Escribí hace un tiempo por aquí que el fútbol y la situación actual podían dar una vuelta de tuerca al drama que parecía ser estar en Segunda en septiembre. Pensaba y pienso que un Espanyol líder en Segunda, ganando y revalorizando su plantilla es mucho más llevadero hoy que un Espanyol penando en Primera y sufriendo por no bajar, en un momento en el que quedarse fuera del tren de la Liga es perder la pista para siempre (ver casos como Real Zaragoza, Deportivo…). Siempre que el ascenso se consiga, sigo convencido de que el Espanyol volvería a Primera con mejores mimbres, plantilla y salud de club que diez equipos de los que hoy compiten en la Liga Santander.
Para que el ascenso se logre hay que seguir ganando, haciéndose fuerte en casa y concienciando a todos de que va a ser una lucha sin cuartel ante Mallorca, Almería y quizá Leganés. Los dos primeros se llevarán el botín, los otros dos deberán jugársela en la lotería de la promoción.
Para esta empresa tan difícil de conseguir, el Espanyol parece haber dado un paso adelante en dos aspectos al margen del fútbol: la posición ante las injusticias arbitrales y ante el mercado de fichajes. Al escándalo de Las Palmas respondió con agilidad en redes y a través de un estudioso vídeo sobre los errores que ya ha hecho llegar a quién compete. Sin poder tener la locuacidad de Luis García en sala de prensa, es bueno que el Espanyol mantenga esa línea.
En cuanto al mercado, el club mantiene a RDT en una burbuja comunicativa que, si bien impide que el Espanyol tenga una mayor visión a nivel nacional y más en tiempos de pandemia y Segunda, sí que va a hacer que el mercado invernal pase rápidamente y se llegue a febrero con RDT en el mismo sitio que ahora: en la punta del ataque. Es una gran señal la que manda la propiedad que, desde un primer momento, no ha rebajado ni un punto sus pretensiones: subir con la plantilla actual y con el único objetivo del ascenso más allá de las tentaciones del mercado. Los millones que se podrían ingresar hoy por RDT son pecata minuta comparados con los años de bonanza que pueden llegar en Primera a partir de junio si el club salva el escollo de su vida, venda o no entonces al delantero madrileño. Quédense todos quietos, asciendan y entonces en verano vamos a ver qué réditos saca todo el mundo tras esta temporada que, ahora que llega al ecuador, no me parece tan dramática como se podía esperar.