Ahora sí. Sin pasar por alto los amistosos disputados y los tres partidos de previa de Europa League que el equipo ha resuelto con solvencia, ha llegado la hora de empezar a despeinarse. Con eso no quiero decir que el Espanyol vaya sobrado, ni mucho menos, pero la realidad es que el nivel de exigencia que han tenido los de Gallego hasta el día de hoy ha sido muy de pretemporada. Con un título de altos vuelos sí, pues en juego está empezar a disputar realmente lo que es la Europa League, pero no será hasta este domingo ante el Sevilla cuando el equipo pueda ser testeado y entonces sí se puedan extraer unas primeras conclusiones.
Hasta ahora todo ha sido un camino de rosas, una puesta a punto para que el engranaje se fuera ensamblando bien aunque un poco a marchas forzadas por lo temprano que se ha tenido que empezar a competir.
Parece Gallego tener un once muy claro con casi todas sus piezas seguras y con la única duda de Víctor Sánchez o Darder en la sala de máquinas. Pero bien, ahora toca empezar a afrontar dos competiciones y por lo tanto será un buen momento para ver cómo empieza a gestionar el míster lo que espero que se convierta en una bella y bendita costumbre. Este tiene que ser un gran año. No paro de repetírmelo. Por lo tanto, veremos cómo gestiona los minutos y las competiciones, cómo y cuándo realiza rotaciones, si va a tener un equipo más definido para lograr el pase a la fase de grupos y otro que intente firmar un buen arranque liguero, o si va con todo y empieza a exprimir físicamente a su once tipo.
Sea lo que sea, lo que está claro es que debemos disfrutar de todo esto mientras dure. Nunca se sabe lo que puede pasar y por ello, vivamos el hoy, disfrutemos de este momento.
