La opinión de Juan José Caseiro tras el Espanyol – Albacete:
Dijo Felipe II en 1588 “que no envió sus naves a luchar contra los elementos” y aún hoy se pone en duda su autoría de la frase. Quizá se la podría atribuir Manolo González, que bastante tuvo que lidiar con valientes manchegos convertidos en gigantes como veía el Quijote, porque el señor De la Fuente Ramos se convirtió en ese elemento que casi tumba a la Armada blanquiazul.
La antesala del gol de Melamed nace en un paradón de Joan, consagrado en la titularidad. A Omar le atacaba ese demonio que es Fuster y la andadura por el partido tuvo demasiadas estrías; a Víctor le taparon la salida y recurrió al oficio para certificar la victoria. El clásico susto de Cabrera que no borre todo lo que tapó y Brian frenó a tiempo el cable suelto y completó el trabajo defensivo.
De Gragera parte la tela de araña que enredó al Albacete, siempre que no le pitaran falta. Aguado fue victima de este fútbol del nuevo testamento en una tarde plomiza y Nico traía ruido de sables por su futuro y solo el gol borra el juego, pero no el run-run.
Empatar pronto fue esencial y Jofre hizo el gol que liberaba la ansiedad. Lo que disminuyó Puado en ataque lo aumentó en defensa y Braithwaite se consumió en una pelea solitaria y obligatoria para completar el esfuerzo del grupo.
La roja trastocó los planes y los cambios hablaban de necesidad: Keidi fortaleció la parcela, Sergi se sumó al acorazado defensivo y a Milla le dio tiempo a sumar y casi sentenciar. Gastón, que rima con ‘bastión’, fue vital.
De un cántico de las gradas de Sarriá en los 80, ha salido el último slogan motivador. Que así sea y si me lo permiten, nada mejor que haberlo presentado el día que le hemos dado voz a Jordi Sabaté, ejemplo vital de cuatro palabras que dicen que él y nosotros estamos preparados para “luchar hasta el final”.
Juan José Caseiro