Omar El Hilali no se esconde. Ni en el campo ni fuera de él. En una entrevista concedida a betevé, el lateral derecho del Espanyol ha hablado sin rodeos sobre dos temas muy distintos pero igual de delicados: su renovación con el club y su visión sobre la inmigración y el racismo. Lo ha hecho con naturalidad, pero también con una contundencia poco habitual en el mundo del fútbol profesional, donde muchos prefieren mantenerse al margen de los debates incómodos. Él no.
La renovación, en el aire
Lo primero que ha querido dejar claro Omar es que, pese a todo lo que se ha comentado en las últimas semanas sobre una posible mejora o extensión de su contrato, no hay absolutamente nada en marcha: “El Espanyol todavía no ha hablado ni conmigo ni con mi representante”. Así de tajante. De hecho, asegura que fue un amigo quien le escribió para preguntarle si era verdad eso que se estaba diciendo en los medios. “Me enteré por la prensa”, comenta, entre resignado e incrédulo.
El lateral, que renovó en diciembre de 2023 hasta 2027, tiene actualmente una cláusula de rescisión de 15 millones de euros, una cifra baja teniendo en cuenta su proyección y la atención que está despertando en ligas como la Premier. Con 37 partidos disputados la pasada temporada, consolidado en el once titular de Manolo González y convocado ya por la selección absoluta de Marruecos, El Hilali se ha convertido en uno de los activos más valiosos del equipo. Por eso sorprende que desde el club no se haya dado todavía ningún paso para blindar su continuidad más allá de lo firmado.
Eso sí, él lo tiene claro: quiere quedarse. Aunque deja la puerta entreabierta: “Queda mucho mercado por delante”, advierte. Un mensaje directo a la dirección deportiva: si no hay movimientos, otros clubes podrían aprovechar la situación.
“Hay pocos que vienen a delinquir, pero nos hacen daño a todos”
Pero la entrevista va más allá del fútbol. Preguntado por los problemas sociales relacionados con la inmigración, el racismo y los prejuicios, Omar habla desde su experiencia personal. Hijo de padres marroquíes, nacido en L’Hospitalet de Llobregat y criado en una familia humilde, sabe de lo que habla. Y lo cuenta sin victimismo, pero con una claridad que remueve.
“Son pocos los que vienen a delinquir, pero nos hacen mucho daño”, afirma con rotundidad. “No solo los marroquíes, también los de Rumanía o de donde sea… La mayoría viene a trabajar y a ganarse el pan, pero hay una minoría que no, y eso mancha nuestra imagen”.
No se queda ahí. Va más allá: “No sé cómo están las leyes, pero si una persona viene aquí, tiene oportunidades y no las quiere aprovechar, no queda otra que devolverla de donde ha venido”. Un discurso que mezcla firmeza y desencanto, y que él mismo reconoce que no siempre es fácil de verbalizar, sabiendo lo que implica ser un referente para muchos jóvenes hijos de inmigrantes.
Una anécdota que lo marcó
Durante la entrevista, El Hilali recuerda una experiencia que lo golpeó especialmente: “Mi madre estaba en una tienda con mi sobrino y la acusaron de haber robado. Cuando llegué yo y vieron que era su hijo, la cosa cambió. Le pidieron perdón”. Un episodio doloroso que, sin embargo, no es un caso aislado. “No puede ser que porque unos inmigrantes sean delincuentes, tengamos que pagarlo todos los demás”, reflexiona.
Esa misma sensación la ha tenido él en carne propia: “Cuando la gente no sabe que soy futbolista, me miran como si hubiera cometido 40 delitos. Y eso duele. Nos perjudica a todos”.
Su elección por Marruecos
Por último, también hubo tiempo para hablar de su decisión de representar a Marruecos a nivel internacional. Pese a haber nacido y crecido en Catalunya, Omar optó por los colores de sus raíces: “España me lo ha dado todo, he nacido aquí. Pero cuando llegó el momento de decidir, elegí el país de mis padres. Ellos están muy orgullosos”.
Una elección que no es ni mucho menos una renuncia a España, sino un gesto de gratitud hacia su historia familiar. Y también un símbolo de que se puede ser de aquí y de allá al mismo tiempo, sin renunciar a nada.

