir en el presente. El central madrileño, que reforzará la defensa del Espanyol a partir del próximo verano, atraviesa su mejor momento de la temporada en el Granada. Cuando muchos pensaban que, con el contrato a punto de expirar y el acuerdo con el club blanquiazul cerrado, podía desconectar o perder peso en el equipo, ha sido justo al revés. Se ha ganado el sitio en el once a base de trabajo, regularidad y compromiso, demostrando que su profesionalidad está muy por encima de cualquier especulación.
Rubio, de 27 años, firmará por tres temporadas con el Espanyol. El club blanquiazul se movió con inteligencia en el mercado aprovechando que el zaguero terminaba contrato este verano y era libre para negociar desde enero. Será una incorporación a coste cero que, por el rendimiento que está ofreciendo en este tramo final de curso, apunta a ser una operación muy acertada. Central sobrio, con buen sentido táctico y jerarquía, Rubio ha sido el defensa más utilizado esta campaña en un Granada castigado por las lesiones en la línea de atrás.
Pese a no ser un jugador que acapare titulares, ha ido creciendo en silencio hasta convertirse en una pieza clave. Su rendimiento ha sido especialmente sólido en las últimas jornadas, en las que ha encadenado cinco titularidades consecutivas. En el último partido ante el Almería, ofreció probablemente su actuación más completa del curso: serio en la marca, preciso en la anticipación y contundente en los duelos. Como guinda, marcó un gol. «Estoy también muy feliz por haber podido ayudar al equipo con un gol. Llevaba tiempo buscándolo y se me ha resistido un poco y espero que haya más», declaró tras el encuentro.
Su trayectoria esta temporada ha tenido altibajos, marcada por algunos problemas físicos y por los cambios en el banquillo. Fue titular con Paco López y también con Alexander Medina, aunque con la llegada de Escribá perdió presencia y tuvo que esperar su momento. Lo ha aprovechado. Desde que el equipo encajó una dura derrota en Córdoba —con él fuera del campo—, no ha vuelto a salir del once.
Miguel Rubio llegó al Granada en 2021 y ha vivido de todo: un ascenso, un descenso, y ahora la pelea por volver a Primera. Tres temporadas en las que se ha ganado el respeto del vestuario y del entorno, alejado siempre del ruido mediático. Su perfil discreto, casi académico (no en vano es ingeniero aeroespacial), no debe engañar a nadie: sobre el campo es competitivo, serio y fiable.
El Espanyol no solo ficha a un central de garantías, sino a un futbolista maduro, con experiencia en situaciones límite y que ha demostrado estar a la altura incluso cuando su futuro ya estaba decidido. Su incorporación, junto a la del joven delantero Marcos Fernández, procedente del Betis B, forma parte de una planificación que busca talento a coste cero para consolidar el proyecto.
Y si nada se tuerce, Miguel Rubio llegará a Cornellà con la carta de presentación de haber dejado el Granada peleando por subir. Una despedida profesional, a la altura de quien no ha dejado de sumar hasta el final.
