Hace justo un año, Nico Melamed decidió cerrar una etapa y apostar por una nueva. Dejó el Espanyol, recién ascendido a Primera, y rechazando la propuesta de renovación blanquiazul puso rumbo al Almería con una oferta económica muy potente bajo el brazo y la promesa de volver por la vía rápida a la élite. Hoy, doce meses más tarde, esa apuesta está más cerca de ser un error que un acierto. Porque el Almería, pese al esfuerzo, quedaba anoche fuera de la final del playoff de ascenso a manos de un Oviedo que, con menos cartel pero más pegada en el momento clave, le cerró las puertas del cielo.
Lo de Nico fue una decisión que puede considerarse incluso valiente, pero también muy arriesgada. Dejó atrás su casa, su club de toda la vida, el mismo con el que había celebrado un ascenso épico de la mano de Manolo González. Y lo hizo convencido de que el camino por Segunda iba a ser breve. “Este año quiero vivir exactamente lo mismo y ascender como sea con este equipo al que amo tanto”, decía hace apenas unas semanas en declaraciones recogidas por medios almerienses. Pero el fútbol no siempre escribe los guiones que uno espera.
La temporada del Almería de Rubi, otro ex perico alejado de la primera línea, ha sido irregular, con demasiadas dudas a domicilio y una eliminatoria ante el Oviedo que, pese a los buenos tramos de juego, acabó condenando sus aspiraciones. Melamed, protagonista en el tramo final del curso de los indálicos, incluso estrelló un misil en el larguero que pudo haber mandado el partido a la prórroga. Pero ni el balón quiso entrar ni la suerte estuvo de su lado. Tampoco ayudó a dejar un buen sabor de boca su expulsión en la recta final de la temporada regular, un gesto de impotencia que él mismo reconoció como un error: “No estoy nada orgulloso de lo que hice en ese momento… me arrepiento porque eso no forma parte de mí”.
El resumen no es amable. Melamed dejó un Espanyol que este curso ha jugado en Primera y que volverá a hacerlo la temporada que viene. Mientras tanto, el mediapunta catalán se queda de nuevo en Segunda. Y, lo que es peor, en un Almería que empieza ahora una nueva etapa tras la salida de Turki Al-Sheikh y que aún no ha dado pistas claras sobre su rumbo.
Lo cierto es que Nico se fue dolido. Lo dijo sin rodeos: “Sentí poco interés por parte del club”. Aseguró que esperaba más cariño, más implicación de quienes mandaban en los despachos del Espanyol. “Quizás esperaba otro tipo de actitud, sensibilidad, talante…”, lamentaba en una entrevista en Marca. Pero lo que pintaba como una fuga hacia un destino prometedor, ha acabado siendo un callejón sin salida. Un año perdido en lo deportivo.
Ahora, el futuro vuelve a estar abierto. Si el Almería no le encuentra una salida, Melamed tendrá que seguir en LaLiga Hypermotion, lejos del escaparate que había deseado. Y mientras tanto, desde la distancia, verá cómo el Espanyol disputa otra temporada más en Primera. Quién sabe si, en algún momento, volverán a cruzarse los caminos. Pero lo que está claro es que, a día de hoy, su apuesta no le ha salido bien, al menos en lo deportivo.