Volvió el sentimiento de frustración. ¿Pensábamos que eso ya era historia? Pues de bruces con la realidad en Granada. Y las palabras en la rueda de prensa previa al partido de Abelardo retumbando en nuestras cabezas: “Pelearemos por la salvación, pero hasta el final no lo lograremos”. Una frase que resume muy bien lo que se vio en el Nuevo Los Cármenes. Mucha lucha, opciones de sacar algo positivo, pero dosis de realismo y, lamentablemente, de errores inexplicables que fueron determinantes. Ya saben, en casa del pobre la alegría dura poco.
Está el Espanyol en el camino, sí, porque es innegable que a nivel de juego el equipo estuvo bien y que solo transitando por esta senda llegarán los ansiados triunfos. El problema es que a estas alturas y siendo colista el tiempo apremia y lo que cuentan son los resultados, los cuales, quizás, tanto al equipo como a la pericada le han pasado una mala jugada y le han distorsionado la realidad. Vuelvo al speach del míster: “La permanencia no es algo que se vaya a conseguir en cinco o seis jornadas, debemos esforzarnos mucho. Las sensaciones del equipo han sido muy positivas hasta ahora. Todos los partidos van a ser a cara de perro”. Poco más que añadir. Tal cual se dio.
Duele ver como se sabotearon ellos mismos, pese a que en varias ocasiones, el último Dídac este lunes, admiten que “el primer mensaje del míster está claro: no conceder atrás y ser contundentes”. Les va la marcha…
Y ya saben, las cosas que tiene este deporte, fallar y pagarlo caro en un abrir y cerrar de ojos. Pasar del 0-2 al 1-1 tras un gran fallo con todo a favor, y otro igual o más preocupante, pero lamentablemente más determinante, en defensa. Uno más. El de rigor de cada partido. Porque hay cosas que, pese a la llegada de Abelardo, con el que han habido muchos brotes verdes, no cambian. Como tampoco cambia la trascendencia de R.D.T. en el equipo. ¡Qué bestia! Nuevo Juan Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como. Provocó un penalti justito y desde el punto de castigo no perdonó. No falló a su cita con el gol. Sigue pulverizando registros. A gol por partido. ¡Menudo seguro de vida! Pero ya lo vieron, con una línea de medios y delantera a la altura de las circunstancias no es suficiente. En defensa, Cabrera y poco más. El desembolso de Chen no ha dado para una retaguardia que jornada tras jornada queda retratada, y eso cuesta puntos. Así, la lucha se pone muy cuesta arriba. Hay que remar el doble.
¿Millones para qué?
Hay que celebrar el desembolso que ha hecho el presidente, pero, como decíamos, los 40,5 kilos invertidos se diluyeron en una nueva demostración del amplio abanico de errores que comete este equipo desde el inicio de temporada. Y uno de ellos fue la pérdida de Naldo cerca del área cuando no se habían ni disputado 20 segundos de la segunda parte. Inadmisible. Imperdonable. ¡Qué forma de tirarlo todo por la borda! Y claro, no iba a desaprovechar el Granada un regalo así. 2-1 y a remar. Vuelta a empezar. Déjà vu.
Si a ese panorama le añades que la suerte te es esquiva, todo se complica en demasía. No será por centros, sensación de peligro y remates, pero no hubo manera. Quería el Espanyol, firmaba buenos minutos, pero la losa del error de Naldo, sin pasar por alto tampoco el del primero, era demasiado pesada. ¡Qué rabia! Este, visto lo visto, era un partido para llevarse los tres puntos. De primeras nadie contaba con irse de la ciudad nazarí con los tres puntos, pero viendo la producción ofensiva del equipo, no hubiera sido nada descabellado. Pero ayer el Espanyol le falló a la historia, no reconquistando Granada, y a su objetivo de salvación yéndose de vacío del Nuevo Los Cármenes, que resistió al asedio de un equipo que sigue estando obligado a sumar la mitad de los puntos en juego. Mallorca marcará el destino. Será entonces cuando se podrá determinar, en gran parte, si realmente este equipo será capaz de sobreponerse a todo y salvarse. El primer triunfo en casa debe llegar por lo civil o por lo criminal.