A hora que parece que las aguas han vuelto a su cauce y el guirigay mediático alrededor de la posible venta de las acciones de Dani y Condal ha cesado, es el momento de plantear el tema más a fondo.
Me niego a ver el ‘problema’ como un asunto particular de unos accionistas que quieren recuperar sus avales, algo a lo que, por otra parte, tienen todo el derecho ya que si contrajeron esos compromisos fue por el bien del club y no por el suyo propio. Pero, como digo, quién dirija las riendas del club y pueda decidir sobre su futuro es algo que nos atañe a todos.
Y ocupado como estoy en el tema no dejo de ver por todos lados señales que nos afectan. Leo en la prensa que España está de moda entre los grandes fondos de inversión. El 43% de la bolsa está en sus manos; el peso de la inversión extranjera está en el nivel más alto de la historia, tres puntos por encima de la media europea. El segundo mayor propietario de acciones de la bolsa son las familias. Los inversores extranjeros y las familias han ocupado el hueco que han dejado el Estado y la entidades financieras.
Las familias. ¿No les suena ese concepto? ¿Qué fue del peso de ‘las familias’ en el Espanyol? ¿Han desaparecido? ¿Se han vendido el patrimonio?
La rentabilidad de las inversiones en España, supongo, que se debe principalmente a que se compra barato. Que sería el caso del Espanyol. Porque, por lo que yo sé, una de las ofertas (la que estaba más avanzada) no desembolsará más de 30 millones. Pongamos cincuenta como mucho, para ir más ‘holgados’, pero el grueso de la operación no es más que un cambio de banco, que es quien realmente ‘cubre la apuesta’. Una compra de acciones de Dani-Condal, que, a la baja, será de unos 6 millones de euros y la ampliación de capital de 27, en la que deberían invertir 8 ó 9 para cubrir su 32%, y lo que destine a reforzar al equipo y los pagos corrientes con Hacienda. Un poco más si también compran el 8% de Beltrán-López, pero, insisto, no creo que sea más de 50 millones. Que sí, es dinero, pero tampoco es tanto si tenemos en cuenta lo que genera el club. Además, Cerberus, que es de quien hablamos, cuenta con el compromiso de varios accionistas pericos de ir a la ampliación aportando unos 6 millones de euros.
Pero volvamos al principio. ¿Estamos tan mal que necesitamos vender sí o sí?
¿Cuál es el dato objetivo que se mira para comprar una empresa? El Ebidta: resultado antes de impuestos. En el último ejercicio se hizo mucho hincapié en que ese factor en el Espanyol era positivo. A pesar del agujero que ha supuesto la ‘huida’ –presunta aún- de Power8, siempre se ha estimado en cinco millones anuales la diferencia entre lo que ingresamos y pagamos. Luego los 6 ú 8 millones más que llegarán de la televisión taponan esa vía y nos ponen en números positivos. Otra cosa es la deuda a corto y las exigencias de Hacienda. Luego, y aunque no soy un experto, creo que una vez superada la crisis podemos concluir que nuestro problema es financiero.
Según declaró en una entrevista el administrador concursal de un equipo de fútbol, los clubes son las entidades más fáciles de gestionar. No se lleven las manos a la cabeza todavía. Según este buen señor, del que no recuerdo el nombre, por su experiencia, negocios en los que al principio del ejercicio ya sabes lo que tendrás que gastar y lo que ingresarás son un ‘chollo’, porque la mayoría de empresas no sabe qué ocurrirá a lo largo del año. ¿Se venderá, no se venderá? En cambio, en el mundo del fútbol sabemos con lo que contamos: ingresos por televisión, patrocinios, publicidad. Incluso hay premios económicos por el camino que ayudan… Vale que está el fantasma del descenso, pero si en veinte años lo hemos eludido no tenemos por qué temer una catástrofe.
Con todo ello creo que el Espanyol realmente necesita un empujón económico para ponerse en primera línea y convertirse en un equipo puntero y rentable, pero no hace falta casarse con cualquiera para conseguirlo.
Y puestos a hacer preguntas. ¿Por qué no hay nadie dispuesto a invertir en el Espanyol de nuestro entorno, pericos incluidos y hay que ir a buscar tan lejos? A bote pronto se me ocurre que los de aquí temen que el gigante ese que aparece en el anuncio de la lengua es demasiado grande… El miedo es libre.