Un Nico que chuta como solo él chuta. Un míster que a partido que pasa más claro deja que es para el Espanyol. Un banquillo que en la Nova Creu Alta demostró que tiene estrella. Y un equipo que está haciendo de su oficio y paciencia su mejor virtud hasta que su juego no brille y el gol se convierta en pandemia. Sin duda la mejor arma para una Segunda en que lo que cuenta son los puntos. Y estos, por suerte, por ahora abundan. 10 en el casillero y cero goles encajados en cuatro partidos. Si eso no invita al optimismo, apaga y vámonos. ¿Falta solvencia? Está claro. ¿Hay que fichar un delantero? Se necesita como el comer. Pero si de algo va sobrado este equipo es de talento, ayer varios estuvieron por encima de la media, y de capacidad por no perder la cabeza. De ser humilde y trabajador. Y el mejor abanderado de ello es un Diego López que a partido que pasa más inspirado está y decisivo es. Porque Nico no tiene presión y sí mucho descaro y soltura, de ahí a ese gol tan importante, pero el de Paradela, una vez más, también puso su granito de arena para que se sumara.
¡Bienvenidos!
Eso es lo que tantas ganas teníamos de decirles a muchos de los que la temporada pasada se contagiaron del virus de la desidia y se abonaron al fallo. Bienvenido fue ayer un Monito que tras el pitido inicial se vistió de ‘King Kong’, dijo aquí estoy yo. Y Vicente Moreno tomó nota. De hecho ya dijo que, “tendrá oportunidades, por su puesto”. Estas se ganan en el verde y el argentino así lo hizo. Darder, pese a seguir en la mediapunta pareció despertar del letargo. David López dejó unos cambios de orientación que en la grada de Cornellà hubieran propiciado ovación segura y Calero, ¡ay Calero! ¡El fichaje del verano! Lo que hace la confianza de un míster… Él solito ha logrado que no haya debate, si no sale nadie atrás no hace falta traer a un central. Él se ha propuesto ofrecer garantías, e incluso asistencias. Medio gol del triunfo fue suyo. ¡qué bueno tenerte de vuelta Fernando! Y puestos a dar ya la bienvenida, también se la damos a Keidi Bare. Inscrito ya, convocado y debutante en unos minutos finales donde el partido pedía un esfuerzo final. Y así lo entendió un míster que con sus cambios también contribuye en ganar partidos. Que con su idea de adaptarse a todo y bajar al barro ha dado en el clavo. Y que, con el permiso de Rufete, ha hecho los mejores fichajes del verano recuperando a los anteriormente mencionados.
Recuerden su nombre
Nico, un chaval de 19 años de Castelldefels, parece empeñado en que la gente recuerde su nombre. El de un chaval que hace poco más de un año decía que “desde pequeño siempre soñé con debutar algún día con el primer equipo”, y que ayer, tras el encuentro, era claro y conciso en sus redes: “Otro sueño cumplido”. Y por suerte, este sueño va a seguir. Nico será blindado, Nico es la gran esperanza, otro triunfo de la cantera, otro jugador insignia. Y eso para el Espanyol es puro oro. Cuídenle, nos va a dar tardes de buen fútbol y alegrías. Y es que tiene algo diferente al resto; le hace falta muy poco para liarla. Todo lo contrario que a una línea atacante que ni con RDT, que sigue de suplente, con semblante enigmático y sin ser él, hay paraíso. No todos los días suena la flauta y ocurre lo del Tartiere -dos goles en ocho minutos-.
Infinidad de ocasiones y el gol convirtiéndose en una utopía. Porque ni Puado, que tuvo de las más claras, ni Wu Lei -máximo artillero del equipo la temporada pasada-, que de nuevo, pese a toda la entrega del mundo, volvió a demostrar que necesita una docena para que entre una, no hay nadie con el descaro del ‘33’. Así que por favor, por lo que pueda pasar, ¡traigan a un delantero! Cada día queda más claro que el gol sí puede ser un dolor de cabeza real para Vicente Moreno. Pues parece que RDT ha dejado de ser nuestro agente 007 en la misión del gol.